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"La curiosidad mato al gato" era una frase curiosa y que Mirio casi nunca entendió hasta ese momento de su vida, su curiosidad lo había llevado a descubrí algo que no era tan bueno para él saber y eso sólo conllevó a que fuera ahora alguien paranoico de nuevo.

Hablaba solo con Tamaki el cual también estaba un poco más desanimado que de costumbre, la mayoría del tiempo se la pasaba en cama y lloraba más seguido.

Mirio quería ayudar pero poco podía tomando en cuenta que el niño tomó una mala decisión, dejar de tomar el medicamento que le daban. Su pánico y constante miedo volvieron, abrazar a Tamaki para protegerlo y protegerse de Chisaki el cual ya era el villano para el.

Sus propios instintos lo atormentaba y de cada día una horrible pesadilla lo atacaba cada noche haciendo que el pobre fuera como un chinchillo asustado a la habitación de su pareja.

Mirio había dejado de comer también y cada que alguien hacia un movimiento demasiado brusco cerca de él, Mirio se hacía pequeño.

Mirio estaba indefenso por qué la curiosidad le ganó y le afecto.

No había nada de malo en saber cuando algo es malo lo malo es actuar de la forma en que Mirio actuaba que era lo que Nejire había notado ya hacía un tiempo.

Ella conocía a Mirio desde que este llegó, lo vio en su peor momento y en su mejor y algo que tenía por seguro era que Mirio era un chico que sabía que las medicinas le hacían un bien, que sin importar el amor y el apoyo de las personas a su alrededor (que sirven a la vez) las medicinas hacían más probable que el mejorará.

Nejire despertó y fue a la clínica desde muy temprano, como siempre se puso su uniforme y se preparó para levantar a todos los pacientes, después de una semana Nejire sabía que encontraría a la pareja en la habitación del azabache.

Y así fue en esta estaban los dos dormidos aunque Togata se movía más de lo normal, murmuraba cosas y pegaba más a Tamaki a él como con miedo.

Nejire no tenía que preguntar sabía que lo que pasaba, su amigo había recaído, lo sabía e intentó ayudar dándole unas pastillas especiales para calmarlo, ya las habían utilizado ante pero parecieron no surtir efecto esta vez.

Nejire estaba algo asustada pero no podía hacer nada mas que intenta ayudar a su amigo a mejorar hablando con ella ya que también el niño siempre ponía una excusa para no ver a Chisaki.

La joven simplemente podía seguir con su trabajo ya que si no no le iban a pajar completo al final del mes, de mala gana fue hasta la habitación de Mirio y sacudió las cosas con un trapo húmedo.

Aquel día el señor del que hacer no había llegado ya que su hijo se hacía ese día su cirugía de pecho así que no fue a trabajar.

Nejire frunció el ceño al notar algo dentro de la almohada de Mirio, metio su mano con toda confianza y sacó de allí las pastillas de por lo menos unas semanas.

Una parte de ella le decía que le dijera a Chisaki pero otra se preguntaba porque Mirio haría algo así nada más.

Algo confundida guardo las pastillas en su bolsa dispuesta a hablar con su amigo de una vez por todas.

(...)

Al fin era hora de la comida y para su sorpresa ambos chicos estaban afuera en el patio, estaban sentados en el pasto hablando de algo mientras Mirio tomaba la mano de Tamaki, Nejire sonrió para si misma.

Quería preguntale a Mirio pero no quería interrumpir tan tierno momento así que se acercó de poco a poco procurando hacer ruido para que ninguno se sorprendida cuando llegara con ellos.

Hackensack [MiriTama] ¡CANCELADA! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora