ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 3

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ᴊᴜᴇᴠᴇꜱ, 26 ᴅᴇ ᴍᴀʀᴢᴏ

Llego al apartamento decaído. El entrenamiento de hoy no ha ido nada bien. Solo quiero darme un baño, cenar e irme a dormir.

- He vuelto.- digo en un murmullo inaudible.

El apartamento está en penumbras, lo que me parece extraño. Con una mueca enciendo las luces de la habitación central y me deshago de mis zapatos en dos movimientos.

- ¿Kuroo?

Me asomo al espacio que cumple como salón y cocina al mismo tiempo. No encuentro ningún signo de que haya estado allí. Si hubiese sido así seguramente estaría la televisión encendida, algún libro abierto a medio leer o incluso él mismo tumbado en el sofá dormido.

En su habitación tampoco está y mucho menos en la mía. Reviso la hora en mi móvil; son pasadas las 9 de la noche.

- ¿Se habrá quedado a hacer horas extras?- me pregunto dejando la mochila de entrenamiento en la habitación.

Decido enviarle un mensaje antes de entrar al baño a preparar la bañera. Pongo alguna lista de música aleatoria en el móvil y comienzo a sacarme la ropa. Los brazos se quejan cuando levanto la camiseta y chasqueo la lengua en respuesta. Hace dos semanas que siento cierta molestia en los brazos, pero no le he dado mucha importancia.

Mientras que me aseo con la música de fondo, le doy vueltas al entrenamiento de hoy. Tsum-tsum me ha hecho muy buenos pases, pero he sido yo quien no ha estado centrado en las colocaciones. Suelto un largo suspiro mientras que me lavo el pelo y otro pinchazo en el brazo derecho me hace poner una mueca de fastidio.

Si hubiese estado centrado de seguro que no me habría chocado contra el poste de la red. Y si me hubiese centrado tras ese golpe, no habría recibido el balón con toda la cara.

Deslizo la mano por el cabello para que no moleste una vez aclarado y me zambullo en la bañera llena hasta arriba de agua caliente. Pasan unos instantes hasta que mis músculos agradecen el descanso y se relajan.

Cierro los ojos dejando caer la cabeza y sigo dándole vueltas al día de hoy, ahora sobre el momento en que le volví a ver al chico de la firma de libros.

- Me pregunto si vivirá por la zona.- murmullo abriendo los ojos y enfocándolos en el techo con una expresión relajada.

Esta mañana, cuando salí de casa para coger el metro, me detuve en una cafetería cercana a la estación a pedir un café con sirope de chocolate para llevar. Me encanta la combinación, sobre todo porque siempre le saco con el dedo el sirope que adorna la espuma. Además, es una cafetería temática de gatos.

Recuerdo cuando Kuroo me llevó allí por primera vez.

Por aquel entonces Kuroo llevaba trabajando en la empresa un par de meses y una compañera suya del trabajo le invitó a tomar un café allí. Ambos sabíamos que la chica quería una cita con él.

Kuroo no quería ir, pero ella insistió mucho. Así que me convenció para que fuese con él a la cita. Yo acepté de buena fe, no me importaba acompañar a mi bro a la cita. Pero lo que no sabía era que había aceptado hacerme pasar por su novio para que la chica le dejase en paz.

Realmente ella era persistente.

La historia terminó conmigo metiéndome realmente en el papel, una bofetada de Kuroo y la chica avergonzada por haber insistido en tener una cita. No era mi culpa que actuase tan bien.

Cuando ocurrió esto ya sabía que a Kuroo le gustaban los hombres, aun que lo supe cuando nos graduamos en la preparatoria. Al parecer era evidente, pero Kuroo me lo tuvo que decir varias veces para hacerme ver que salia con chicos, y no como amigos.

El amor es cosa de dos (Bokuaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora