Capitulo 14. ¿Alice en los mundiales?

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Los vendedores se aparecían a cada paso, con bandejas o empujando carros en los que llevaban cosas extraordinarias: escarapelas luminosas (verdes de Irlanda, rojas de Bulgaria) que gritaban los nombres de los jugadores; sombreros puntiagudos de color verde adornados con tréboles que se movían; bufandas del equipo de Bulgaria con leones estampados que rugían realmente; banderas de ambos países que entonaban el himno nacional cada vez que se las agitaba; miniaturas de Saetas de Fuego que volaban de verdad y figuras coleccionables de jugadores famosos que se paseaban por la palma de la mano en actitud jactanciosa.

—He ahorrado todo el verano para esto —le dijo Ron a Harry mientras caminaban con Hermione y Alice entre los vendedores, comprando recuerdos. Aunque Ron se compró un sombrero con tréboles que se movían y una gran escarapela verde, adquirió también una figura de Viktor Krum, el buscador del equipo de Bulgaria. La miniatura de Krum iba de un lado para otro en la mano de Ron, frunciendo el entrecejo ante la escarapela verde que tenía delante.

—¿Por qué no compras nada? —preguntó Hermione, viendo a Alice mirar algunos recuerdos.

—No me queda mucho dinero —respondió Alice apenada por su descuido.

—¡¿Has gastado todo tu dinero en esa absurda apuesta?¡ —Alice aprieta los ojos ante el regaño de Hermione.

—No es tan absurda —se excusó Alice mirando las tienditas —, pero ando ahorrando para el futuro —explicó, sin querer decir sobre la discusión con Adelise, pero ahora que lo pensaba Hermione no había preguntado por la aparición de esta en la madriguera.

—¡Vaya, miren esto! —exclamó Harry, acercándose rápidamente hasta un carro lleno de montones de unas cosas de metal que parecían prismáticos excepto en el detalle de que estaban llenos de botones y ruedecillas.

—Son omniculares —explicó el vendedor con entusiasmo—. Se puede volver a ver una jugada... pasarla a cámara lenta, y si quieres te pueden ofrecer un análisis jugada a jugada. Son una ganga: diez galeones cada uno.

—Ahora me arrepiento de lo que he comprado —reconoció Ron, haciendo un gesto desdeñoso hacia el sombrero con los tréboles que se movían y contemplando los omniculares con ansia.

—Deme cuatro —le dijo Harry al mago con decisión.

—No... déjalo —pidió Ron, poniéndose colorado. Siempre le cohibía el hecho de que Harry, que había heredado de sus padres una pequeña fortuna, tuviera mucho más dinero que él.

—Es mi regalo de Navidad —le explicó Harry, poniéndoles a él, Alice y a Hermione los omniculares en la mano—. ¡De los próximos diez años!

—Conforme —aceptó Ron, sonriendo.

—¡Gracias, Harry! —dijo Hermione—. Yo compraré unos programas...

—Por lo menos tendré algo de que recordar el partido —dijo Alice asombrada.

Mientras tanto seguía con Hermione viendo algunas de las bufandas, alguien agarraba a la chica del brazo, estuvo a punto de aplicarle una llave, pero se detuvo, ese chico lo conocía levemente, pero no podía recordarlo muy bien.

—Tu —dice algo agitado mientras la sostenía, esbozaba una sonrisa al verla mejor—, necesitamos tu ayuda —comentó uno de ellos.

—¿Mi ayuda? —por un momento creyó que se trataba acerca de su cargo como diosa—. Tu dime que necesitas y lo hare.

Sonreía con gran orgullo, ya que creía que ese era su papel en la vida, ayudar a los que se lo pidieran. Este se la llevo y se despedía de Hermione, fugazmente.

Entonces la llevaba hasta lo que era el estadio de quidditch, era enorme, nunca podría imaginarse volando para tantas personas, le daría un gran pánico escénico, entonces llegó a lo que eran los vestidores de este, todo lleno de verde y un cuanto amarillo, sus ojos cayeron en el chico que claramente conocía.

Alice y el torneo de los tres magos [AIH#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora