Camino a casa

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ZOE

Durante la batalla de Perseo con Hércules

Corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron hasta que caí al suelo, solo para encontrarme con mis dos hermanas, que me miraban con desaprobación. Una risa burlona se formó en sus rostros, lo cual me enfermo... pero no podía hacer nada, mi espada la tenía Hércules, junto con la poca dignidad que me quedaba, a menos que ese hombre lograra derrotarlo...

— Eres una vergüenza. Maldita traidora, ahí tienes a tu héroe. Te abandono — Haciendo escarnio de mi desgracia... esa era la familia que tenía. Mis ojos estaban hinchados, pero no lloraría, no sería débil delante de ellas.

— Yo solo quería... — lo que yo quería era salir al mundo... esa era la oportunidad que Hércules me ofrecía... no tenía un flechazo ni nada semejante... yo solo quería aventurarme al mundo...

— ¡No importa! ¡Ahora vete y no vuelvas nunca! ¡No queremos volver a verte! — Su desprecio termino por romper el poco corazón que me quedaba... me levanté con algo de dificultad y empecé a adentrarme más y más en el bosque hasta que no pude más y me senté de espaldas a un árbol y empecé a llorar. La lluvia empezó a mojarme, pero no me importaba demasiado... mi único deseo es que la tierra me tragara para no tener que hacer frente a lo soledad que me esperaba el resto de mi vida. Perdí mi vida por mis anhelos de aventura, por confiar en un miserable hombre que solo me uso para su búsqueda insaciable de gloria y poder. Casi me quedo dormida mientras lloraba y me lamentaba de mi situación cuando sentí un toque en mi brazo. Por un momento temí lo peor...

— Hey... — levante la cabeza y sentí que golpeaba con algo duro, cuando finalmente termine levantar mi vista... era el soldado espartano, el cual cayó al suelo por el impacto de mi cabeza sobre su quijada, me sentí torpe y un poco avergonzada, asi que rápidamente me levante. Tenía el cabello negro, desordenado... un poco largo para mi gusto, pero no demasiado como para odiarlo... su rostro tenía una construcción que hacía que su semblante fuera amable y pasivo, aunque yo sabía que solo era una apariencia porque era un soldado y espartano asi que debía ser muy bravo en batalla, un par de ojos verdes como el mar, tan profundos que podría perderme si seguía mirándolos.

— Lo siento — le tendí la mano para que pudiera levantarse. Cuando se terminó de levantar automáticamente me prendí de él en un abrazo, el cual el sorprendentemente me devolvía, pero yo sentía que mi cuerpo temblaba, en parte por el frio de la lluvia que había caído sobre mí y también un poco de vergüenza y ansiedad de estar abrazada a un hombre... jamás había tenido una experiencia como esta.

— ¿Estas bien? — la pregunta en si sonaba un poco ilógica... podía ser tan noble y amable... pero obviamente era algo tonto como para preguntar si estaba bien... claro que no se lo diría porque no quería herirlo... pero en serio? ¿Casi me han violado y me preguntas ¿estás bien?

— Perdí mi hogar... Hércules me engaño para que le ayudara a completar su tarea y luego dejarme expuesta al repudio de mis hermanas — me aleje un poco para poder responderle, pero sentía que mis mejillas ardían en un fuego que no podía ser apagado por nada... El solo me sonreía amablemente... una sonrisa torcida... y unos ojos tranquilos... como una marea que es guiada por la luna llena...

— Será mejor que nos movamos de aquí, no lo asesiné — me corazón se aceleró... no puede estar vivo... vendrá a buscarme... a buscarnos y entonces será nuestro fin — Tengo prohibido... pero puedo sacarte de aquí, lejos de su alcance a un lugar seguro — un lugar seguro... ¿dónde? ¡Si estoy sola... soy una hija de Atlas! No hay lugar seguro para la hija de un titán que no sea el jardín de Hespérides.

Un héroe de otra épocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora