La Sacerdotisa del Relampago

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Arukon POV (punto de vista)

-Ya despertaste, Arukon-kun, llevemoste con tus padres.

Dijo ella, con una sonrisa cálida en su rostro. Maldita sea, no sabia si sentirme seguro o asustado, era la primera vez que veía una Aesir, o al menos en persona, era tan bella, sus ojos azul oscuro me veían con curiosidad y gracia, me levante y le dije.

-Gracias por salvarme, se lo compensare, mi nombre e-.

-Arukon Xfail, lo se, lo gritaste a los cuatro vientos hace rato.- dijo levantándose, sin dejarme terminar de hablar.

Yo estaba maravillado, y por un instante no pude quitar mis ojos de sus alas, eran enormes, parecía que le estorbaban, pero ella las movía como si nada. Esto sin embargo no paso desapercibido para ella.

-Te gustan?, esta situación es graciosa, no suelo interactuar mucho con humanos, pero tu eres el primero que se embelesa de tal forma con mis alas.- dijo, y luego emitió una suave y dulce risa.

Maldición hasta su risa es hermosa, pero aun no me saco de la mente la imagen de ella con esa armadura, era tan aterrador, y eso que yo no era esos bandidos.

-L-lo lamento... Un momento, dijiste que escuchaste cuando dije mi nombre?, pero eso fue al inicio de la pelea.

-Si, ya estaba aquí entonces, de hecho estaba aquí desde antes que tu llegaras, estas cataratas son mi lugar favorito desde hace setecientos años, y parece que no solo mio.- dijo mirándome con picardía.

Diablos, no se que me sorprendió mas, si saber que me estaba observando mientras entrenaba, o que me hubiera dicho, al menos en parte su edad.

(Dato importante sobre las Aesirs
El envejecimiento de estas es diferente al de las otras razas,es extremadamente lento al inicio de sus vidas, tardan al rededor de 200 años en alcanzar la edad madura y de ahí en adelante se detiene, sus cuerpos no envejecen mas, y, al ser inmune a casi todas las enfermedades conocidas, son virtualmente inmortales, a menos que alguien las asesine, no se conocen casos de Aesirs que hallan tenido una muerte natural. La única forma de intuir la edad en una Aesir, son sus alas, ya que estas son las únicas que, con el paso del tiempo, siguen creciendo, el tamaño de las alas de una Aesir de edad promedio es hasta sus rodillas. Pero bueno volviendo al tema)

-A-ah b-bueno, yo.

-Dejame decirte que tienes buena técnica con la espada, pero podría mejorar, pero ya, basta de charla, ay que llevarte con tus padres, ven aquí.

Yo estaba atónito, no sabia que decir o hacer, tímidamente me acerque a ella y pude ver como ella levantaba en alto sus brazos estirándose, lo que me sorprendió fue que, mientras hacia esto, sus alas también se estiraban hacia los lados, dejando ver si longitud completa, con ambas estiradas eran tan largas como una carroza con seis caballos. Ya estaba frente a ella, ella era relativamente pequeña, un par de centímetros mas baja que yo,y cabe aclarar que mido 1.75.

-Date vuelta.- me dijo aun con su mirada divertida.

Lo hice y pude sentir como un sus brazos me abrazaban por detrás y como una ráfaga de viento nos levantaba a ambos, por un momento sentí que el corazón saldría por mi garganta cuando de un momento a otro ví que estábamos a decenas de metros sobre el suelo, estaba aterrado, pero de repente pude sentir como sus brazos me tomaban mas fuerte, como un abrazo maternal, y pude escuchar su voz que hizo que me calmara.

-Ya, tranquilo mi niño, no voy a soltarte.

Cerré mis ojos y me deje llevar por el calor de su cuerpo abrazándome y del viento en mi cara y, antes de darme cuenta, ya estábamos a las puertas del palacio de Altea.

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