CAPÍTULO 21

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Desperté por el sonido de la alarma y me moví un poco hasta llegar al maldito aparato que sonaba. Cuando lo detuve me volví a mi antigua posición con Lucia dándome la espalda y yo abrazado a ella.

Se revolvió entre mis brazos suspirando. Apreté mis ojos quejándome porque no quería despertar todavía, pero se me escapó una sonrisita y un suspiro al sentir esos labios que tan bien conocía sobre mi mejilla.

-Despierta -su voz ronca y adormilada me volvía loco. Apreté más mi brazo a su alrededor para acercarla a mi cuerpo todo lo que podía. -Cuidado amor.

Fruncí las cejas abriendo un ojo para verla.

-¿Te hice daño anoche? -negó acariciando mi mejilla.

-No, pero tienes fuerza y me vas a partir en dos si me sigues abrazando tan fuerte -solté una risa.

-En realidad, te partiría en dos de otra manera. -fue su turno de reírse y abrí ambos ojos para mirarla.

-Esa forma de dar los buenos días que tienes. -pasaba sus dedos a lo largo de mi brazo mientras yo seguía intentando despertar completamente.

-Buenos días, mi amor -murmuré y vi su sonrisa.

Sentía tanta paz al tenerla así, junto a mí y de esa manera. Amaba esa sensación de plenitud en momentos como esos. Eran indescriptibles.

-Buenos días -me dio un pequeño beso en la boca. -Vamos a levantarnos que llegaremos tarde a la universidad.

-Ni me importa -suspiré comenzando a estirar mi cuerpo cuando Lucia se sentó en la cama por un momento. -¿Estás bien? -acaricié con una mano su espalda desnuda mientras la veía pasarse ambas manos por la cara.

-Sí -bostezó, haciéndome sonreír porque era lo más adorable del mundo.

-¿No podemos saltarnos la primera clase e ir a desayunar? -ella me miró un momento estudiando mi rostro y finalmente me abrazó haciéndonos caer de espaldas sobre el colchón.

-No, pero puedo venir en la noche y preparar algo de cenar -murmuró sobre mis labios.

-Me encantaría -sonrió y le di un beso en los labios, en la mejilla, la nariz y terminé en su frente. -Te amo.

-Eres lo más lindo que le pasó a mi vida -sonreí, pegó su mejilla contra la mía para susurrarme -Nunca lo olvides -le di otro beso en los labios y volví a abrazarla contra mi cuerpo.

Si, ese lunes llegamos tarde a la universidad.

(...)

Al entrar al departamento, dejé las llaves colgadas y mi mochila junto a la puerta mientras miraba a mi alrededor.

Juro que mi corazón latía rápidamente, quizás estaba teniendo un ataque al corazón o algo. Mi estómago me cosquilleaba cuando me encontré pensando en qué podría querer eso para toda mi vida. El llegar a casa y encontrarme con ella en mi cocina preparando la cena para ambos era algo que me llenaba con solo imaginar que pasará cada día.

Nunca había nadie, hoy había sentido tantas cosas al entrar y ser recibido por el olor a comida por toda la casa, sonreí como idiota porque ahí estaba con ese jean ajustado que me volvía loco, una de mis playeras y su pelo recogido algo desprolijo.

Quería llegar a casa y encontrarme a esa mujer celosa, enojona, adorable, tierna, preciosa y perfecta, lo quería para siempre.

-Amor, estoy ... ¿Me estabas mirando el trasero? -levanté mi vista a sus ojos y sonreí inocentemente. -Ay Alex...

-¿Ay Alex, qué? No tengo la culpa de que me guste tanto como se te ve ese pantalón. -dije abrazándola por detrás.

Le di un beso en la mejilla mientras la veía cortar algo sonriendo, apoyé mi barbilla en su hombro para ver. -Eso huele tan bien.

Simplemente se tú mismo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora