Viajando en silencio

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ZOE

El camino era agotadoramente silencioso. Solo se escuchaba el casqueteo de los caballos, mientras todo lo que veía por delante era... el trasero del caballo de Perseo y a Perseo con la cabeza agachada. De cuando en cuando se giraba para mirarme, pero yo le ignoraba. Realmente estaba molesta...

Porque él me había besado...

Trataba de no esbozar una ligera sonrisa cuando su mirada y la mía se cruzaban ocasionalmente. Y podía no hacerlo solo hasta que se había girado para concentrarse nuevamente en el camino. Tenía la esperanza de que este largo camino me ayudara a prepararme para todo lo que estaba por venir. Primero que Perseo me había dejado en claro que iba a dejarme con una amiga en quién sabe dónde. Él sabía que soy una hija de Atlas... y bueno mi padre pues era enemigo de los dioses y nadie querría tener a una hija de Atlas bajo su cuidado, sería como querer enfadar a los dioses.

Perseo me había besado... y él no sabe que yo estaba casi despierta.

Me sentí relajada y casi caigo nuevamente en el sueño debido al calor de sus labios y la delicadeza de ese beso. Me controle lo mejor que pude para no abrir los ojos o para extender mis manos y no dejar que separara su rostro del mío. Pero también era consciente de que habría remordimientos por eso que había hecho. Y los hubo. Se disculpó y no pudo mirarme a los ojos.

Cuando salimos de su casa no dejaba de preguntarme a mí misma porque había hecho eso. Porque me había besado si la noche anterior con ambos en pleno uso de nuestras facultades nos habíamos besado y el luego había dicho que no era una buena idea y que lo nuestro no podría prosperar. El rostro demacrado de Perseo y la mirada cansado me dijeron que estuvo luchando toda la noche como yo para sobrevivir a la angustia de ese fatídico momento. Él había tomado la pureza de mis labios y luego se había echado atrás... me sentía utilizada, aunque sabía que él no era esa clase de hombre. En realidad, yo le entregue mi primer beso. Pero aun asi sentía que me había despojado de algo muy importante como para que Perseo se arrepintiera. En ese momento Perseo detuvo su caballo y por consiguiente yo hice que el mío también se detuviera. Se giró y fue el primer contacto directo que teníamos desde que salimos de su casa hace varias horas.

— Vamos a detenernos a descansar. Deberemos llegar a Esparta al atardecer — Su voz sonaba cansada y un poco estresada... supongo que tampoco estaba teniendo un buen momento con lo que nos estaba pasando y con lo que estaba pasándole a él en particular, eso de ir a la guerra era como tener el pensamiento constante de que cada minuto podría ser el último.

— Claro... como quieras — dije sin darle demasiada importancia, no quería entablar una conversación que terminara en disputa, asi que simplemente dirigí el caballo a un lado del camino donde había un gran árbol frondoso donde podríamos permanecer hasta que tuviéramos que emprender nuevamente el camino. Sentí la mirada de Perseo seguirme en cada movimiento mientras desmontaba y liberaba de la carga de provisiones al caballo que me tocaba montar. Quería volverme y sonreírle, pero eso solo traería más problemas a la larga. Suspiró ruidosamente mientras yo seguía haciendo mis propias cosas.

— Iré a buscar algo de agua — Dijo suavemente tratando de llamar mi atención. Pero no le resulto ya que yo seguía de espaldas a lo que quiera que él estaba haciendo. No me gustaba tomar esta postura... pero luego de que él dijera que lo nuestro no podía ser... simplemente no podía actuar de otra forma... tampoco quería que se echara atrás solo porque me viera sufrir... prefería sufrir en silencio.

— Claro... yo prepare algo para comer — le respondí sin tomar mucha importancia de su partida, pero al no escuchar sus pasos retirándose y sentir su mirada penetrante me gire para verlo con el ceño fruncido y con los brazos cruzados mientras sostenía con fuerza el odre vacío.

Un héroe de otra épocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora