Te odio, Wattpad.|2| Calum Hood.

2- Debes hacerlo.

—Calum, realmente no quiero hacer esto—, Murmuré mientras miraba todas las cosas que estaban en el sótano.

Él insistía en que yo debía aprender a matar gente, como él. Su paciencia estaba llegando a su punto límite, lo podía notar a kilómetros de distáncia.

— Tan sólo hazlo nena —me miró con sus oscuros ojos directamente a los míos y mi cuerpo se paralizó al instante —, o aprendes a matar o tendre que callarte la boca de la peor de las maneras.

Su voz sonó más grave de lo habitual

—V-vale—, tartamudie en un susurro. Suspire y mordí mi labio nerviosa. —Enseñame— me di por vencida.

El cuerpo de Calum se posicionó detrás del mío y una pistola se posó en mis manos. Sus manos encima de las mías y su aliento cálido chocando directamente contra mi destapado cuello, hacían que mi cuerpo empezara a temblar de nerviosismo y excitación.

— Fija a la víctima a través de éste agujero nena.—susurró en mi oído.

Hice caso a sus órdenes y mi vista de fijó a la lata de metal situada a ocho metros de nosotros. Mis manos temblaban y eso hacía que la punta de la pistola se moviera de un lado a otro.

— Tranquilizate, no pueden ver el miedo o nerviosismo en tu cuerpo —susurró de nuevo en el mismo sitio de antes —. Tienes que darles miedo tú a ellos, ¿entendido?

Sólo moví la cabeza afirmando y miré nuevamente hacia el lugar.

«Debes hacerlo» me repetí una y otra vez a mi misma. Tenía que hacerlo, Calum podría enojarse y santa mierda... Si que me daba miedo verlo enojado. Tenía que vivir con eso, tenía que quitar ese miedo, ahora ésta era mi vida, yo sola me lo busque.

Agarre fuerte la pistola y sin más disparé

La bala fué directamente a la esquina de la sala sin saber el motivo y mi cuerpo empezó a temblar sabiendo lo que me esperaba.

Pero la sorpresa me la llevé yo al sentir los brazos de Calum rodeándome para tranquilizar todos mis nervios.

— Intentalo de nuevo. Sé que puedes.

No estaba segura, pero algo dentro de mi se animo al saber que él tenía fe en mi por así decirlo.

Tome nuevamente la pistola con fuerza y mordi mi labio por no se cuanta vez en una hora.

Piensa....piensa, no es tan difícil, es como en el arco. Sólo fija la vista en el punto deseado.

Relame mis labios y sin más disparé donde yo quería. Sonreí y abrace a Calum con fuerza por tal emoción de conseguirlo.

—¡Lo hice!— dije emocionada. ¿Estaba mal estarlo?

Una sonrisa de orgullo se dibujó en la cara de Calum y sus labios empezaron a atacar a los míos.

— Me excitará mucho ver como matas a alguien.

 Sabía que mi rostro estaba de un tono rojizo por sus palabras, pero sólo bese nuevamente sus labios, por alguna razón me encantaba besarle. Claro, la razón era que me gustaba... Me encantaba, pero yo sólo trataba de no pensar en eso.

 — Ahora —se separó de mí y se dirigió hacia el estante de armas blancas, de donde sacó un cuchillo —, te voy a enseñar a torturar sin matar.

 —¿Q-Qué?— suspire- ¿También  eso? N-no creo que pueda hacerlo Calum...

Sus ojos volvieron a oscurecerse y la mandíbula se tensó sutilmente.

— Heather, no me toques los cojones y coje el puñetero cuchillo.

El miedo empezó a recorrer ésta vez por mi cuerpo y llegué a la conclusión de que Calum sufría totalmente bipolaridad.

Mis dientes presionaron mi lengua para no decir algo de lo que me podía arrepentir. Cogí el cuchillo con algo de temblor y le miré.

—¿Ahora qué?— Susurré

Sacó un maniquí de silicona de algún lugar escondido y empezó a indicarme los lugares esenciales para torturar sin hacer que la emorragía abundara.

— No puedes atacar a los órganos vitales, o la víctima no sentirá nada de nada —me aconsejó —, ataca a las venas importantes si quieres ver sangre de verdad. La del cuello es la más peligrosa, pero te aconsejo que utilices esta técnica cuando tengas prisa.

 —Vale, lo entiendo- miré el maniquí y luego a él.— ¿Puedo preguntar por qué yo debo matar también?

— Eres demasiado curiosa —concluyó—, y odio a las personas así. Has descubierto mi secreto, y te tienes que sentir afortunada de estar recibiendo clases de cómo matar a gente. Porque es eso, o es estar bajo tierra.

—Ya, ha entendí. Me has repetido eso muchas veces.—, Murmuré y miré el maniquí nuevamente mientras enterraba lentamente y muy poco el cuchillo en la pierna.

— No, nena —me apartó la mano —, no toques la pierna. Ves directamente al estómago. Hazlo rápido, mete y saca rápidamente para que la herida no se infecte, solo torture.

Se fue a la mesa del sótano y se sentó en la silla sacando un polvo blanco de su bolsillo. Lo esparció suavemente por la mesa y saco un dólar australiano haciendo un canuto con él, se lo acercó a la nariz e inhaló la sustancia rápidamente echando la cabeza hacia atrás.

—Así que te drogas...- susurré. Realmente no sabía de donde sacaba el valor para hablarle así. Enterré rápido el cuchillo en el estómago del maniquí y lo saque para nuevamente repetir la acción pero sin enterrarlo muy profundo.

Sonrió de lado y con una sonrisa tonta asintió.

— Es la mejor manera para evadir mi mente —se levantó y se limpió la nariz con el dorso de la mano.

Se acercó a mi y me arrebató el cuchillo con fuerza, lo estampó contra el suelo provocando un ruido espantoso y me empotró contra la pared de una manera violenta y salvajemente.

— De rodillas, ahora.

Sin darme cuenta de ello sus pantalones estaban por las rodillas acompañado por sus blancos bóxers.

N/a: ¡Hey! ¿Cómo estáis? en serio, tenéis que amarnos, hemos estado subiendo como en una semana todos los días seguidos.

Chicas... hay algo de lo que yo, personalmente quería comentarles, porque sé que si estuviera en el lugar de Idoia, tampoco me gustaría. Varias de ustedes comentáis "Sigue" "Escribes genial" ¿Entienden a lo que me refiero? es como si yo fuera la única que escribe ésta novela, lo cual no es así. Tanto Idoia como yo escribimos en ésta novela, porque sin ella, la novela no sería lo mismo, y si tampoco lo estoy yo, también. Así que... no lo digo de mala manera ¿si? sólo que cuando comentéis, nos nombréis a ambas, no a mi sola. Gracias por todo ♥