6 || Paraguas

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Adrián se bebió el café de un sorbo. La amargura ya no le molestaba.

— Para ser modelo, tienes una dieta horrible. —dijo una voz.

Él dirigió su mirada escaleras abajo, a la acera. Alya estaba ahí de pie, jugueteando con la cinta de su bolso. Se veía extraña sin su compañía habitual. Hacía tiempo que Marinette ya no estaba junto a Alya, pero seguía siendo algo nuevo para él.

— ¿Qué quieres decir con eso? —puso todo su empeño en sonreír, pero no podía hacerlo. Se sentía como algo extranjero en sus labios. ¿Por qué debería sonreír si Marinette estaba muerta?

— Me refiero a que tienes una dieta horrible, sin más. —respondió Alya de manera impertinente— Lo único que te veo tomar es café barato, que déjame que te diga que es básicamente un sacrilegio, y bocadillos de mantequilla de cacahuete y mermelada. —su cabeza estaba inclinada hacia un lado y, aunque estaban hablando, no dejaba de mover los dedos arriba y abajo de la cinta de cuero.

— Estoy cansado. —masculló el chico. Era una excusa patética pero igualmente salió de sus labios, secos y agrietados. Desde el último escalón, pudo percibir como Alya ponía los ojos en blanco ante tal respuesta.

Adrián se encogió de hombros y dejó que su ojos penetrasen en la bebida oscura. Empezó a hundirse en el café y en su propia melancolía. Apartó la mirada del reflejo borroso que veía dentro del vaso. El cielo grisáceo parecía oscurecer, aún más, su estado de ánimo. Echaba de menos a Marinette.

— A veces, yo también vengo por aquí, —dijo Alya, con una media sonrisa forzada— cuando la echo en falta... Me gusta recordar todos los buenos momentos que pasamos juntas. —Adrián solo pudo asentir porque ese también era el motivo porque él había ido a la puerta de la escuela. Ahí, donde todo empezó con un paraguas negro.

Always, Marinette (traducción al español castellano) - Por siempre, MarinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora