Próximamente...
- Repasemos nuevamente las cosas, ¿qué hacemos aquí? -
- Venimos por el libro -
- Eso ya lo sé - rodeó los ojos.
- Entonces para que preguntas - contesto de forma tranquila ignorando la molestia de su acompañante en momento.
- Agh me refiero al plan... ¿cómo conseguiremos el dichoso libro? -
- No lo sé... - dijo sin mirar a su compañero que solo atino a tener un tic en el ojo - pero se que en este lugar, en alguna parte de esta ciudad se encuentra y yo la conseguiré antes.
- Espero sino te mataré...
- Si claro vayamos por los demás - camino al lugar donde sus compañeros lo esperaban.
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- No se dónde está, tampoco es que me importe - aquel hombre dijo sin signos de interés, prefería comer los dulces que estaban en su escritorio que ayudarlos o prestarles atención.
- ¿Enserio? muchos dicen que tú eres el único que podría saber dónde está o bien dónde podría estar - llevaba casi una hora tratando con el y no lograba convencerlo.
Habían ido en busca de ese tipo por toda la ciudad, según la información que les dieron el podría ayudarlos, pero viendo las cosas no parecía ser así; desde que llegaron el tipo no hacía más que ignorarlos y contestarles en monosílabos, o de plano estaba más interesado en sus dulces y juego que en ellos.
- Ahora no tengo muchas ganas de salir vuelvan luego - el del sombrero señaló la puerta, el grupo de siete se dirigen a la salida frustrado y molestos por la actitud del tipo - ahora antes que se vayan... dame el chocolate que esta en tu bolsillo izquierdo - señaló la chaqueta del ojiverde.
- ¿Pero como...? - pregunto sorprendió el en ningún momento dió señales que traía algo en sus bolsillos.
- Se te olvido que estás ante el mejor detective de todo Japón - sonrió agudizando su mirada mostrando sus profundos ojos verdes.
El pelinegro aventó el dulce en la cara del detective sin mirarlo; antes de salir la puerta se abrió, un castaño alto con su cabello cubriendo sus ojos se asomo saludando tímido y amablemente a todos, ¿Cómo podía caminar con el cabello así?, el grupo salió del lugar.
- ¡Hola Poe-kun! - saludo enérgico al recién llegado.
Espera...
¿Ese era un mapache?.
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- ¿Ustedes no son de por aquí verdad? - un hombre mayor pelinegro pregunto con una sonrisa.
- Es obvio ¿no cree? - contesto sarcástico.
- Que hostilidad los extranjeros son tan desconfiados - suspiró moviendo la cabeza de un lado a otro negando.
- ¿Quien es usted y que quiere? - pregunto ya irritado.
- Solo quiero que se vayan de mi ciudad y olviden la existencia del libro, es molesto y de mala educación irrumpir en esta tranquilo ciudad, por aquella cosa que no ha traído más que desgracias a este pobre lugar - miro serio a los jóvenes enfrente de el, su mirar daba nervios y escalofríos, el sujeto amable y tranquila que buscaba a su hija se fue, ahora había un hombre dispuesto a dañarlos para logra su cometido.
- Está equivocado... no nos iremos hasta conseguirlo, sin importar si mueres aquí y ahora - apunto su arma al tipo que solo alzo una ceja divertido.
- Ya lo veremos... que tan valientes son para atacar e matar al líder la Port mafia - sonrió de unas manera retorcida.
Los jóvenes solo maldicieron al verse rodeados de decenas de hombres en traje y con varias armas apuntando a su cabeza, con intención y dispuesto a matarlos.
- Espero que tengas un maldito plan Jason - dijo preparándose para luchar.