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El muchacho se movía por toda la habitación, de una esquina a la otra y de el ropero a la cama, se sentía como si el mismo hubiera puesto a su cuerpo en piloto automático, guardando cosas en la mochila negra a los pies de la cama mientras que algunos de sus pensamientos salian de su cabeza incontrolablemente por su boca, recordandose cosas a el mismo en voz alta. Su hermana mientras tanto le miraba apoyada en el marco de la puerta de la habitación de el chico, riéndose tanto por lo rápido que iba Viktor como por las cosas que decía sin pensar en voz alta.

La cabeza de el más joven de los Volkov parecía estar hechizada por el mismo brillo de la luna, el constante movimiento de su cuerpo era una simple distracción para el mismo mientras que su conciencia se llevaba totalmente de imágenes y momentos de las últimas semanas, tratando de que a su propia boca no se le escapase algún suspiro tonto.

No entendía nada, más bien no quería entender, no quería entender como de un día a para el otro apreciaba de una manera diferente cada mínima cosa que sucedía a su alrededor.

En algun punto de los últimos días se habia dado cuenta de que su cuerpo a veces actuaba por si solo en presencia de Horacio, su corazón era el que mandaba cuando cada día notaba que la felicidad que su amigo transmitía constantemente era cada vez más y más grande.

Cada uno de los abrazos dados– Los cuales eran, últimamente, más constantes –su cuerpo se encargaba de hacerlos más fuertes y duraderos, dejandolos a ambos con sonrisas genuinas. No veía eso como algo diferente al principio, ya que siempre habían sido esa clase de mejores amigos cariñosos que se la pasaban uno pegado a el otro, pero comenzo a ver las cosas con otros ojos.

Su alma le pedía más de ese cariño, y le daba miedo aceptar que llegaba incluso a nesecitarlo, no sabía como explicar con palabras la diferencia entre el cariño que siempre se tuvieron a el que ahora lo impulsaba a no soltarlo jamás, ni siquiera sabia si había una diferencia. En lo profundo de su corazón sabia que no existía tal diferencia, y que solo era que se estaba dando cuenta de cosas que antes no le preocupaban lo demasiado como para pensar únicamente en eso.

Suponia que también era por la edad, esta en cierta forma le ayudaba a comprender lo que le sucedía, le ayudaba a aceptar la extraña paz que le traía tener las manos de su amigo acariciando su cabello con tranquilidad, o la ternura que le causaba escuchar su voz cuando ambos se reunían a estudiar o hacer algún trabajo de la escuela.

–Te falta la chaqueta niño–Le dijo Irina, sacandolo de ese transe, asintió y se alejó de la mochila hacia el ropero otra vez.

–¿No vas a venir con nosotros?–Le preguntó mientras buscaba uno de sus abrigos.

–No es necesario, la aurora boreal se ve también desde aquí–Rechazó la rubia–Además, no le quiero quitar el tiempo a los novios.

El ruso asintió sin haber escuchado realmente, pero su cabeza hizo acto de presencia luego de días de confusión para darle marcha atrás a las palabras de Irina, frunció el seño y se dio la vuelta señalando a la chica, iba a decir algo pero esta hablo antes.

–Primero: mientes muy mal–Comenzo a enumerar–Segundo: no sabes disimular–Viktor reaccionó y se fue acercando a su hermana para callarla–Tercero: estas muy bobo últimamente, ¡y más cuando esta Hora-!

–¡Pero cállate ya придурок!–Tomo las muñecas de su hermana con fuerza para que dejara de enumerar.

–¡¿Tengo razón?! Dime que tengo razón–La más alta solo se reía de la cara roja de su hermano–No puedo esperar a poder llamara a Horacio "cuñado".

『❆─🌨𝙒𝙄𝙉𝙏𝙀𝙍 𝙁𝙍𝙊𝙎𝙏🌨─❆』| VolkacioAu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora