Te odio, Wattpad.|2| Calum Hood.

18- Un pequeño robo.

Dos semanas había transcurrido. Dos semanas en donde no hacíamos nada más que viajar en carretera y quedarnos en el auto o en algún motel barato. Ya me daba fatiga tener que viajar tanto en auto, y de hecho, lo había hecho saber, vomitando dos veces. Y es que el viaje en carretera me tenía harta, todo. Quería volver a tener una vida normal, o al menos volver a la casa de Calum, lo cual era mejor que huir siempre y dormir mal la mayoría de las noches. Eso si lograba dormir, porque cada noche, por mi mente cruzaba la idea que nos hallarían y nos matarían. 

Calum no me había dicho con exactitud quiénes lo buscaban, sólo que no saldría vivo si lo encontraban, y que no iba a permitir eso, tampoco que algo me sucediera, pero dudaba también de eso.

En las noches, o simplemente cuando Calum manejaba el auto y yo me mantenía quieta en el asiento, con rock clásico de fondo,  me ponía a pensar,  el por qué de muchas cosas... como; ¿Por qué Calum me mantenía con él?, ¿Por qué no me había matado? ¿Por qué lo buscaban?  Y es que no entendía nada, pero por más que lo intentara, él no respondía a ninguna de mis incógnitas. Mientras, yo seguía ahogándome en mis pensamientos, en las cosas que habían pasado el último años, las que él me enseñó y las múltiples muertes en las que yo fui parte.  Miraba mis manos, y pensaba: "Son las manos de una asesina." Porque no había otra palabra para eso, me había vuelto una asesina gracias a él, y lo odiaba por eso.

¿Cómo podías llegar a sentir por alguien algo más que odio cuando ésta había arruinado por completo tu vida? Porque, a pesar de todo, yo quería creer que Calum podía salvarse, y que debajo de toda la mierda psicológica que lo obliga a matar chicas, había un chico asustado, un chico bueno que sólo necesita compañía. 

-10 minutos, no más. Toma las cosas que necesites-  fueran las palabras exactas de Calum tras estacionar el auto en una gasolinera que tenía una tienda.

No dude en bajar, pero me volví al auto cuando noté la mirada desaprobatoria de Calum. Suspiré y me coloqué las gafas de sol, solté mi largo cabello, que hacía ya un año no había podido cortar, y que necesitaba un buen corte e hidratación. 

Entré a la tienda mientras Calum iba  al baño. Dentro de mi chaqueta,  llevaba una pistola y un cuchillo,  y es que me había dicho que debía de estar pendiente ante cualquier cosa. Aún me sorprendía que me haya dejado sola en la tienda, sabiendo que pude haber dicho que estaba secuestrada o llamar a alguien, pero no iba a intentar algo así,  no cuando la tienda estaba desierta y sólo estaba un hombre calvo en la caja registradora, sólo iba a lograr un chico enojado y un hombre muerto. 

Miré a todos lados, y tras ver que el señor no me miraba, tome dos pruebas de embarazo y las coloqué dentro de mi chaqueta. No quería robarlas, pero tenía qué,  porque Calum volvería pronto y él pagaría.  No debía de darse cuenta.

10 minutos después, habíamos pagado todo, yo había ido al baño e íbamos de nuevo de viaje en carretera, en un auto negro sin placa. La noche caía, y mi vista se perdía en los árboles del camino.

Para mi suerte, esa noche logramos quedarnos en un pequeño motel. Cuando entré para ducharme, me encerré en el baño y no dudé en hacer las dos pruebas de embarazo.

Llevaba dos semanas en la que vivía con náuseas,  cambios de humor repentinos, mi apetito aumentaba.  La primera semana creía que era mi menstruación,  la cuál ya llevaba dos semanas de retraso, casi tres. Pero mis dudas se hacía más grandes cuando mi menstruación no bajaba y mi apetito seguía aumentando. Tenía 4 semanas de retraso, y tenía que añadir no solía tenerlos, no antes. Estaba empezando a preocuparme, y debía saber si la razón de esos síntomas eran por un embarazo.

Rogaba todos los días para que eso no sucediera,  que en mi vientre no tuviera un ser creciendo dentro de mí, porque nada bueno podría salir cuando su padre era un asesino serial de mujeres.

Decidí ducharme mientras esperaba los resultados de las pruebas. Había tomado dos porque sabía que éstas prueban no eran 100% confiables. 

Cerré los ojos mientras sentía el agua caer en mi cuerpo. Mi intención era relajarme, pero no funcionaba, porque lágrimas bajaban por mi rostro. Tenía tanto miedo. 

5 minutos después,  o tal vez más, salí de la ducha, casi me sentía temblar. Entonces, con lentitud, tomé ambas pruebas de embarazo para finalmente poder saber la duda que me comía viva cada noche.

Ambas colocaban un mismo resultado: Positivo.