CAPÍTULO 16

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Me desperté en una habitación con poca luz. Mire mi teléfono, casi eran las 2 de la tarde.

Lucia estaba entre mis brazos, su cuerpo desnudo contra el mío era más de lo que creía posible poder tener. Su cabeza recostada en mi hombro mientras mis labios besaban cada espacio de su rostro que quedaba a mi alcance. Sus caricias eran suaves en mi abdomen.

-¿Estás despierta? -Le susurré, mi vista era exquisita desde mi lugar, su espalda blanca y desnuda, su cabello caía por sus hombros y mantenía los ojos cerrados con tranquilidad.

Al notar que ella no respondía a mi pregunta la acaricié con la yema de mis dedos, empecé por su mano, subí por su brazo y llegué a su hombro donde retiré su cabello y después bajé por toda la espalda hasta su parte baja. Ella se estremeció y sonrió tiernamente manteniendo aún los ojos cerrados, sonreí de nuevo, me amolde a su postura y la abracé por la cintura. Cerré los ojos disfrutando de ese instante.

Sentí las yemas de sus dedos recorrer mi pecho, sonreí y permanecí con los ojos cerrados.

-Eres muy quisquillosa ¿sabes?

-Me gusta tu tatuaje.

-Es horrible -tenía tatuado la silueta de un perro en el pecho, parecía un montón de rayones de un niño pequeño, me lo había hecho por una apuesta hace algunos años.

-A mí me gusta.

Solté una pequeña risa, abrí los ojos y me topé con sus ojos verdes mirándome fijamente.

-Buenos días -dijo con una sonrisa

-Buenos días -conteste de igual manera.

-¿Cómo estás?

-Extremadamente feliz y algo cansado. Resulta que tengo una novia insaciable. ¡Auch! -Lucia me había golpeado el abdomen con su puño.

-Por dios Alejandro, ¿tenías que decirlo?

-Yep, me gusta verte sonrojada. ¡Auch! -recibí otro golpe. -Esta bien ya no diré más.

Permanecimos mirándonos.

Con Lucia las cosas se salían de mis dominios, todo acontecía sin yo al menos poder parar. Con tan sólo mirarla hacía magia en mi, me robaba sonrisas fáciles, me hacía recordar lo que es realmente importante. Tenía el poder de destruir cada una de mis inseguridades y de hacerme sentir completo y seguro.

-¿Podemos quedarnos aquí acostados todo el día? -pregunté.

-Me parece una buena idea, pero hay que darnos un baño -dijo levantándose y cubriéndose por delante con la sábana -Pide algo para comer mientras me ducho ¿si? Tengo hambre. -buscaba ropa en el armario de espaldas a mí, aprecié maravillado su cuerpo desnudo, sus sensuales curvas. Lucia era perfecta.

-¿Escuchaste? -preguntó girándose.

-¿Ah?... sí... si... comida... enseguida amor -comencé a buscar mi teléfono. En cuanto desapareció de mi vista volví a tirarme en la cama y comencé a recordar en lo que una vez un viejito loco, al que le llamo abuelo me dijo:

'Si lo primero que ves al despertar es a quien se ha convertido en la persona más importante para ti, si la desnudez de ambos cuerpos bajo las sábanas es un reflejo del encuentro feliz de dos almas, entonces sabes que has tomado las decisiones correctas e incluso los riesgos correctos'

Lo había hecho.

Nunca me había sentido como en ese momento. Empezaba a pensar que tal vez cada uno sólo se sentía así con una persona, y solo una en especial.

Simplemente se tú mismo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora