Xfail.

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Año 4983 del Imperio Primordial
Altea, capital del reino Xfail

Miles de años han pasado y las personas olvidaron el dolor y la pena de los abismales, en el seno de una familia noble, una de las mas poderosas del clan luego de la familia real, un niño nació y todo el clan se regocijo. Un niño d piel pálida y cabello y ojos color rojizo oscuro que daba a parecer como si lo hubieran bautizado con el mejor de los vinos.

Sus padres son el gran comandante Kion Xfail, protector de Altea y la sacerdotisa Sona Scalion, una de las líderes principales de la religión en el reino. Un aura cálida emanaba del cuerpo del alegre recién nacido mientras reía en los brazos de su madre y esta podía sentirla perfectamente.

-Tienes un aura amable mi vida, seras un gran hombre algún día,  nosotros haremos que así sea.- dijo su madre mientras pasaba al hijo a brazos de su padre.

-Tu madre tiene razón pequeño, yo te convertiré en el mejor guerrero del clan, tendrás un brillante futuro hijo mio.

Llamaron al niño Arukon, que significa calidez, y este tuvo la infancia privilegiada de un noble del clan principal; desde pequeño demostró gran habilidad con la espada y su padre lo entrenaba siempre que podía, su talento era tal, que de los hijos del clan, el era el que se veía mas digno de heredar el trono y la armadura de rubí.

Pero a pesar de tenerlo todo, el muchacho era amable y humilde y aunque todos le dijeran que seria el claro heredero del clan, el no se sentía digno de tal honor, odiaba la idea de que le entregaran el trono por su posición y no porque el se lo gano, así que todos los días entrenaba duro para algún día ser suficientemente fuerte para ganarse el trono.

Sus padres entendían sus deseos y en todo lo apoyaron, el todos los días iba a unas cascadas a las afueras de la ciudad donde entrenaba y hasta el cansancio. Pero un día pasaría algo que cambiaría su vida para siempre.

Arukon tenia 15 años y, Como todos los días se encontraba al pie de aquellas hermosas cataratas blandiendo su espada con destreza hasta que escucho algo y se dio cuenta de que no estaba solo. De entre los arboles salieron seis hombres armados con espadas y con actitud amenazante, bandidos.

-Pero miren quien tenemos aquí, que haces tan solo en este bosque pequeño.- Dijo una de los asaltantes con una sonrisa arrogante.

-Seguro que esta jugando a ser Valkiria.- dijo otro de ellos casi aguantando la risa.

(Dato: a los hombres portadores de armaduras primordiales se les llama caballeros y a a las mujeres Valquirias.)

Arukon sol se quedo en silencio empuñando su espada, estaba asustado como cualquier muchacho lo estaría en esa situación, pero no lo demostraría, si no podía con seis brutos, jamas podría heredar el trono.

-Muchachos fijense bien, una espada con rubíes incrustados en la empuñadura.

-Además de ese color de cabello y esos ropajes, solo los nobles del clan principal los tienen.

-¿Como te llamas muchacho?.- pregunto al fin el primero que hablo.

Arukon no se quedaría con sus provocaciones, si querían pelea, la obtendrían.

-Mi nombre es Arukon Xfail y les recomiendo que se vayan ahora mismos si no quieren que un niño los derrote y los escolte a los calabozos.- Dijo el muchacho con valor y orgullo.

-Jajaja, nos salio valiente el muchacho Eh? Si lo capturamos, ¿Cuanto creen que nos pagarían por el rescate?.

-Mucho dinero sin duda, niño, nos llevaras con tus padres.- dijo el líder de los bandidos antes de abalanzarse sobre Arukon.

Este con destreza bloqueo su ataque y contraataco haciendo un profundo corte en la muñeca del otro.

-Ahhh, M..maldito mocoso, Ataquen.- dijo el hombre gimiendo de dolor.

Tres de ellos atacaron a la vez, Arukon tuvo que esquivar sus ataques y responder con fiereza, logro tumbar a uno de ellos pero los otros seguían presionando fuertemente. No estaban tirando a matar, pero aun así estaban siendo muy agresivos, si era necesario lo llevarían mal herido.

Uno de ellos logró acorralarlo contra un árbol y hacerle una herida en el hombro izquierdo, Arukon seguía respondiendo aun con esa herida, no podía rendirse, que clase de heredero seria si bandidos de poca monta lo derrotaran, estaba a punto de fulminar a otro de ellos cuando sintió un fuerte golpe detrás de su cabeza, el primero, aun cubriéndose la herida en la muñeca lo había golpeado con el pomo de su espada.

-Mocoso, denle una lección.- dijo y, acto seguido, todos los demás comenzaron a golpearlo y patearlo con fuerza. Su vista ya era borrosa y en su boca había un fuerte sabor a sangre cuando de repente de escucho una voz que llamo la atención de sus atacantes haciendo que dejaran de atacarlo.

-¡Alto!.- se oyó desde lo alto de la catarata.

Arriba de esta se podía divisar la silueta de una persona, borrosa por la espuma del agua, pero sus ojos no le estaban jugando una broma cuando vio que de la espalda de esta figura surgía dos enormes alas y de un potente aleteo se levanto del suelo y, mientras una potente ráfaga de viento golpeo el rostro de los presentes, esta aterrizaba entre los hombres y el herido cuerpo del muchacho.

La mujer traía puesto una camisa de cuero fino con mangas largas color marrón claro y pantalones largos del mismo material y color, descalza, de rostro angelical, cabello ondulado color miel y ojos como un par de zafiros, sus alas eran enormes, tan grandes que las arrastraba y de plumas de color blanco puro. Era una figura hermosa, y amenazadora.

-Como pueden dañar a tal grado a este muchacho, a veces me sorprende la maldad que puede albergar el corazón de algunos hombres.- dijo, su voz era melodía a los oídos de cualquiera, pero sus ojos color azul profundo irradiaba una ira que le helaría hasta los huesos hasta al mas valiente de los héroes.

-Maldición, una Aesir, mi suerte no podría ser mejor.- dijo el líder.- siempre he querido una alas de Aesir en mi muro.

-Vallanse ahora o sufran las consecuencias.- dijo ella mientras cerraba sus ojos y llevaba sus manos a su pecho.

-Matenla.- dijo su líder y los otros cinco so abalanzaban a la vez sobre ella.

La Aesir abrió sus alas y alzó vuelo, solo se mantuvo flotando a unos metros sobre el suelo aun entre los bandidos y Arukon, que no podía creer lo que veía. Aun con sus manos en su pecho, esta aleteaba y el viento azotaba con fuerza a los hombres.

-Se los advertí.

De repente esta abrió sus ojos y estos ahora eran de color plateado. Acto seguido, un resplandor segador como el de una estrella cegó a todos los presentes y cuando todos abrieron sus ojos, el miedo de apodero de ellos, la Aesir ahora vestía una hermosa armadura de color plateado que cubría todo su cuerpo, era irradiaba un brillo divino, su cabeza estaba adornada con un hermoso y fino velo de cota de malla y su cabello ahora era de un color gris platinado, como luz se materializo una lanza en la mano de ella y con ella apunto a sus rivales y dijo:

-Yo, que con el rayo de dios purifico al mal, los condeno a ustedes a ser purgados por mi poder, sientan la ira de la Sacerdotisa del Relámpago, yo Tabitha Skydrent, Valquiria de plata.

Y entonces, un aura de rayos azules y blancos rodeo a la Valquiria y a los hombres, que no podían mover un solo musculo por el miedo de tener a la mismísima muerte frente a ellos, los abrazo una luz cegadora y sintieron como cien rayos atravesaban sus cuerpos. Cinco segundos después, la luz cesó y so oyó el trueno más poderoso que Arukon había oído en su vida.

Cuando estaba a punto de desfallecer, Arukon sintió una energía cálida y deliciosa que cesaba su dolor y curaba sus heridas. Cuando despertó estaba recostado a un árbol, una manta cubría su cuerpo y los bandidos ya no estaban, se levanto y allí estaba ella, sentada frente a el junto al lago, sus ojos como zafiros lo miraban con calidez y amabilidad.

-Ya despertaste, Arukon-kun llevemoste con tus padres.
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.Aaaaay señor ya me morí XD.

Espero les guste

AXF.

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