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Mirio despertó y lo primero que pensó en hacer fue ver a Tamaki, su amado Tamaki.

Tal vez era algo exagerado considerado que apenas empezaban a salir pero en verdad sentía que estuvieron juntos toda la vida. Se dirigió al comedor con toda la energía del mundo con la esperanza de que el joven azabache ya estuviera ahí con lo puntual que era siempre.

Al pasar noto que el día estaba especialmente nublado pero a la vez pensaba que Tamaki y el podrían ir al jardín y tener un pequeño picnic.

Que se podía hacer Mirio Togata siempre fue un romántico.

Entró al comedor y noto como Nejire ayudaba a momo a comer un poco, le sonrió a ambas cuando ellas lo notaron y siguió buscando con la mirada a su chico más al parecer no estaba ahí.

Un peliverde paso al mismo tiempo para su suerte con su uniforme de siempre al lado de una chica que tenía un pase de visitante colgando del camisón.

— ¡hey Midoriya! — llamó Mirio al más pequeño el cual detuvo sus pasos al escuchar que lo llamaban.

— Togata senpai, Buenos días ¿en qué te puedo ayudar? — pregunto Izuku.

— yo quería saber si Amajiki ya vino a desayunar — Mirio sonrió y Izuku respondió con una sonría más pequeña que decía "entonces ya es oficial por fin".

— bueno senpai no, sigue en su habitación de hecho después de llevar a Uraraka — dijo y señaló a su acompañante — iba a ir a verlo pero ya que estas aquí podrías ir tu ¿no?.

— ¡totalmente! — respondió Mirio — bueno voy llendo para allá, gracias por tu ayuda Midoriya.

El joven Togata se dirigió a paso veloz a la tan conocida habitación de Tamaki donde al llegar la puerta abrió dejando ver el cuerpo hecho bolita de Tamaki entre las sabanas. La expresión de Mirio cambió de alegría a preocupación y se acercó a la cama de Tamaki, se sentó a su lado y tocó su hombro con delicadeza.

Amajiki reaccionó ante esto y rápidamente volteo hacia Mirio, Tamaki tenía los ojos rojos e hinchados, su labio inferior tembló con sólo ver a Mirio y en un dos por tres su novio estaba llorando en mientras se abrazaba fuertemente de su cuello.

Mirio le devolvió el abrazo y empezó a susurrale en el oído.

— ¿que pasa Tamaki? ¿Estas bien? — dijo preocupado Mirio mientras sentía como la espalda del más pequeño subía u bajaba.

— M-Mirio — lloró Tamaki y empezó a balbucear a tal grado que era imposible entender que decía pero se notaba que no era nada bueno.

— Tamaki tranquilo, respira – dijo mientras hacía acariciaba la espalda de Amajiki haciendo que este se calmara ante su toque. — ¿que pasa? Puedes confiar en mí.

Tamaki tomó aire y sin separarse de Mirio empezó a hablar en voz baja.

— yo no me siento bien Mirio — fue lo único que dijo Tamaki y aunque Mirio sabía que había algo más ahí esperaba que Tamaki lo dijera por sí mismo.

Un momento de silencio se hizo en el que Tamaki simplemente lloraba en el hombro de Mirio y el lo dejaba, si algo sabía era que no debía presionar a Tamaki para hablar ya que hacer eso costaba tiempo y sabía que podía ser más duro para algunos que para otros como en su caso que fue algo difícil ya que apenas podía recordar lo ocurrido sin entrará en pánico al principio.

— Tamaki sabes que... — dudo Mirio — sabes que me preocupo por ti, no como mi paciente si no como mi pareja como aquel chico que quiero hacer feliz porque amo cuando lo esta.

Hackensack [MiriTama] ¡CANCELADA! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora