CAPÍTULO 42

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Estacioné frente a aquel gigante edificio, Tania trabajaba como diseñadora de una empresa de publicidad. Por medio de Elliot había obtenido información, su horario de salida era a las siete pero siempre solía salir 15 minutos tarde.

Tenía la esperanza de que todo saldría bien.

Salió junto a un grupo de chicas, platicaron unos cuantos minutos en la entrada del edificio y luego se despidieron, solo quedó una chica pelirroja y de tes clara con ella. Tania sacó su teléfono y a los segundos sonó la notificación de mi celular.

ELLIOT
Listo. Apresúrate ✓

Estaba muy nervioso, mi cuerpo temblaba y me daba vueltas el estomago, sentía tanto miedo.

Esperé unos minutos y decidí salir de mi escondite. Bajé del auto y caminé hacia ella lo más rápido que pude.

Me miró y su expresión cambió radicalmente.

-¡¿Qué demonios estás haciendo aquí?! -exclamó sorprendida. Ignoré su reacción y seguí caminando hasta llegar dónde ella. -¿Qué es lo que pretendes Alejandro? -Preguntó secamente, su rostro estaba serio y su mirada trataba de intimidarme.

-Tenemos que hablar -dije firme, ocultando mi nerviosismo.

-Tú y yo no tenemos nada de qué hablar -dijo fríamente, se cruzó de brazos y eso me puso los nervios de punta.

-Tania por favor, déjame hablar contigo... Por favor -seguí insistiendo.

-No quiero hablar contigo. Mia vámonos -Tania tomó del brazo a la chica a su lado y se alejó dejándome estático.

No me daría por vencido. No la dejaría ir.

Corrí hasta quedar frente a frente de nuevo.

-Dame cinco minutos. Dame una oportunidad para explicarme. Si después de eso quieres irte, esta bien, no te detendré de nuevo -su mirada se hizo un poco más cálida, parecía dudar. Nos miramos fijamente durante unos momentos sin decir nada. Mis piernas temblaban y mi corazón latía a mil por hora en mi pecho.

-Mia puedes darnos unos minutos, por favor -la chica me miró de arriba a abajo y luego asintió. Se alejó un poco para darnos privacidad.

Tania me miraba expectante. Tragué un poco de saliva y me arme de valor. -Lo lamento... No sabes cuánto lamento todo. Te pido perdón por la forma como te trate. Juro que no era mi intención que todo esto terminara así. Tania me conoces, sabes que soy muy impulsivo y no pienso muchas veces las cosas -por un segundo me sentí intimidado por ese par de ojos color miel. Todo se quedó en silencio un momento.

-Alex... -suspiró algo pesado. -Eres un increíble amigo pero eres tan estúpido aveces -soltó una pequeña risita. -No estoy enojada contigo, estoy decepcionada de tu actitud -dijo secamente. -Alejandro, tienes 21 años pero anoche actuaste cómo un niño al que molesta que las cosas no sean como él desea.

Baje la mirada avergonzado.

-Conozco muy bien al Alejandro que ví anoche y tú también -sentí una punzada en mi pecho. -Te comportaste como aquel niñito problemático que creía que todo se resolvía a golpes -pequeños flashback de aquellos momentos pasaban a gran velocidad en mi mente. -Mírame -ordenó.

-No puedo -susurré. Apreté mis puños. Estaba tan enojado conmigo mismo.

-Si puedes -tomó mi barbilla y me hizo mirarla. -Sé sincero conmigo. ¿Ibas a golpear a Elliot para llegar a Lucia?

-Si ...

Por un segundo creí que me gritaría, o tal vez me golpearía, pero contrario a todo lo que imaginé, Tania me abrazó. Una sensación de alivio, cariño y protección recorrió mi cuerpo. Le correspondí el abrazo y la apreté un poco sin la intención de lastimarla.

Simplemente se tú mismo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora