ꜱᴀʙᴀᴅᴏ, 30 ᴅᴇ ᴍᴀʏᴏ
No me gusta engañar a la gente, siempre pienso que se darán cuenta y que me preguntarán el porqué les estoy mintiendo a la cara. Es por eso que no me gusta y siempre digo las cosas con sinceridad.
Suena de estúpidos que me lo recuerde, pero lo hago porque le he mentido a Akaashi.
¡No lo he hecho con malas intenciones! Eso nunca, pero lo he hecho.
Solo lo hice porque no quería que descubriese la triste realidad.
Hace un par de horas, cuando estaba saliendo del apartamento con una gran sonrisa en la boca y con el corazón desbordando alegría, recordé algo muy importante. Un detalle en el que no había reparado ayer, que había salido con Kuroo para que se despejase.
¡Y vaya que si se ha despejado el maldito gato! Después de los bolos quiso irse a cenar a algún sitio nuevo y como aun era muy temprano, los únicos locales que estaban abiertos eran los de comida rápida. Así que decidimos ir por ramen, hacía tiempo que Kuroo no degustaba el picante de los fideos, ni la carne en su punto, ni tampoco sentía los labios ardiendo después de beber la sopa.
Si, tenía que comer un buen ramen picante para curar todos sus males y resurgir de entre las cenizas.
Fue mucho resurgir.
Me di cuenta de ello cuando terminó su primer plato de ramen y pidió otro. El segundo vino más cargado y yo temí por la vida de mi joven compañero y amigo.
Él no lo quiere admitir, pero el motivo por el cual en ese momento de la mañana seguía en la cama es porque no podía levantarse sin notar los retortijones en la barriga e irse corriendo al baño.
Demasiado picante para mi bro.
Volviendo al punto inicial, me había olvidado de algo muy importante y lo había recordado justo saliendo del apartamento. Tenía que pasarme a mí, que en mis momentos más alegres y entusiastas me olvidaba de cosas realmente importantes como era aquella.
- ¡Mierda, la manta para el picnic!- eso grité en medio del pasillo del edificio.
No tardé ni dos segundos en coger el móvil y acudir a Google-san para que iluminase esta mañana que amenazaba con nublarse de un momento a otro. Por que no podía aparecer ante Akaashi, quien seguramente había preparado la comida con todo su cariño, y yo sin la dichosa manta de picnic que había acordado llevar para que él no cargase con todo.
Google-san, tan rápido en ocasiones como molesto en otras, me indicó que tenía una tienda especializada en todo tipo de material para el picnic. Según las reseñas de un tipos, eran las mejores mantas de picnic que había comprado.
Tenía que fiarme de esos tipos que Google-san me enseñaba. Tampoco tenía otra opción. Así que, o era eso o era aparecer ante Akaashi sin la manta y utilizar mi abrigo como manta provisional porque no iba a dejar que él utilizase la suya.
Me negaba ante una derrota como aquella.
Salí del edificio como el alma que lleva el diablo, bajando de dos en dos los escalones de la entrada y corriendo cuesta abajo para llegar lo más pronto posible al metro. No tenía tiempo para caminar cómodamente disfrutando de la brisa mañanera, ni de escuchar los pajaritos cantar desde los árboles, y mucho menos de ayudar a las ancianas con sus bolsas de la compra...
Bueno, eso sí que lo hice igualmente. No podía dejarlas cruzar la calle tan cargadas.
Llegué a la boca del metro, bajé rápidamente las escaleras, doblé varias esquinas como si aquello fuera un condenado rally, esquivando hombres trajeados, adolescentes en grupos grandes y a familias enteras, con esos niños que se ponen delante tuya y te miran inocentemente, como retándote.
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El amor es cosa de dos (Bokuaka)
FanfictionBokuto es obligado por Kuroo a ir a la librería para que le compre una novela erótica que le ha recomendado Tsukishima. Tras buscar por su cuenta, se acuerda de que allí trabaja la chica que le gusta, quien le ayuda a buscar dicho título. Con el tie...