Capítulo 15.

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Me desperté con dos mensajes nuevos en mi móvil.

-Me lo he pasado genial ayer y me encantaría volver a verte antes de irme a Bilbao, ¿estás libre para comer?

-Nicole no he podido dormir en toda la noche, necesito aclararlo todo contigo. No quiero perderte otra vez.

En efecto, el primer mensaje que leí era de Kepa. He de admitir que me sacó una sonrisa y ganas de comer con él no me faltaban.

El segundo mensaje era, claramente, de Marco. Al contrario que el primero, este no me sacó una sonrisa. Mi cuerpo entero tembló al leer el mensaje. Mi cabeza me decía un no rotundo mientras que, si por mi corazón fuese, estaría llamando a la puerta de su casa. ¿Qué podría salir mal? Ya somos dos personas adultas con un simple pasado en común deberíamos hablar las cosas de una vez.

Tras asentar las ideas contesté a los dos mensajes.

-¡Claro que me apetece salir a comer! Avísame con la hora y el lugar y nos vemos.

Quedar con Kepa me apetecía mucho. Marco no es el centro del mundo tengo que pensar en mí. Si el vasco se iba pronto hacia su ciudad, visitaría a Marco.

-He quedado para comer hoy, si tengo tiempo después te escribo ,vale?

Hoy iba a ser un  día movidito. Amanda me dijo que era muy mala idea quedar con Kepa el mismo día que con Marco pero hice caso omiso a sus palabras, con Marco tendríamos una breve conversación y ya.

Respecto a ayer, nada más llegar a casa Amanda me interrogó a fondo y obviamente se lo conté todo. Las chicas todavía no sabían nada pero el próximo día que quedemos tengo el objetivo de decírselo todo.

Kepa me vendría a buscar sobre las 2 por lo que desayuné tranquilamente, me arreglé y me vestí. A las dos en punto sonó el timbre así que me despedí de Amanda y me fui.

-¿Qué tal tu resaca? Dijo nada más verme aparecer.

-Casi inexistente. -Reí. -Por tu pregunta deduzco que la tuya va peor. 

-No tengo práctica de beber lo siento. -Los dos reímos y montamos en su coche.

Llegamos a un restaurante tranquilo y discreto. No parecía nada excesivamente lujoso ni elegante, algo más tranquilo y privado.

-Es uno de los pocos restaurantes donde se puede mantener la privacidad y que no sea extremadamente pijo. -Rio el vasco.

-Me encanta.

Comimos tranquilos, hablando sobre nuestras infancia, nuestras aficiones... Kepa cada vez me parecía más un amor de niño.

-Oye, no quiero que pienses que soy un picaflor ni nada de eso. A ver de fiesta un poco sí como todos supongo. -Rio nervioso. -Pero que si te escribí para comer fue por ti como persona, más allá de que después surja algo o quedemos como amigos vaya.

Sonreí ante las palabras del vasco ya que estaba totalmente de acuerdo. Cada minuto que pasaba me dejaba más claro que era una  persona increíble y que valía la pena, en el sentido que fuera.

Salimos del restaurante y dimos una vuelta por un pequeño parque cerca de allí.

-¿Nos veremos cuando vuelva a Madrid?

-Eso dalo por hecho. -Le abracé fuerte a modo de despedida. No había pasado nada en relación a la noche anterior, ahora mismo éramos simplemente amigos. En que no pasara nada seguramente influyera también lo ocurrido con Marco, a quién no podía sacarme de la cabeza.



Un mismo destino. (Marco Asensio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora