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Capítulo 3

Megumi parecía tener un tic nervioso en la pierna derecha pues no paraba de moverla, mordía el borrador del lápiz tratando de ignorar la voz del chico que cantaba en la planta baja, pero no podía, hace media hora que lo intentaba pero no era más que inútil, la voz ronca y melodiosa de Sukuna se colaba a través del suelo y subía hasta sus oídos. Algo en la voz de aquel hombre, en la forma en la que cantaba lo hacían sentirse extraño, como si cada nota le acariciara la piel, como si las letras de la canción se hundieran en su corazón.

— Meg, ¡oye Meg! — gruño Itadori dándole en la cabeza con un diccionario. — de verdad, estás muy distraído en otro momento no habría podido golpearte, me habrías esquivado.

Megumi parpadeó repetidas veces sin haber sentido el golpe en realidad.

— Oh, ¿Qué decías? — respondió al fin tratando de acomodar su rebelde cabello nuevamente.

No era normal en él estar tan distraído, siempre estaba atento en calma y serenidad, dejó el lápiz sobre la mesa y miró a Yuuji que se encontraba sentado frente a él separados por una pequeña mesa de madera. Este lo miraba como si fuera un alienígena cosa que hizo fruncir el ceño a Fushiguro.

— Solo decía que si podías ir por agua a la cocina, está abajo la primera puerta a la derecha.

Estaba seguro de que eso no era lo que había estado diciendo su amigo, pero no quería que notará aún más lo ausente que estaba del planeta tierra, y si le mencionaba algo de sus absurdas emociones para con su hermano sólo Dios sabía cuántas bromas iba a recibir de su parte. Pero, siendo realista ahora estaba muy nervioso pues Sukuna aún estaba ensayando abajo.

— Tu hermano…

Yuuji hizo una mueca

— No te dirá nada a menos que lo molesten, está acostumbrado al público.

Ese era un buen punto, mientras no molestara a Sukuna todo estaría bien. Megumi se levantó con rapidez asintiendo mientras su amigo comenzaba a tararear volviendo a concentrar su atención en su libreta, últimamente Yuuji había estado más concentrado en sus estudios que de costumbre y todo se debía a las clases de cierto profesor.

— Ya regreso — dijo saliendo de la habitación y cerrando la puerta a sus espaldas.

Suspiró con pesadez antes de comenzar a caminar por el pasillo hasta llegar a las escaleras, a medida que bajaba la voz hipnotizante de Sukuna se hacía más fuerte y seductora, lo que hizo que su pulso se acelerara al llegar al último escalón casi creyó que iba a desfallecer, la imagen de Sukuna sin camisa mientras tocaba la guitarra con los ojos cerrados y los labios muy cerca del micrófono lo descolocaron, era muy diferente verlo de cerca a verlo por televisión o en algún concierto.

Prison's gates won't open up for me
On these hands and knees I'm crawlin'
Oh, I reach for you

Su corazón golpeaba con fuerza tanto que estaba seguro de que si movía un músculo le daría un infarto, la letra de su canción, el significado, un alma solitaria anhelando ser aceptada, una solitaria lágrima escapó de sus ojos, el era del tipo de persona que no lloraba por cosas como esta y allí estaba.

Well I'm terrified of these four walls
These iron bars can't hold my soul in
All I need is you
Come please I'm callin'

Infamous || SukufushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora