# MakoHaruMako Fest #

DIA 4.- Estas Equivocada [Haru x Fem!Makoto]

Haruka se saco los goggles en cuanto emergió del agua, tocando la pared cubierta de azulejos purpuras y blanquecinos. Segundos después, Rin hizo lo mismo, alcanzándolo en el "carril lateral". Ambos estaban con la respiración entrecortada después de la competencia improvisada que habían terminado.

Nagisa había conseguido -quien sabe en qué términos- rentar una casa durante las vacaciones. Era un lugar de estructura grande y arquitectura moderna, amueblada con solamente lo necesario para un par de personas y una piscina en la terraza, donde hacían carreras de natación a corto rango. El padre de Makoto había aceptado hacer el favor de trasladarlos a pesar del largo viaje que era. Las horas de viaje, apretados los unos contra los otros, en los asientos habían valido la pena al llegar. Situada en la distancia, la casa era un lugar fresco y tranquilo para descansar durante un par de días.

Haru salió del alberca después de que Rin dejará de salpicar agua aquí y allá con sus gestos de excitación, indicio de que la carrera había satisfecho sus expectativas. Makoto se encontraba bajo la sombra de la entrada a la casa, recostada sobre una tumbona, leyendo.
Los ojos verdes se levantaron de las hojas impresas y le dieron a Haru un saludo precavido, como el de quien es encontrado mientras hace un mal acto y finge para no ser descubierto como el culpable. Desde que se detuvo a un lado del muro de la piscina vio a sus ojos asomándose por encima del libro con la sospecha de que escondían un secreto.

Dejando a un lado los presentimientos, Haru se recostó en la tumbona apoyando su cabeza sobre el regazo de la chica, mientras Makoto dejaba su libro, con el separador colocado, a espaldas del muchacho.

—Creí que te quedarías más tiempo en la alberca —dijo Makoto. Sintió cómo sus dedos se acercaron tímidamente a acariciar su cabello húmedo. Cerro los ojos.

—No. Quería estar con Makoto.

—Ya. Eso me alegra mucho —sonrió—, pero tampoco quiero interferir entre Haru-chan y Mizu-chan. Sé que ella puede ser celosa contigo, Haru.

De inmediato, los ojos azules se abrieron y escrutaron los ojos verdes. Un titubeo opacaba el brillo de las orbes esmeralda. Poco después de que Haru y Makoto comenzaron su noviazgo, Nagisa y Rin se aseguraron de que él comprendiera al derecho y al revés la platica que le dijeron sobre las mujeres y sus sentimientos. Las sospechas anteriores regresaron al lugar que habían ocupado y Haruka comprendió que algo extraño sucedía dentro de la cabeza de Makoto. Sus cejas se apretujaron al centro de su frente en un gesto de concentración.

—¿Ocurre algo, Haru? —Makoto saco algunos mechones fuera de los zafiros oceanicos que la miraban fijamente con intensidad.

—Necesitamos hablar —Haru tomo la mano que tocaba su cabello y la sostuvo, con sus dedos entrelazados, sobre el regazo de Makoto, no le permitía verla claramente y en ese momento lo que más necesitaba era observarla detenidamente.

—Haru-chan quiere hablar —dijo fingiendo sorpresa—, eso es extraño, pero está bien. Si Haru quiere hablar, entonces hablaremos.

—¿Qué te ocurre a ti, Makoto?

—¡Par de tórtolos! —interrumpió la voz de Rin, a punto de entrar a la casa—, Nagisa y Rei trajeron comida, así que apúrense y dejen de comerse el uno al otro. Vengan a comer —Rin entró a la casa y Makoto volvió su atención sobre él. Haru no podía sentir mayor desagrado por la pelirroja en ese momento.

—Lo siento. No escuche que dijiste, Haru-chan —dijo Makoto con un tono que pedía disculpa—, pero podemos hablar después de comer —agregó en un tono que intentaba aligerar su escape. Habría funcionado perfectamente si no lo hubiera utilizado con Haruka. La molestia creció en el nadador con impaciencia.