—¿Hanbin? ¿Vendrás? —La voz de Jiwon aguarda al final de la otra línea, esperando mi respuesta.
Suspiro, mirando alrededor de mi apartamento y jalando de mi suéter. Quiere que vaya para la cena y siento como que realmente eso sería cruzar la línea. No es que sea virgen para cruzar las líneas pero estoy tratando de ser una persona decente. Si puedo mantener las cosas alejadas de su vida personal entonces puedo pretender que está incitando todo el asunto.
—En serio, Jiwon, no creo que sea una buena idea. Tu novia tendra un ataque de nervios si se entera. ¿Por qué no podemos encontrarnos en un restaurante o algo?
—Mi sazón es mejor que el de cualquier restaurante en el que alguna vez hayas estado. Además, es más probable que ella nos localice en un restaurante que en mi casa.
A menos que te esté acechando como la última vez… pienso amargamente.
—No tuvo mucho problema encontrando mi apartamento —digo con amargura—. Además, apenas te conozco. ¿Qué tan prudente sería para mí aparecer en la casa de un extraño para cenar? Podrías ser un violador o yo que sé.
—Hanbin, ya estuve en tu casa y sobreviviste. Abriré una botella de vino… será divertido.—No soy realmente una persona que ame la diversión.
—Será peligroso.
—Solo bebo vino tinto.
—Sí, señor.
—Y asegúrate que ella no aparezca esta vez.
Jiwon se ríe.
—¿De verdad? Pensé que sería agradable que ella viniera.
Hacemos los arreglos como qué día y a que hora y cuelgo sintiéndome ansioso. Meto mi cara en la almohada y gimo avergonzado. Estoy perdido. Mi teléfono suena otra vez. Pensando que es Jiwon y que quizás olvidó decir algo, levanto el auricular.
—Hola.
—¿Hanbin? —Es una voz diferente.
—¿Siii?
—¡Hanbin! ¡Tú, sexy bestia! ¿Dónde has estado toda mi vida?
—¿Jaewon?
—El único y sin igual, cariño. ¿Cómo te trata la vida? ¿Ha pateado tu culo últimamente?
—Tan duro como siempre —digo riendo— ¿a qué debo el placer?
—Estoy en la ciudad y no hay nada más que quiera que pasar algo de tiempo de calidad con mi chico de ensueño.
—¡Chico de ensueño! La última vez que te vi, me llamaste idiota y me dijiste que no tenía talento.
—Esas solo eran palabras, amor. Además, acababas de rechazar otra confesión de mi amor. Dale a un hombre su agresión verbal, ¿huh? Ahora, ¿Cuándo estás disponible?
Jaewon. Jaewon. El mismo chico que utilice para hacer una declaración acerca de mi sexualidad. El que boté como un sucio pecado en el momento que robé a Jiwon. Se mantenía fiel. Recibía una llamada cada vez que el trabajo lo arrastraba a mi código postal. Entonces tendríamos una noche torbellino de bailar y comer o cualquier otro placer culposo que nos pareciera. Después, se iría y yo estaba bien con eso.—¿Por cuánto tiempo estás en mi esquina?
—Dos días, tres a lo mucho. Estaba pensando que podríamos ir abajo a La Ola, emborracharnos, frotarnos en la pista de baile.
—Humm, suena romántico. ¿Cuándo puedes estar aquí?
—En quince minutos, tengo que parar por algunos cigarros.
—Bien —digo—Estaré listo.
Cuelgo y comienzo a arreglarme. Todavía estoy pensando en Jiwon y tengo que forzarme a parar.
Esta noche solo sera para Jaewon, yo y un buen rato. Sin obsesiones. Me pongo un par de pantalones negros y una camisa de hombros descubiertos.
Jaewon me recoge afuera de mi apartamento. Me meto a su auto, un restaurado Mustang 1969 pintado de verde con franjas amarillas de carreras, y le sonrío a través del asiento.
—Eres como un Percocet* en un mal día, Binnie —dice, sorprendiéndome y besándome directamente en la boca. Retrocedo y sacudo mi cabeza.
—Mmmm, amo cuando me comparas con medicamentos de prescripción.
Normalmente, no tolero el tabaco, me hace sentir polvoriento y no ayuda que mi mamá murió de cáncer. Pero hay algo en la forma en que Jaewon fuma que me hace querer observarlo. Miro con anticipación mientras la mecha de su encendedor chisporrotea una pequeña lengua de fuego. Baja su cigarro a la flama e inhala. Casi puedo oír su siseo de deleite mientras acepta el fuego. Esta es mi parte favorita, toma una larga calada, sus párpados revolotean como un drogadicto, entonces saca el humo gris de su nariz y sube en espiral hacia el cielo. Como un gracioso, ceniciento fantasma. Hermoso. Me relajo satisfecho. Jaewon es enigmáticamente guapo. Está usando delineador de ojos y vaqueros que se aferran a su cuerpo como piel de lagarto. Su cabello está desgreñado y teñido de negro, lo cual hace que sus intensos ojos maquillados se vean deslumbrantes. Siempre pensé que el acento ‘chico de Seúl' encajaba más en él que Jiwon. Disperso el humo y tarareo el compás final de un viejo éxito que mi mamá solía amar.
—¿Por qué estás tan feliz esta noche? —pregunta, golpeteando una pulgada de cenizas de cigarro en una lata vacía de Red Bull—. Algo en el universo va tremendamente mal si estás lo suficientemente feliz para tararear.
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El oportunista, 𝚍𝚘𝚞𝚋𝚕𝚎𝚋
FanfictionHanbin es un manipulador con lengua afilada, la cual utiliza para conseguir siempre lo que quiere. Con una sola excepción, Kim Jiwon, a quien tontamente dejó escapar. Después de un encuentro casual que trae a Jiwon de nuevo a su vida, Hanbin se encu...