📷 | 10, pasado

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Tomé una decisión. Le conté a Jinhwan sobre el aborto cuando nos sentamos con nuestras bandejas en la cafetería.

—Estás bromeando — dijo él mientras una papa frita caía de su boca.

—No —dije tragando el nudo en la garganta—. La escuché hablando con esa chica alta, esa que se saca costras.

Meto la última de mis patatas fritas en mi boca y lamo la sal de mis labios.

—¿Soo Yeon? —preguntó Jinhwan, empujando su plato.

—Sí, Soo Yeon, pero no le puedes decir a nadie que te lo dije Nani, quiero decir, ¿no sería horrible que se supiera?

Estudió la cara bonita de mi compañero de cuarto y su ceño. Tal vez, esta sería la única vez que Jinhwan mantuviera la boca cerrada. ¿Qué haría entonces?

—¿Crees que a Jiwon le importaría? Me refiero, ¿crees que él hubiera querido tenerlo?

Me quedo mirando sus brillantes ojos y siento un hundimiento en el estómago. Nunca había pensado en eso. Él hubiera querido mantenerlo. Lo sabía en mi corazón. La forma en que había hablado acerca de su familia esa noche en Jaxon me hace saber que quería ser padre. Cierro mis ojos malvados y suspiro.

—¿Por qué crees que sé la respuesta a esa pregunta?

Jinhwan se encoge de hombros. 

—Tú como que lo conoces un poco. Quiero decir, pasaste algo de tiempo con él, sólo pensé…

—No sé nada de él —le espete, levantándome y agarrando mi bandeja. Excepto que lo quería a él más que a nada en el mundo.

Miré a Jinhwan una última vez y sentí pánico. Esto era todo. Jinhwan no podía cerrar la boca. Iba a estar sobre toda la escuela y rápido. Tenía asegurado oficialmente mi asiento en primera fila en el tren al infierno. ¡Choo, Choo!

—Voy a volver a los dormitorios —le dije. Quería que me siguiera para que pudiera mantener un ojo en él. No estaba seguro de que quería...

—Ok. Voy pasar el rato aquí por un tiempo. —dijo Jinhwan, sonriendo dulcemente. Su rostro parecía inocente, pero sus ojos lucían como la maldad pura. Pude ver el monstruo chismoso arrastrándose desde su esófago y empujando frenéticamente hacia su boca para que lo dejara salir.

Giré sobre mis talones y huí antes de que pudiera ver las lágrimas que se acumulan en las esquinas de los ojos.

Choo Choo...

La noticia del aborto dio vueltas, a través de la cadena de chismes, hasta llegar a Jiwon dos días más tarde. Fue una ex-novia la que le dio a Jiwon la noticia. Tomó su primera oportunidad de deshacerse de Sungkyung para reconquistarlo. Había visto darle miradas sucias a Sungkyung las últimas semanas. Lo reconocí porque yo también se las estaba dando.

Toda la ruptura duró menos de diez minutos. Esto fue presenciado por gran parte de los estudiantes que volaban por la escena como moscas sobre un cadáver. Yo no estaba allí, pero me Jinhwan que tenía un asiento en primera fila, me contó. La ex lo programó perfectamente, diciéndole a Jiwon justo antes de que supuestamente se encontrara con Sungkyung para ir a cenar, y luego colocándose a mirar. Sungkyung se encontró con Jiwon que estaba esperándola en las escaleras de la cafetería. El intercambio fue breve. Ella histérica, admitió todo a Jiwon. Algunos decían que él le dio un puñetazo a la pared y otros que arrojó un banco a un árbol. En verdad, se alejó del lugar sin expresión alguna y nunca le habló de nuevo. Sungkyung se fue a casa un día después de la conmoción y supuestamente dejó todas sus pertenencias. Me pregunté si sabía que había sido yo, si incluso pensó en mí después de ese día o si mi cara borrosa fue a ese lugar donde todos los no populares pertenecen.

Arrastre la culpa por una semana. Era como una mano firme presionando sobre la parte trasera de mi cuello. Bajé mi cabeza por la vergüenza y me escondí alrededor de los dormitorios como una sombra. Al octavo día, ya estaba justificando lo que había hecho.

Estaba refugiándome en mi amor propio. Había tomado ventaja de una mujer que buscaba a alguien en quien confiar y utilicé su situación para mi propio beneficio personal. Era el hijo de mi padre. Me odiaba a mí mismo.

Mi padre, de quien había heredado el nombre, era la peor clase de hijo de puta que una mujer podía dejar acercarse. Mi madre solía decir que era el gemelo de Elvis, oscuro y atractivo, con ojos seductores. Tenía el tipo de boca que decía cosas bonitas, pero cuando las cosas iban a mal, se encorvaba en una sonrisa de odio y te cortaba donde más dolía. Pero, antes de desprenderse del abrigo de encanto que llevaba, y antes de que él te dijera que la única razón por la que estaba contigo era por el feo mocoso que tuviste, era todo sonrisas, besos y felicitaciones. Así fue como llegó a mi madre y esa es la forma en que siempre me vio: el feo mocoso.

Sólo estuvo durante tres años después de mi nacimiento, después se fue con su bolsa de lona sobre el hombro. Periódicamente, a través de mi preadolescencia se “reconciliaba” con mi madre. Se instalaba en el lado izquierdo de la cama, antes de volver a sembrar su semilla salvaje en otro lugar. Apostó nuestro dinero de comestibles, nos insultó cuando lo perdió, y nunca nos dio una mirada culpable cuando no teníamos nada para comer, salvo una caja de galletas saladas rancias. Ese fue mi padre.

Recuerdo que una ocasión en que nuestras alacenas estaban vacías, y yo estaba royendo mi pulgar con hambre, él desapareció con el último dólar de mi madre. Mi mente de cinco años pensó que se había ido a buscar algo de comida, pero horas más tarde, regresó con un olor tan fuerte a un sándwich de carne, que hizo mi boca agua. Pero a Hanbin Kim sólo le importaba Hanbin Kim -justo como el actual Hanbin. Ouch-. Esa había sido la gota que colmó a mi madre. Ella le dio una patada fuera de nuestro apartamento de mierda con una serie de malas palabras que nunca había oído antes.

La caza por Jiwon comenzó poco después de que Sungkyung se fue. Todos clamaban por la atención de Jiwon como chimpancés con crack.

—Él tiene el plátano que cada chica quiere —comentó Jaewon, una tarde mientras veíamos a un par a su alrededor como globos de helio atados flojamente.

El oportunista, 𝚍𝚘𝚞𝚋𝚕𝚎𝚋 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora