26. ¿Quidditch entre escuelas?

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Alice caminaba por el exterior del castillo, exactamente en los bordes, Crookshanks se le unió para esa inesperada caminata nocturna, que se andaba reprendiendo por lo frio que estaba las afueras del castillo. Su pijama no ayudaba mucho a apaciguar el frio y mucho menos las alturas.

—Hola Crookshanks —saludó Alice, viendo al gato caminar a un lado suyo.

«No entiendo que haces» soltó, pero ambos se alertaron, y brincaron ha cuando caminaban.

Entre los pasillos vacíos y desolados de Hogwarts, bueno, no tan desolados, una persona estaba haciendo resonar sus pasos, Alice se oculta, intentando ver de quien se trataba, pero no había mucha luz, como para poder distinguirlo. ¿Un profesor? Pensó, pero esa figura nunca la había visto nunca, ni en un profesor o los recién alojados de Hogwarts.

«Es mejor regresar» se metió Crookshanks en su mente.

Alice tomo su varita, no prestando atención a Crookshanks.

Acordar con Loki de verlo a medianoche, tal vez era una mala idea, la ultima vez que estuvo caminando por la escuela, le bajaron cincuenta puntos por andar fuera de la cama.

Llegando al vestíbulo, derrapaba entre las columnas para bajar, la piel del pie ardió levemente, y pudo apretar muy bien los labios para no chillar, toco suelo, y Crookshanks saltaba hacia los brazos de Alice, que observaba a los alrededores esperando no ser atrapada, aunque veía a alguien caminar donde una tenue luz alumbraba un pasillo.

—Expeliarmus —gritó Alice justo a tiempo, para desarmarlo.

Pero este no se veía un rostro conciso, pero estaba en desventaja contra ella, desarmado y solo, intentando ir de incognito, mientras alguien ya sabía que alguien se había infiltrado en el castillo.

—Muestra tu cara, sé que no eres un estudiante, ni de Durmstrang o Beauxbatons —soltó Alice acercándose sin bajar la varita, las pinturas empezaron a murmurar —. No te muevas o te ira mal, creeme que mal.

Se acercaba lentamente hacia al hombre que tenia las manos alzadas.

—Desmaius —era la misma voz que escucho cuando salió la marca tenebrosa, con la sorpresa, no pudo bloquear el hechizo.

«¿Otro golpe en la cabeza?» se quejaba sobándosela y reincorporándose, posiblemente aquella persona, ya no andaba por ahí, se sentía aturdida, mientras enfocaba el lugar buscando por la silueta o una presencia cerca, pero nada parecido, solo una que brinco enfrente suyo.

—Señorita Alice —brincaba un elfo.

—Dobby —decía desconcertada, abriendo finalmente los ojos—. Demonios —soltó Alice cubriéndose el rostro—, espera un momento. ¡Dobby! —exclama emocionada, abrazando al elfo doméstico, que se vio sofocado y sorprendido —. ¿Qué haces aquí? ... ¿No me digas que Lucius te ha vuelto a obligar a trabajar con él? Él debió ser el desgraciado que desarme, pero... no tenía el cabello largo —y las voces eran diferentes.

—Dobby es un elfo libre, señorita Alice —festejó Dobby alzando los brazos.

—Eso lo sé muy bien, Dobby —dijo con una sonrisa, poniendo su mano en la enorme cabeza del elfo—. Pero ¿Qué haces en Hogwarts? —Alice se intentó parar, pero todo su cuerpo le dolia.

—Sangra señorita Alice, acompañe a Dobby, en la cocina, Dobby puede darle algo para aliviar su dolor —le señaló muy preocupado.

—De acuerdo. Vamos Crookshanks.

Alice nunca había entrado a la cocina, y nunca se había preguntado donde estaba o como le hacían los elfos, pero Fred y Geroge, han mencionado que está cerca de la casa de Hufflepuff.

Alice y el torneo de los tres magos [AIH#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora