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El joven de quince años estaba sentado en el suelo del salón, su pequeña hermanita vestida con un conjunto azul marino jugaba frente a él con sus propios pies cubiertos por un calcetín de cada color, combinando también con su pantalón de color blanco y su camisa de manga corta a rayas, y junto a su cabello con rulos y algunos destellos blancos gracias al tinte.

–¡Auch! Oye, mi dedo–Dramatizó para poder hacer reir a su pequeña hermanita, logrando su objetivo.

Era un día normal de Otoño junto a la pequeña familia de los Perez, un sábado a la tarde, donde Horacio no tenia nada más que hacer excepto cuidar de Monica hasta que su madre volviera a la casa, probablemente en compañía del que, al parecer, intentaba convertirse en alguien cercano para la madre viuda.

Ya desde hace un largo tiempo, Chlóe había conocido en un parque a un hombre con el que comenzó a entablar una relación, casi siempre se encontraban en el mismo parque, ya que era un lugar por donde ambos pasaban cuando tenían que ir a hacer las compras o otras cosas, por lo que no les tardo en comenzar a salir juntos. Pero Horacio no era ciego, y claramente notaba como eso se iba a mas de una relación amistosa.

No le molestaba, Leonardo parecia ser un buen hombre, las pocas veces que lo había visto y hablado con él podia notar lo caballeroso que era, trataba a su madre tal y como la reina que era, más de una vez vio como traía distintos tipos de flores a la puerta de su casa, entre otras cosas más que se le hacían bastante tiernas. Lo que en realidad sucedía era preocupación, ya que no sabia que tan preparada podría estar su madre como para volver a tener una relación sentimental con alguien.

La muerte de el padre de Horacio, cuando este tenia no más de ocho años, fue un acontecimiento que marcó de una manera muy importante la vida de ambos, en especial de la adulta, ya que eso sumado a los casi nueve meses de embarazo que llevaba en ese entonces le habían ocacionado un gran daño psicológico. Afortunadamente eso no logro ir a mucho, ya que aprovecho las visitas al hospital para poder ir a terapia.

Obviamente años pasaron de eso, pero aún tenía la presión en el pecho de que su madre podría no estar preparada y podría también salir lastimada, además, ¿Que tal si el tampoco estaba preparado para una nueva figura paterna?, quizás Moni podría adaptarse fácilmente pero dudaba de que el podría adoptar a ese hombre prácticamente desconocido a su familia.

Repentinamente, la puerta de la entrada a sus espaldas se abrió, mostrando como entraban su madre con un saco marrón que llegaba hasta sus rodillas arriba de una camisa blanca y unos jeans normales, y como no, detrás de ella, Leonardo entraba pidiendo permiso y quitandose la boina que llevaba en la cabeza.

–Hola–Saludo volviendo a ver a su hermanita y haciéndole un gesto raro de incomodidad, causando que esta riera de nuevo.

Ambos adultos saludaron de vuelta y la madre del moreno de acercó a él y se agachó hasta su cabeza, tomo sus brazos para no caerse encima de él y le dijo.

–Cariño, ¿podemos hablar en la cocina?



—Estupido Horacio–Se quejaba el ruso mientras caminaba encogido dentro de su sudadera por la calle en direccion a la casa del chico–Como llegué a su casa y me diga que no le contesto por que se quedó sin batería va a ver–Refunfuñaba molesto.

No habían podido verse ése día ya que ambos habían estado ocupados con sus familias, pero aún así se habían mantenido en contacto casi toda la tarde y la preocupación de Viktor salió a flote cuando Horacio habia dejado de contestar sus mensajes, incluso había intentado llamarlo pero su movil estaba apagado.

『❆─🌨𝙒𝙄𝙉𝙏𝙀𝙍 𝙁𝙍𝙊𝙎𝙏🌨─❆』| VolkacioAu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora