ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 24

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ᴍᴀʀᴛᴇꜱ, 02 ᴅᴇ ᴊᴜɴɪᴏ

ᴀᴋᴀᴀꜱʜɪ

Debo ordenar mis pensamientos si no quiero perder la compostura.

Inhalo profundamente, retengo el aire durante 3 segundos y exhalo. Repito el proceso durante un minuto, imaginando que un vasto océano en calma me rodea. Me veo reflejado en la cristalina superficie, sintiendo cómo recupero mi habitual serenidad y el control de la respiración.

Evito con todas mis fuerzas añadir técnicas de respiración pertenecientes al anime que estoy siguiendo actualmente.

Una vez calmado, abro los ojos y levanto el mentón, fijando la mirada en el espejo. Debo llevar alrededor de 5 minutos en el baño, nadie se extrañará si pierdo tiempo de mi almuerzo para ordenar mi cabeza.

Sin embargo, quiero zanjar este asunto rápidamente. Tengo hambre.

-Bien, por el principio.- le susurro a mi reflejo.

No he tenido tiempo por la mañana para prepararme el almuerzo. De ahí que haya bajado un momento al supermercado, a pesar de saber perfectamente que mi apartamento no queda muy lejos, en busca de algo para comer.

Por alguna razón que desconozco, me apetecía comer un bocadillo improvisado. No es un tipo de comida que me guste especialmente, pero ha surgido así.

Bajo al supermercado, busco la comida y, entrando en el pasillo de las bebidas, vislumbro una figura robusta que confundo con Bokuto. Mi sorpresa es que no es una ilusión y Bokuto está en la zona de la carnicería, dándome la espalda.

No sé por qué, me escondo tras una señora. Un autoreflejo que me avergüenza con tan solo pensarlo.

-No esperaba encontrarme con Bokuto y menos en el supermercado.- murmullo bajando la cabeza.

Dejo las gafas encima del lavabo y cierro los ojos un momento. La imagen de Bokuto de espaldas, totalmente relajado, se dibuja por sí sola en mis pensamientos. Pero esto no termina ahí, el que posteriormente nos hayamos encontrado en otro pasillo aumenta esta extraña sensación.

No comprendo el porqué de su reacción. Cuando me mira parece que es capaz de ver a través de mi, de mi piel, y que me acaricia con ese brillo en sus ojos.

Mantener la compostura a su lado empieza a ser un problema.

Para colmo, conozco al famoso Kuroo. El "niño dentro de un cuerpo adulto" Kuroo, el "pervertido romántico" Kuroo, el "idiota que quiere enamorarse de mí" Kuroo, o mi favorito, el "tipo que me invita a un restaurante para hablar".

Esa fue la primera expresión que utilizó Kei para referirse a él. En ese momento, iluso de mí, pensé que aquella expresión no requería de explicación. Sin embargo, me encontré con que "restaurante" era "casa" y "hablar" era "follar".

La simple idea de complicar algo tan sencillo hace que me duela la cabeza.

Vuelvo a ponerme las gafas. Me apoyo encima del lavabo, dándole la espalda a mi reflejo.

-Como si no tuviera suficiente con Kei.- mascullo frunciendo el ceño.

Desde el día en que Kei descubrió, por sí solo, que Bokuto había estado en mi apartamento, no deja de hacerme visitas sorpresa con el fin de encontrarnos a ambos en una situación embarazosa. Algo incomprensible, ya que no pienso en Bokuto como un follamigo.

El hecho de que Kuroo y Kei hayan tenido ese tipo de relación no justifica que ahora quiera vivir lo mismo con Bokuto.

Suelto un suspiro largo, relajando la expresión.

El amor es cosa de dos (Bokuaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora