Otro mensaje en una botella

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No sé con qué empezar, hay muchas cosas que he querido decirte: tengo sentimientos encontrados en el mismo rancho, en la misma playa. Estoy enamorado y al mismo tiempo resentido.

Ya lo sé, vivo repitiéndolo incontables veces. Bueno, no lo sabes aún, y nunca me gustaría que te enteraras porque me avergonzaría por completo.

Son funestos mis intentos por llamar tu atención, es aburrido coquetear con tus amigos para hacerte enfadar, pero da igual, tu orgullo es inquebrantable.

Hace unas noches, no podía dormir, pensé en ti al sonido de las olas, al punto de soñarte, al punto de que me doliera la cabeza. Y en mis sueños eres igual, te importa, pero lo escondes. No te interesa. ¡Mentiroso!

Extraño tus buenos gustos musicales, cuando los compartíamos, cuando te importaba que supiera sobre ti, cuando soñábamos tomados de la mano, tirados en el césped, donde hablabas de querer morir joven.

Tú eres genial y este mundo te necesita. Es irónico que yo quisiera impedir tus pensamientos suicidas, a pesar de que yo siempre he querido estar muerto.

Pero amado, somos iguales: locos hasta el cansancio, no muy diferentes al resto; pero no encajamos con ellos, filosóficos, existenciales, en busca de un motivo y un propósito.

En fin, yo soy diestro en alejar a las personas de mí, y lastimosamente tú no fuiste la excepción. Pero mi vida es calamitosa y debí saberlo.

Lo cierto, mejor amigo, es que muero cada día por escuchar tu voz y tu risa.

¡Ay, Óscar! No necesito que correspondas mis sentimientos: a menos que los quieras, a menos que yo también te guste y esa sea la razón por la que me evitas.

Solo no te deshagas de mí, por favor.

De todas formas nunca te lo diré, estas palabras irán al mar, al igual que todos los poemas que he escrito para ti.

La casa frente al cafetal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora