🌧️Capítulo 23🌧️

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LEVI

Después de la noche que terminé de pagar la deuda, Erwin no volvió a buscarme, esperaba que lo hiciera, ya que había mencionado que añadiría "intereses", incluso practiqué como mandarlo al demonio. Pasaron varios días, pero mi celular no volvió a sonar, tampoco fue a buscarme a mi casa como solía hacerlo para fastidiarme. Sé que debería estar más tranquilo ahora que desapareció, pero no puedo, no es propio de él desaparecer.

Todos mis días transcurrieron con extraña normalidad, aunque aún sigo estando alerta. Todo sigue igual. Debería dejar de preocuparme por nada.

Por otro lado; Eren empezó a venir todos los días que me tocaba trabajar, en su trabajo toma el turno de la noche, así que no hay un día que no falte. Se sienta en la barra de la cafetería y ordena siempre algo diferente, hasta terminar el menú, y vuelve a empezarlo.

En el menú hay muchas cosas para ordenar, desde cafés y tés, hasta jugos y gaseosas. Eren siempre pide algo diferente todos los días. No me molesta, hay días que la cafetería es extremadamente aburrida y silenciosa y gracias a él no me aburro tanto, de paso, distraigo mi mente. Incluso el jefe está encantado, ya que, aunque Eren no lo noté, llama demasiado la atención. No todos los días te cruzas a un chico "joven y apuesto", como lo llaman el grupo de adolescentes que viene casi todos los días también. Pero no hay caso, Eren no voltea ni a mirarlas.

-¿Qué será hoy? - Pregunto, cuando Eren entra y se sienta.

-Esta vez, quiero que tú elijas algo por mí.

Se quedó viéndome por unos minutos mientras que yo pensaba qué.

-¿Té? - Me encogí de hombros. - Es lo que tomo todos los días.

-Entonces quiero té.

-De acuerdo.

Eren sacó su celular y comenzó a mandar mensajes de texto, (tan despreocupado como siempre) es lo que normalmente hace cuando viene, a veces sólo viene, bebe algo y luego se va, y vuelve antes de que termine mi turno, para acompañarme a casa. Aunque desde el primer día, le dije que no era necesario que me acompañe, él no me hace caso.

Me lleva hasta la puerta de mi casa.

Terminé de hacer el té y me di vuelta, colocándolo con cuidado en la mesa. Cuando estaba por seguir atendiendo, Eren me tomó del brazo.

-¿Qué pasa?

-Hoy es el cumpleaños de Armin, ¿Quieres venir conmigo?- Preguntó sonriendo.

-¿Yo?

-Sí. - Afirmó. - Ya lo conoces, es el que estaba...

-Sí, sí, sé quién es. - Interrumpí. - Pero, ¿Por qué yo? Y, ¿No trabajas hoy?

-No quiero ir solo, quiero que tú me acompañes y no, no trabajo hoy.

Qué suerte tienen algunos.

-Oh, bueno.

Todo lo que sale de la boca de Eren suena extremadamente fácil.

-¿Es un rejunte de chetos? - Pregunté, frunciendo mis labios.

Eren me miró, y comenzó a reír a carcajadas sosteniendo su estómago.

-Cierra la boca, espantas a los clientes. - Llevé mi mano a su boca rápidamente.

Eren siguió riendo y después me tomó de la muñeca, descubriendo su boca para volver a hablar.

-¿"Rejunte de chetos"? - continuó riendo a un tono más bajo. - Sí, probablemente. Pero prometo que nadie te dirá nada, si algo te molesta puedo traerte de vuelta a casa.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora