ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 2

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ᴍᴀʀᴛᴇꜱ, 24 ᴅᴇ ᴍᴀʀᴢᴏ

La monótona voz del metro me despierta. Abro los ojos alarmado y analizo mi entorno queriendo ubicarme. Me fijo en el panel luminosos de las paradas y suelto todo el aire retenido de un golpe; aun me quedan dos paradas.

Reviso el móvil por hábito y un retortijón en el estómago me avisa de que es hora de cenar. Kuroo me ha enviado un nuevo mensaje para que me pase por el 24 horas a comprar ketchup para la omelette. Se me hace la boca agua al imaginarme una gran omelette bien cargada con ketchup.

El entrenador dice que cene poco, pero es imposible contenerse con lo bien que cocina Kuroo. Además de que tengo un hambre atroz cuando termino de entrenar.

Dejo caer la cabeza hacia atrás pensativo. Por el rabillo del ojo observo la ciudad iluminarse bajo el cielo oscuro y relajo la expresión al recordar que el viernes me veré con Natsuki para tomar algo. Una repentina felicidad me invade el cuerpo, aun que sigue reclamando comida de manera persistente.

- Si no le gusta el café tengo que pensar a donde llevarla.- murmullo pensativo.

Tras unos minutos perdido en mis pensamientos la voz del metro anuncia mi parada. Me levanto de un salto y camino con la mochila de entrenamiento colgada de un hombro. Reviso el móvil por segunda vez antes de que el vagón se detenga y emprender la marcha hacia el 24 horas más cercano a casa.

. . .

- He vuelto.- anuncio entrando en el apartamento que comparto con Kuroo.

El aroma a verduras hervidas mezclado con el regusto amargo de la cerveza me fuerza a alzar la mirada del suelo. Me deshago de los zapatos de un puntapié y entro en el apartamento con el estómago rugiendo.

- Bienvenido.- responde Kuroo asomando la cabeza.- Pensaba que tendría que ir a buscarte otra vez.

Dejo la bolsa de la compra en la encimera y camino hasta mi habitación para dejar la mochila. Respondo a Kuroo en el proceso.

- Cállate, eso pasó una vez.

- No bro, pasó más de una vez.- dice desde la minúscula cocina.- La última vez fue porque no sabías que marca de ketchup comprar.

Aparezco nuevamente en la habitación principal con una mueca de fastidio.

- No es mi culpa que haya miles de marcas de ketchup y ¿si la marca blanca va mejor con la omelette que la otra que anuncian en la tele?- Kuroo me mira enarcando una ceja.- Yo te digo que esto es una conspiración y que cada marca de ketchup es especial.

- ¿Seguro que no quieres trabajar para el cuerpo secreto? Descubrirás la conspiración del ketchup.- bromea.

- No juegues con eso, bro. Te pueden oír.

- ¿Quién?

Kuroo saltea las verduras mientras que contesta. Me siento en una de las banquetas de la encimera y observo atentamente como cocina.

- Pues el que maneja eso del ketchup. Tiene pinta de tener un nombre muy turbio, ya sabes como los villanos de los shojo.

La risa estridente de Kuroo hace que frunza los labios y entorne la mirada.

- Tienes demasiada imaginación, bro. No sé como te va a aguantar tu esposa, la compadezco.

- Pero si no tengo, bro.- comento relajando la expresión.

- Pero la tendrás. ¿No era que habías quedado con esa tal Nanaki?

- Natsuki, bro. Nat-su-ki.- replico cruzando los brazos bajo el pecho.- Tienes una memoria pésima.

- No te quejes tanto. Cuando conociste a Tsukishima tampoco lo llamaste por su nombre.

Kuroo prepara la sartén con un poco de mantequilla y aceite. Con una expresión concentrada vierte las verduras, trozos de jamón y arroz en blanco para removerlo todo en una mezcla uniforme.

Por un momento me olvido de lo que ha dicho y me concentro en lo que está cocinando, totalmente relajado.

- Supongo.- respondo sin mucho interés.

Él me mira confuso y yo mantengo la mirada en lo que hace. Parece haber captado mi mensaje silencioso.

Prosigue cogiendo el bote de ketchup. Lo abre y echa un buen chorro en la mezcla para a continuación removerlo nuevamente. El olor a tomate, jamón pasado por mantequilla y el color de por sí hace que mi estomago vuelva a quejarse.

- ¿Muy duro el entrenamiento de hoy?- pregunta Kuroo despertando mi mente.

- Normal. Hinata sigue mejorando, me recuerda mucho a cuando terminé la preparatoria. Ya sabes, las ansias que tiene por seguir mejorando.

- Chibi chan siempre se ha parecido a ti en ese sentido.

- Algún día será mejor que yo, Kuroo. No dudo de eso.- respondo sereno.

Kuroo prosigue con la cena batiendo dos huevos en un pequeño cuenco antes de verterlos en la sartén nuevamente vacía. Cubre toda la superficie con el huevo y espera a que se haga antes de coger el plato con la mezcla y echarlo lentamente en un lateral.

- ¿Todo bien en el trabajo?- pregunto desviando la mirada hacia él.

- Mucho papeleo, pero todo igual.- da un sorbo a su cerveza.

- ¿Le dirás a Tsukishima lo de tu ascenso?

Parece pillarle por sorpresa ya que frunce el ceño y duda un momento en responder.

- No tenemos ese tipo de relación, bro. Solo nos encontramos para hacerlo, no hay sentimientos, no hay compromiso, no hay nada más que eso.- el tono con el que lo dice me hace dudar.

Elevo la mirada hacia él por unos segundos.

- Ya, claro. Por esos "no sentimientos" estás leyendo todo lo que te recomienda, ¿no?

- Que quiera leer lo que me recomienda no quiere decir que me interese.

Sonrío de lado ante su respuesta. Eso era lo que esperaba escuchar.

- Yo no he dicho nada de que te interese.

Kuroo eleva la mirada hacia mi con un leve sonrojo en las mejillas. Se aclara la garganta y me tiende el plato con una gran omelette rellena hasta desbordar con una cara mal trazada encima de la capa de huevo.

- Cállate búho idiota.- brama con el ceño fruncido.

Sonrío victorioso antes de dar las gracias por la comida y atacar con los palillos.

El amor es cosa de dos (Bokuaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora