CAPÍTULO 36

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-Lu, ¿qué haces aquí? -pregunté sin saltar nuestro abrazo.

No contestó. Me sentí preocupado al escuchar un pequeño sollozo.

-Cariño, ¿qué pasa? Mírame, ¿estás bien? -intente hacer que me mirara, fue en vano, se abrazó fuertemente a mi y enterró su cara en mi pecho -Amor ¿que sucede? Dime -mire a Tania y a Elliot, estaba angustiado, sentía cierta presión en mi pecho que me causaba nervios.

Acariciaba su espalda lentamente -Mírame, por favor -suplique y está vez lo hizo. Alzó la mirada obligándose a mirarme con sus cristalizados ojos verdes. Lágrimas cayeron por sus mejillas, las limpié con mis pulgares lentamente. -Me matas si lloras.

-Te me has matado del susto -su semblante cambió al instante a uno enojado. Y no tenía idea de por qué.

-¿Yo? -estaba algo confundido. -¿Qué hice?

Se separó bruscamente de mí -Benjamin me llamó alterado, dijo que saliste corriendo de su departamento. Estaba muy preocupado y me asusté -se sorbió la nariz y limpió rápidamente su rostro con su antebrazo. Sus ojos seguían llorosos, se veía tan tierna enojada.

-No eres la única -habló Elliot y ambos lo miramos. -La señorita aquí a mi lado también se volvió loca. Me hizo salir a buscarlo.

-Puedo explicarlo todo -dije. Nuestras miradas se encontraron nuevamente y cruzó sus brazos.

-Espero que sea una buena explicación.

-Chicos -Tania carraspeó para llamar nuestra atención y ambos giramos a verla -Elliot y yo nos vamos, creo que ustedes tienen mucho que hablar.

-¡¿Qué?! -se quejó Elliot a su lado. -Yo quería ver cómo lo regañan -inevitablemente miré a Lucia de reojo, esbozaba una divertida sonrisa.

-¡Vámonos! -lo jalo del brazo arrastrándolo hacía la salida. Pasó junto a nosotros y se detuvo -No seas tan dura con él -dijo con un tono muy protector.

-No tengas piedad, ha sido un niño muy malo -bromeó Elliot y Tania lo empujó hasta sacarlo de mi departamento.

Cerré la puerta y me giré sobre mis pies. Nos quedamos inmóviles por un tiempo mirándonos fijamente.

-¿Cómo llegaste hasta aquí? -pregunté rompiendo el silencio. Era demasiado tarde para que sus padres la dejaran salir de casa.

-Benjamin -continuaba cruzada de brazos y con su semblante serio. -Después de pasar por mí y de dar unas cuantas vueltas por los lugares que frecuentas.

-¿Qué les dijiste a tus padres?

-La verdad Alejandro, que saliste corriendo de casa de un amigo y estabas desaparecido -quede en completo shock y ella comenzó a reír. -Obvio no tontito, les dije que tuviste un problemita y me necesitabas.

Me acerque rápidamente a ella, la tomé de su cintura levantandola y sus piernas rodearon mi cintura.

Recargo su frente sobre la mía -Te necesito -susurré suavemente y cerré los ojos. Lu acariciaba mi cabello con ternura. Era indescriptible el estremecimiento que se propagaba desde mi pecho a cada parte de mi cuerpo.

Abrí los ojos, tenía una hermosa sonrisa y un brillo en sus ojos que por un momento me quitó el aliento.

Daría lo que sea por conservar esa mirada para mí toda la vida.

-Amor, necesito avisar a mi papá que estoy bien ¿puedes bajarme?

-Claro -la baje y se alejó de mí en dirección hacia la sala. Me dirigí a la cocina, quería darle su privacidad, pero Lucia comenzó a hablar muy fuerte.

Simplemente se tú mismo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora