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JIHYO POV

—Jihyo, vete de aquí -dijo Elkie poniéndose de pie rápidamente- Reúne a las otras y vete de aquí.

Si Elkie estaba asustada lo estaba demostrando muy poco. Lo único que podía ver en ella era como sus ojos brillaban de un blanco intenso.

—¿Por qué? -Pregunté poniéndome igualmente de pie- ¿Que es eso?

A unos cuantos kilómetros de distancia sentí una oscura presencia que opacaba todo a su al rededor.

—Ellos. Están aquí -respondió Elkie-

Cuando menos pensé las chicas ya estaban tras de mí.

—¿Que es eso Jihyo? -Preguntó mi madre, la cual estaba junto a Chaeyoung. Tzuyu y T/n aparecieron frente a nosotras-

Poco a poco el resto fue llegando.

—Es él -dijo Chaeyoung- Nos ha encontrado.

—Yo sentí cuando atravesó la barrera -explicó T/n- Y no viene solo... Irene, Seungyeon, Soyeon, es mejor que se vayan de aquí.

Irene asintió un poco confundida.

—¿Y a donde iremos? -Preguntó Seungyeon.

T/n lo pensó un poco. Hasta que segundos después chasqueó sus dedos, haciendo aparecer un portal frente a nosotras.

Este no daba a un pasillo oscuro como los otros, este mostraba directamente a la mansión en el Edén y allí estaba Haseul junto a Yeojin, viendo un poco asombradas la aparición del portal.

T/n POV

Ninguna de ellas estaba segura aquí. Hacerlas quedarse sería firmar su sentencia directa de muerte.

—Ustedes estarán más seguras lejos de aquí -dije, Tzuyu apretó su agarre en mi mano- Yeojin y Haseul las cuidarán.

Con solo pensar en mis hermanas las logré llamar, ellas aparecieron junto a las demás.

—No pregunten por qué o cómo -dije rápidamente, Yeojin frunció su ceño y Haseul asintió confundida- Pero creó que el momento ha llegado. Por nada en el mundo vayan a salir de casa, estarán más seguras allá que aquí.

—¿Estas segura? -Preguntó Haseul desde el otro lado del portal. Yo asentí- Supongo que no tenemos de otra.

—Irene y Seungyeon se quedarán con ustedes, la mayoría aún tiene heridas severas.

Con una seña le indique a Irene que entrará al portal. Aunque tardo un poco en procesarlo igualmente lo hizo, y detrás de ella se fueron las demás.

Tzuyu se separó de mí para luego ir hacia las demás.

—Tú también ve Elkie -dije, la nombrada frunció su ceño- La visión de Jihyo muestra que son diez personas, no once.

—Pero...

—No hay peros en esta situación, Elkie -interrumpí- Ahora más que nunca debes de estar segura. Alguien tiene que cuidar a las demás si no sobrevivo.

—¿Vas a morir? -Preguntó Elkie-

Yo suspiré, viendo cómo Tzuyu se abrazaba con las chicas.

—Haré todo lo posible para que ellas sobrevivan -respondí- Si ellas están a salvo ya podré preocuparme por mí después. Pero si debo de hacer lo necesario ten por seguro que daré mi vida para proteger a todo el mundo.

Elkie y yo desviamos nuestra vista hacia el bosque. Esa presencia maligna cada vez estaba más cerca.

—Quiero que me prometas algo -pedí, Elkie asintió- ¿Las mantendrás a salvo?

No estaba segura de lo que estaba pidiendo. Pero debía de tener un plan de respaldo.

—Lo prometo, pero por favor vuelve a salvo -pidió mientas cruzaba finalmente-

Elkie terminó de cruzar el portal por completo. Yendo directamente hacia la mansión. Yo giré mi cuerpo para poder ir con las demás.

Justo cuando estaba por cerrar el portal sentí varias presencias a mi espalda.

Realmente no necesitaba girarme para saber quiénes eran, aún así lo hice.

Frente a mí estaba Yves, al igual que Olivia, Kim Lip, Heejin, Jinsoul, Choerry y Vivi. Al verlas allí de pie no pude evitar sonreír, todas ellas habían crecido tanto, la nostalgia me golpeó de repente de ver cómo aquellas niñas que había cuidado desde que eran prácticamente bebés ya eran adultas. Me hacían sentir orgullosa.

Entonces... ¿Así es como se sienten los padres cuando ven a sus hijos lograr sus metas?

—Mamá.. -dijo Yves suavemente-

Mamá... Aún recuerdo la primera vez que escuché esas palabras.

—¿Planeabas irte sin despedirte? Pero que mala madre eres -bromeó Olivia- Maaalaaaa...

—No era lo que había pensado pero la apoyo -dijo Heejin-

—Igual yo -secundó Jinsoul- ¿Que pasará contigo? No quiero perder a mí madre de nuevo...

Choerry esnifó, Yves la abrazó para consolarla.

—¿Aún me ven como su madre? -pregunté, las nueve asintieron- ¿Aún si no son realmente mis hijas?

—Siempre serás mi madre -dijo Vivi- Lo he pensado por los últimos quinientos años y lo seguiré pensando hasta el fin del mundo. Así que acostúmbrate.

El momento era conmovedor, unas cuantas lágrimas rodaron por mis mejillas. Todas ellas estaban igual.

—Igual yo -habló Yves-  Digo, me cuidaste y me trataste como a una hija después de que esa señora me abandonará. Jamás podria verte de otra manera que no sea como mi madre.

—Me rescataste y salvaste a Hyejoo de la muerte, decirte mamá es muy poco de lo que verdaderamente mereces -dijo Kim Lip limpiándose una lágrima, Olivia se negaba a llorar- Pero es una linda forma de pagartelo...

—Incluso yo, que lo primero que vi fue a ti -interrumpió Choerry-

Sin decir ni una palabra más me acerqué a ellas, abriendo mis brazos tanto como podía para que al menos la mayoría pudiera abrazarme. Milagrosamente todas lo lograron.

—Realmente las amo mucho -dije, escuchando como ellas empezaban a llorar un poco más fuerte- Quiero que sigan viviendo como lo han hecho hasta ahora, felices y sin arrepentimientos.

En ese instante una ráfaga de viento sacudió todo a mí al rededor, haciéndome sentir escalofríos que recorrieron todo mi cuerpo.

—Es mejor que vayan a casa, este lugar no es seguro -dije, empezando a cerrar el portal- Por favor. Cuídense unas a las otras...

—¿Volverás? -preguntó Yves-

Yo asentí.

—Lo prometo -respondí, dándoles una última sonrisa antes de que todo desapareciera-

El zumbido del viento al chocar con las ramas de los árboles hacia que todo el entorno fuera tétrico, como de película.

Tzuyu acercándose a mi tomó mi mano, sin dejar de ver al frente.

A su izquierda estaba Jeongyeon y Nayeon también con sus manos entrelazadas. Dahyun y Momo veían al cielo expectantes. A mi derecha estaban Sana y Jihyo compartiendo un último beso, juntando sus frentes al acabar. Chaeyoung, sin dejar su encanto natural le ofreció su mano a Mina, la cual, un poco tímida terminó por aceptar.

La presencia oscura estaba cada vez más cerca, tanto así que podía sentir como las hojas secas en el suelo crujían con cada paso que daba.

Mientras veía hacia el frente cerré mis ojos por un segundo. Deseando con todas mis fuerzas que el destino fuera benevolente con nosotras.

Estábamos a pocos segundos de decidir el destino de todo el mundo.




































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𝐘𝐨𝐮𝐧𝐠𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 | ᵀᶻᵘʸᵘ ʸ ᵗᵘ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora