Remordimientos

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ZOE

No sabía cómo reaccionar, debía ir donde Perseo y darle un par de bofetadas para que reaccionara y no me rechazara de esa manera ¿o simplemente debía dejarlo ir? Tenía miedo de perderle... tenía miedo de lo que podía pasar en el futuro, donde me llevaría, obviamente primero iríamos a Esparta, pero ¿quién era esa supuesta amiga con la que planeaba dejarme? Un ataque de celos me invadió... no podía explicarlo, pero era como un fuego que me consumía el alma. ¿Quién sería esa supuesta amiga?

La noche para mi trascurrió en simplemente pasearme de un lado a otro en la habitación, porque no podía encontrar el ánimo adecuado para dormirme... seria solo un desperdicio. Asi que me paseaba en la habitación de un lado para el otro pisando fuerte y refunfuñando cada cierto tiempo. Seguramente Eneas algo me diría mañana o preguntaría porque estaba tan inquieta.

Por otro lado había momentos de la noche donde el recuerdo latente del calor de sus labios me embargaba y no podía dejar de añorarlo con fuerza. Ere un círculo vicioso de decepción y frustración. Sentía que me quemaba el pecho al recordar como temblaban sus labios al estar en contacto con los míos, para luego sentir una rabia incontenible que me hacía proferir las palabras más duras y detestables contra él por haberme rechazado de esa forma, me sentía usada y poco valorada. Perseo se había portado tan gentilmente conmigo durante todo este tiempo que no podía concebir que simplemente me besara para luego decirme que no podía estar conmigo, que no podía corresponder a mis sentimientos y afecto.

Dolor... insatisfacción... una opresión fuerte en el pecho... lagrimas... más dolor... eso es lo que estuve sintiendo toda la noche, hasta que finalmente me quede dormida de tanto desgaste emocional.

PERCY

Pasar la noche en el establo fue sin duda una buena decisión... no podía dormir... me paseaba de un lado a otro pensando en Zoe... pensando en nuestro beso. Y me sentía sumamente culpable por haberme dejado llevar y haber consumado ese beso. Era un error.

No... no fue un error, mi conciencia amenamente me hacía recordar ese preciso momento donde por un instante todo alrededor desapareció y estaba siendo transportado a un lugar lleno de luz y una sensación de tranquilidad... no había guerras... no había preocupación... solo el calor abrazador de la tranquilidad. Pero asi como aconteció asi también cayó por su peso la culpa y la intranquilidad.

Yo sabía que no debía haber provocado todo eso... pero realmente lo anhelaba y más aún lo necesitaba, necesitaba a Zoe cerca de mí más que a nada. El problema es que ahora no había vuelta atrás. Y eso era algo que tenía que asumir. Ella seguramente estaría furiosa conmigo. Y con justa razón. Pero Poseidon tenía razón en algo: Era lo mejor que podía hacer... ella no estaría segura de otra forma. De solo pensar en ello una punzada profunda y aguda atraviesa mi corazón. Renunciar a mis sentimientos por ella... por su bien, era simplemente injusto para mí... pero no podía condenarla al sufrimiento, no podía abandonarla en medio de un mundo que estaba por cambiar... y mucho.

La noche paso y paso... ya casi estaba asomándose los primeros resplandores de luz y mi mente ya no estaba en casa, mi mente se había trasladado a lo que estaba por venir y que era necesario que me mantuviera enfocado. Pero por otro lado no podía simplemente ignorar la brecha que se había gestado entre Zoe y yo. Trate de calmarme mientras los primeros rayos de sol se filtraban por algunas rendijas de nuestro establo... Mi mente se perdió nuevamente, esta vez en la plática que había tenido con mi padre antes de volver a casa anoche...

— Perseo — la voz inconfundible de Eneas me distrajo y me saco de esos recuerdos. En primera instancia no me gire porque no quería que viera lo abatido que estaba mi rostro, obviamente no pasaría desapercibido.

Un héroe de otra épocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora