𝐘𝐨𝐮𝐧𝐠𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 | ᵀᶻᵘʸᵘ ʸ ᵗᵘ

10

TZUYU POV

Durante esos pocos segundos en los que nuestros labios se tocaron pude sentir como esa chispa que llevaba tanto tiempo sin sentir se convertía en una hoguera enorme de sentimientos.

¿Algo mágico? Tal vez...

—Llevaba años deseando probar esos labios que me traían loca de niña -confesé aún con sus labios a centímetros de los míos-

—Me cuesta creer que ya tuvieras esa clase de pensamientos a esa edad -dijo ella en un jadeo-

—Agradece que no estuviste conmigo durante la adolescencia -dije y pude sentir como ella tensaba su cuerpo- Fueron momentos difíciles… Y algo buenos debo admitir.

Un pellizco y una risa nerviosa fue lo único que escuché de ella.

—Hay algo que no entiendo… -dejó de hablar un momento mientras tomaba aire- ¿Como es posible que recuerdes una promesa que te hice hace tantos años pero no me recordabas a mi? Digo, nunca cambie, sigo igual que antes.

La verdad es que yo también me hice esa pregunta hace un par de días. Pero todo tiene una respuesta por más loca que sea.

—Olvidé como te veías -respondí- Olvidé tu rostro, tu voz. Solo logré salvar de mi mente las palabras que me dijiste de ese día. Si no me hubieras dejado el collar... Tal vez te hubiera olvidado.

—Vaya… Yo te recordaba como una pequeña niña con un largo cabello negro y actitud revoltosa.

Dijo y yo le solté un golpe avergonzada. En ese tiempo yo era un tanto... Salvaje.

—Y mírate ahora, incluso eres más alta que yo -dijo ella con melancolía- Mi pequeña que ya no es tan pequeña…

—Deja de decir tonterías -dije nerviosa haciéndola reír- ¿Que hora es?

Pregunté al ver la enorme luna en el cielo a través del techo de cristal del balcón. Era una vista hermosa.

—Las once de la noche -respondió- ¿Quieres recostarte un rato en la cama? -sugirió con voz ronca.

En ese momento miles de pensamientos nada puros y poco ortodoxos llegaron a mi mente, haciéndome poner roja de la vergüenza, otra vez.

—No es para lo que estás creyendo -dijo y yo me sobresalté- Es para dormir un rato.

Ok... Fui atrapada.

—Yo no puedo dormir, solo me quedaré aquí haciendote compañía -hablé recordándole lo obvio del por qué no puedo dormir-

—Patrañas, eres un vampiro no un empleado -dijo- Puedo hacerte dormir con magia.

—¿Con magia? -pregunté curiosa- ¿Eso es posible?

—Claramente, recuerda con quién estás hablando.

Yo simplemente viré los ojos ante el tono arrogante con el que lo dijo.

—Esta bien, será interesante -acepté su propuesta y me lancé directamente a la cama, siendo recibida por la cálida sensación que hace décadas no sentía-

_______ se unió a mi segundos después mientras reía.

Traté de cerrar los ojos y quedar dormida, pero siempre pasaba lo mismo.

—No puedo dormir -dije después de estar en silencio por unos minutos-

—Para que funcione tienes que abrazarme, tontita -dijo ella riendo-

Toda la valentía que había reunido en todo el día se esfumó en pocos segundos.

—¿Hablas de dormir abrazadas? -pregunté en un hilo de voz-