CAPÍTULO 1

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Me desperté y vi mi celular.

Llegó el día.

Salí de mi cama y me vi en el espejo, aun me impresiona el cuerpo que tengo ahora, cuando tenía 6 años, me veía y era una niña normal.

Era Alejandra Rivera, hija de un padre no biológico y una madre empresaria.

Suspiré cansado, ahora estoy por cumplir 20 años, he vuelto a Houston, lugar donde nací y viví hasta casi los 8 años.

Ahora tengo 2 padres, ¡si 2! Mi padre biológico apareció cuando tenía 7 años, mi madre se separó de Max quien fue el padre que me crió, y volvió a casarse con Emiliano que es mi padre biológico, y por su trabajo como administrador de un hospital nos mudamos a México.

Cuando estaba por cumplir 8 años, le dije a mis padres que me sentía niño, ellos me apoyaron y en cuanto nos mudamos a México empezó mi tratamiento.

Y me convertí en Alejandro León Rivera legalmente, un joven de cabello corto castaño, la terapia hormonal comenzó y con ello los cambios, crecio mi masa muscular, mi voz se hizo más profunda, creció vello facial, comencé a hacer ejercicio y definí mi cuerpo, me realice la mastectomía y por último me hice algunos tatuajes. Mi favorito es el que tengo en la parte trasera de mi cuello, Alejandra, para nunca olvidarme quien fui, para que no se me olvide quien soy.

Hace una semana volví a este lugar, de pequeño estudié aquí y no tuve amigos. Bueno tuve una amiga, aun la recuerdo, me gustaría verla, Lucia Sandoval, nos gustaba leer y discutir sobre libros, era graciosa, con sus lente de buha, era la chica más hermosa del mundo.

Mi primer amor y el único. Lo más seguro es que jamás la vuelva a ver, seguro que se fue o se olvidó de nuestra amistad.

Mi primer día como universitario en Houston, gracias a mis buenas notas conseguí una beca para estudiar aquí.

Vivo solo, Emiliano me regaló su departamento de soltero. No hice muchos cambios, solo a la que sería mi habitación, con ayuda de Lorena, su 'amiga', quedó a mi gusto.

Me bañé y me vestí, playera negra, pantalones negros rasgados de las rodillas y unos tenis blancos. Me puse mi chamarra de mezclilla favorita, me miré una última vez en el espejo, sonreí y me tomé mi mochila.

Al salir vi el sol y sentí el clima cálido del otoño acercándose, extraño México, suspiré, debo llamar a mis padres, los extraño y a mi hermana menor igual.

Al subir al autobús, noté que habían personas que recordaba, no habían cambiado nada, no creo que me reconozcan, soy completamente distinto ahora, no queda rastro de la persona que ellos conocieron hace 11 años.

Al bajar del autobús, me detuve en la entrada, mi nuevo lugar de estudios.

Es tan callado, recuerdo que México era tan ruidoso, tal vez son las culturas. Llegué hasta la oficina de la jefa de mi carrera, era rubia, con una sonrisa de modelo, debía tener casi 40 años, pero se conservaba muy bien.

-Buenas días -dije sonriente -vine por la libreta de estudiante.

-Nombre -dijo con un acento español

-Alejandro León Rivera- dije sonriente.

-¿León?- la mujer me miró con sorpresa -¿de casualidad eres pariente del doctor Emiliano León?

-Si, soy su hijo

-Entonces serás mi alumno favorito- dijo contenta -conocí a Emiliano muy bien hace algunos años, ¿Y cómo está?

Solté un pequeño suspiro y agarré mi cuello, estaba incómodo. Antes de casarse con mi madre, Emiliano tenía un pasado lleno de mujeres que entraban y salían de su departamento. Nunca espere toparme con una de sus conquistas.

Simplemente se tú mismo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora