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(Contenido sensible (? )

─☁️』


Su cabeza estaba apoyada sobre la palma de su mano, la cual cubría toda su boca dejando que sus pulmones se llenaran por su nariz, sus ojos estaban frenados arriba del líquido marrón y caliente dentro de la raza que tenia enfrente, viendo la espuma del café desaparecer de apoco y el humo irse hacia arriba con velocidad.

–¿Vineron a pie?–La voz femenina a su espalda pregunto, Irina servía un café para ella misma en la cocina detras de él.

–No, saque la licencia de conducir hace una semana y ahora tengo un auto–Respondió parpadeando un par de veces para que su cabeza pudiera volver a ese momento, momento en el que estaba conversando tranquilamente con su amiga, como casi todas las tardes.

–Eso es espectacular Horacio, me alegro por ti–Contestó sincera la rubia, sentandose frente al de cresta con su taza entre sus manos y dándole un sorbo a esta.

–¿Y tus padres? ¿Que tal?–El turno de preguntar ahora fue de Perez, pasando a tomar un poco del café de su taza.

–Bastante bien en realidad, Fui a visitarlos con Laika el otro día, no sabes como se puso la pequeña–Rió mientras tomaba su cabello trenzado y lo colocaba sobre su hombro con delicadeza.

–¿La dejaron entrar?

–Sip. Le alegró la tarde a todos los ancianos del lugar–Ambos soltaron unas risas tranquilas, pero sin llegar a ser alegres, eran risas vacías pero que igual causaban en cálido sentimiento en el pecho de estar junto a alguien.

Ambos voltearon hacia la ventana que daba al exterior de la casa, viendo como Monica, ahora con un gorro de lana verde sobre su cabeza, ella corría de un lado hacia otro en la gran zona llena de nieve, con la perrita pisando sus talones mientras saltaba para alcanzar el palo de madera que la niña sostenia con una de sus manos. La pequeña francesa lanzó el palillo y Laika corrio a toda velocidad hacia donde este se encontraba, tomándolo con su boca y zarandeado el objeto de un lado a otro para luego salir corriendo con este para que la humana no pudiera volver a tomarlo.

–Siento que estoy haciendo mal las con ella.

La rusa volteo a ver al más joven, este habia dejado de mirar a su hermanita pequeña para bajar la mirada a los tablones de madera de la casa ajena que conocía hace años, su mandíbula estaba tensa y se notaba como sus manos temblaban a pesar de estar de brazos cruzados ahora.

–A veces...A veces creo que es más fuerte que yo, sabes?–Soltó una risa seca–Luego de todo parece que ni siquiera le afecta lo suficiente....

–Claro que le afecta Horacio, y te nesecita por eso–Dijo la rubia mientras pasaba su mano para tomar la contraria por encima de la mesa–Ambos...ambos sufrieron muchas pérdidas a lo largo de su vida y no puedes imaginarte lo impresionante que es que ambos aún sigan aquí...es muy importante para todos.

Los ojos bicolores se levantaron para conectar con los azules de Irina, estaban cristalizados y los de ella comenzaban a estarlo también.

–Lo que quiero decir es, que los dos tienen la suerte de tener a gente a tu alrededor que los entiende y sabe de sus dolores, querido, y es una gran oportunidad para ambos–Termino de decir la mas pálida, El moreno apreto un poco el agarre de las manos de distintos tonos y mordió un poco su labio inferior.

–Yo...Lo extraño mucho–Suspiró mirando el distinto pero familiar contraste entre las pieles de sus manos, sonrió un poco tratando de ocultar lo mejor posible el dolor que sus ojos mostraban a cada segundo desde hace ya tanto tiempo.

La más alta volvió a levantarse, levantando al moreno junto con ella y una vez que ambos quedaron de pie uno frente al otro, esta le abrazo con cuidado.

–Yo también, Horacio, yo también lo extraño.

Ninguno dijo más nada, solo se quedaron los dos ahí, dandose caricias en la espalda mutuamente, los dos lo nesecitaban después de todo, no importaba quien pudiera parecer o aparentar ser más fuerte todos terminan nesecitando un abrazo de la persona que los entiende y, a pesar de que esa persona se habia ido, no significa que ahora estaban solos.

–Es miércoles hoy, ¿no?.

–Si...–Suspiró cambiando sus ánimos totalmente.

–Tranquilo, Moni puede quedarse hoy.

–Te lo agradezco mucho.

Salieron y Horacio fue hacia donde su hermanita pequeña estaba, agachandose a su altura para poder indicarle que esa noche tendría que dormir en la casa d ellos Volkov, esto ya era normal para la pequeña, ya se que siempre había estado acostumbrada a convivir con esa familia, por lo que solo abrazo a su hermano mayor por el cuello y se despidió de él con un "Te quiero" que fue contestado rápidamente de igual forma.

Subió a su nuevo vehículo sin ganas, cerrando la puerta con un poco de fuerza. Encendió el motor y el sonido que le indicaba que debía ponerse el cinturón comenzo a sonar, ese ruido siempre lograba ponerlo de los nervios, pero ahora mismo, agradecía el no estar en un silencio total al estar solo, su mente solía jugarle malas pasadas muy seguido últimamente y si algo lograba mantenerse ocupado para que eso no sucediera le aliviaba bastante.

Por esa razón, apoyó sus antebrazos en el volante de cuero negro, abrazando la curva superior mientras apoyaba su cabeza en sus brazos para no tocar la vecina accidentalmente.

En ese momento del día fue en el que se permitió llorar.




Cerró la puerta de madera detrás de él, dejando las llaves de la casa dentro de la pequeña bandeja dónde acostumbraban a poner sus cosas al entrar y tomarlas de nuevo al salir, sirvió su nariz en un intento de que el hacho de haber llorado no fuera tan notorio en él, pero el ruido solo logro llamar la atención de la persona que estaba sentada en el comedor, leyendo un gran manojo de papeles que nisiquiera le interesaban.

Su seño se frunció un poco cuando el hombre de cabello marrón y canas volteo a verlo por un instante, Horacio le dio una corta examinada viendo como este tenía una de las botellas de cerveza barata de un bar cercano a su casa, suspiro mientras dejaba su abrigo en el perchero en la pared, caminó rápidamente hacia la cocina pasando por detrás de la silla en la que ese hombre estaba sentado, no quería hablar con nadie.

–¿Y Monica?–Preguntó el de camisa verde.

–Se quedo con Irina–El adulto llevo la botella a sus labios para tomar. Horacio saco una botella de agua del refrigerador y volvio a alejarse, esperando a que el hombre no le preguntara más nada.

–Quería verla...–Gran error. El de cabello azul detuvo sus pasos y volteó hacía el contrario con notoria molestia.

–¿En serio?, ¿Te vas tres días seguidos y ahora quieres verla?, eres increíble de verdad–El de cresta Intentó retomar su camino y subir las escaleras hasta su habitación pero el hombre no se rindió.

–¡Dijiste que irías a la peluquería!–El más joven apretó la baranda de madera de la escalera con fuerza–Tienes que dejar de aferrarte a esas cosas Horacio, dejar ir-

–¡Oh! ¿¡Así que soy yo el que tiene que dejar ir cuando tú eres el que se va por más de veinticuatro horas casi una vez a la semana a ahogar sus penas a algún lugar del mundo siempre y cuando tengo alcohol?!–Gritó abriendo sus ojos con frustración, estaba agotado–Te recuerdo que mientras tú no estas, Leonardo, soy yo el que tiene que encargarse de absolutamente todo aquí, buenas noches.–Retomó por fin su camino hacia arriba, aún más rápido y pesado que antes.

Pero, oh casualidad, otro error del intento de padre.

–¿¡Por que sigues así por eso!? ¿¡Te gustaba acaso!?.

–¡Si!–Un fuerte portazo fue lo siguiente.

















"Hey, Solntse
Estamos bien, estas bien"

『❆─🌨𝙒𝙄𝙉𝙏𝙀𝙍 𝙁𝙍𝙊𝙎𝙏🌨─❆』| VolkacioAu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora