La Otra Cara de Asmodeo © +21

3 "NUEVA OBSESIÓN"

"cuando un demonio sonríe, desata el pecado de las tinieblas en la mirada de un ángel. Y a ella le gustaba sonreír".

Luego de ese extraño sueño, Yelena se quedó toda la noche despierta, su mente divagaba en los pocos detalles que recordaba de ese momento sin percatarse que gracias a ese sueño se desató en deseo indomable en su interior.

Yelena solo se dignó a levantarse para dirjirse al living para ver televisión por un rato.

–que haces despierta tan temprano– Alice entró al living.

–es que no pude dormir además tengo que estar preparada para la junta de hoy.

–solo espero que todo salga bien.

–yo igual– su mirada tierna se posó en Alice para pedir. –me haces desayuno.

Alice soltó una carcajada ante la mirada tierna de Yelena.

–bueno yo te aviso cuando esté listo.

–gracias tía Alice– dijo en tono de burla.

A los minutos bajó Paula para desayunar e ir a la empresa junto a Yelena.
Las anécdotas ocuparon gran parte de el desayuno, como era de esperar, y Yelena tuvo que soportar que Paula hablara de algunos momentos un tanto incómodos durante la universidad.

_________________________________________

Tanto Paula como Yelena se fueron en el mismo auto en dirección a la empresa, durante el camino Yelena solo se dedicó a ver el camino para no estar a solas con sus pensamientos, cuando llegaron Yelena musitó un *tengo migraña* rápidamente se incorporó y se aseguró de mantener la voz baja para que Paula no le oyera.

–César hazle un recorrido a la señorita Paula y en diez minutos llévala a la sala de juntas– dijo Yelena al guardia en la recepción.

–si jefa– cuando escuchó la voz de César quedó congelada en su lugar.

Reconoció la voz, era similar a la del chico de aquél sueño. –¿esta bien jefa?

–si solo estaba recordando algo.

Su mente en ese exacto momento era un completo caos no sólo por el hecho de recordar ese sueño si no por sentirse extasiada y con emociones a flor de piel ante lo que podría hacer en ése mismo instante como en aquél sueño y no se refiere a solo caricias, «¿desde cuando eres una sádica Yelena?» se pregunto a sí misma sabiendo que no encontraría respuesta ante tal respuesta.

–Bueno si me disculpan tengo una junta que organizar– se excusó para salir de allí y dejar ésos pensamientos a los cuales no acostumbra tener.

Yelena.

Mientras me dirijo a mi oficina escuché murmullos de parte de empleadas acerca del nuevo arquitecto. *esta guapo* cada paso que daba escuchaba frases como esa, *he oído que está soltero y en busca de una mujer que lo complazca*. Les escuché decir a unas secretarías. «Definitivamente tengo que despedirlas» pensé.

Al llegar a mi oficina comencé a maquillarme y ordenar mi ropa la cual consiste en un top blanco sin mangas junto con un blazer negro, jeans negros y tacones negros, punta redonda.