▪︎ Cap 4 ▪︎

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-¡Peter se prepara para lanzar! ¡Listo para anotar otra meta!- Peter corre, lanzando a un distraído Edmund que divaga en sus pensamientos.

-¡Au!- Se quejó Ed sobando su pierna golpeda.

-¡Ups! ¡Despierta bello durmiente!-Se burló Peter.

Ayelen, Lucy y Matew estaban sentados devajo de un arbol leyendo un libro.

-¿Y si volvemos a jugar a las escondidas?- Comentó Edmund, lo que hizo bufar a los dos mas pequeños, quienes apartaron la mirada de su libro ofendidos.

-No le hagan caso, chicos. El es un tonto- Les dijo Aye lo suficientemente alto para que Ed escuchara, y lo hizo, por lo que infantilmente se ofendió.

-Dijiste que era un juego para niños, ademas, aquí afuera hay aire fresco-Dijo Susan con una sonrrisa.

-Es el mismo que adentro- Se quejó Edmund.

-No le encuentro fallas a tu lógica- Comentó Jack burlón, a lo que Susan le dió una mala mirada.

-¿Estas listo?- Pregunto Peter.

-¿Y tu?

Peter lanzó la bola haciendo que Edmund le diera un golpe con el bate, la pelota se desvió haciendo que dé en una de las ventanas de la mansión. Los cuatro chicos que estaban jugando se voltearon a ver preocupados. Rapidamente los tres chicos compartieron una mirada para luego ir hacia los demás a ver donde habia dado la bola. Al llegar, vieron una de las armaduras, del salon, desarmada en el piso.

-Ay no, el abulo nos va a matar- Dijo Jack observando las armaduras en el suelo.

-Te felicito, Ed- Dijo sarcastico Peter hacia su hermano menor.

-¡Tu la lanzaste así!.

De pronto se escuchó un grito.

-¡McCready!- Gritó Susan.

-¡Vamos!

Los siete chicos corrian rapido por los pasillos de la gran mansión, huyendo de la escena.

-¡No, esperen! ¡Regresen!- Dijo Ayelen dándose la vuelta, empujandolos. Volvieron a correr, subieron las escaleras pero solo encontraron puertas cerradas o pasillos sin salida. Llegaron a un pasillo bastante conocido por los cuatro menores, los pasos de McCready se oían cada vez mas cerca. Todas las puertas estaban cerradas a excepción de una; Edmund entro junto a los demas cerrando la pueta detrás.

-¿Que esperan? ¡Entren!- Gritó Edmund señalado el armario.

-Tienes que estar bromeando.

Pues lo lo hacía, querida Susan. Se volvieron a escuchar los pasos de McCready cerca, por lo que no tuvieron otra opción mas que ocultarce en el ropero. "Vayan para atras" "Mis dedos" "No me pises" "No te estoy pisando" Se escuchaban las quejas de los chicos. Siguieron retrocediendo, esperando encontrar el final del ropero, pero se dieron cuenta que no había uno cuando Peter, Susan y Jack cayeron al piso cubierto de nieve.

Las Crónicas de Narnia (Edmun y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora