Capítulo 4

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Narrador Omnisciente

Ilaria y Alice están caminando por la ciudad, viendo vitrinas y disfrutando del ardiente sol, Alice llevaba un corto top en color blanco y una falda ajustada en color vino tinto mientras que Ilaria llevaba una falda a cuadros blancos y negros, una camiseta negra, medias oscuras y unas botas 

—¿Sabes de qué me acabo de acordar?—Dice Ilaria

—Evidentemente no, tengo muchas habilidades, pero leer mentes no está incluida—Bromea

Ilaria le responde dándole un ligero golpe en el hombro

—¡No seas payasa!—Hace una pausa—Cuando yo terminé con Luis, él me mandó un mensaje en el que decía que controlara a mi achichincle —Confiesa

Alice se ríe ante el comentario de su amiga

—Te pregunté, pero nunca me confesaste que le hiciste

—Rallé su auto con mis iniciales—Confiesa Alice

Ilaria se sorprende ante la confesión de su amiga, realmente no pensaba que Alice con tal de vengarla pudiera llegar tan lejos

—Fuiste un poco lejos con eso—Responde—Es un delito, pero, muchas gracias, sé que harías lo que sea por mi

Las amigas se abrazan durante un par de segundos

—Engañarte con tu prima fue un poco bajo, incluso para él—Espeta Alice

Ilaria se ríe ante el comentario de su amiga y al recordar lo sucedido ya no había amargura, ni tristeza, solo le provocaba risa y cierto desconcierto el saber que había estado con una persona así

—Sabes, eres una persona supermadura

—¿Por?—Cuestiona Ilaria desconcertada

—Porque mira que haya ido a la cena familiar sabiendo que tú estarías allí y no haberle dado una patada en los huevos fue más que maduro de tu parte

—No, pero para eso estabas tú 

—Sigo sin entender como pudiste superar así esa relación, ¡Fueron 7 años!—Comenta Alice

—Fácil, terapia, yo soy de las personas que van a terapia y tú eres la que ralla autos—Bromea Ilaria

Las chicas terminaron su día de compras y antes de entrar al edificio se compraron un par de helados

Al entrar al departamento se encuentran con Ezra y una hermosa pelirroja a punto de darse un beso en el sillón, o al menos eso era lo que Ilaria había percibido, la chica voltea a ver a su amiga quien estaba muy incómoda

—Hola, hija, hola Ilaria—Les saludó Ezra también incómodo

—Hola, papá

Ilaria se limitó a saludarle simplemente con la mano, francamente se encontraba desilusionada, no es como que esperara que un hombre divorciado, guapo y con mucho dinero no tuviera pareja, pero no se esperaba verle en tal situación.

—¿Son tus hijas?—Le pregunta la pelirroja

La mujer se giró hacia las chicas y les sonrió

—Alice es mi hija, Ilaria es una muy buena amiga de Alice que se queda con nosotros—Le explica a su acompañante—Chicas ella es Mariana

—Un placer, señora—Le saluda Ilaria un poco incómoda—Con permiso

Ilaria se zafa lo más rápido que puede de la situación y su amiga le sigue, Alice estaba un poco confundida porque sentía que conocía Mariana de algún lado, mientras que Ilaria se sentía  desilusionada y no quería demostrarlo y menos ante su amiga

Tras encerrarse en su habitación Ilaria se cambió de ropa y se puso un camisón lo suficientemente largo para no ser revelador y sobre él se puso una fina bata de seda

Después de llamar a su madre comenzó a buscar ofertas de trabajo en bufetes de abogados, no aspiraba a cargos muy altos porque sabía que sin experiencia muy difícilmente los conseguiría, no tenía grandes expectativas para el inicio de su carrera, solo necesitaba un empleo con sueldo cómodo para poder empezar a ahorrar para su departamento

A la chica se le pasó el tiempo volando y solo lo notó cuando comenzó a sentir hambre, amarró su bata y salió de la habitación con la intención de comerse las sobras de la lasaña del almuerzo, cuando llegó a la cocina se topó con Ezra de espaldas mientras cocinaba lo que creía era pescado

—Buenas noches, señor—Le saluda fingiendo amabilidad

Ezra se voltea para verla, pero inmediatamente quita su mirada

—Hace un par de días habíamos quedado en que me dirías Ezra, hasta lo habías empezado a hacer—Le dice en un tono más serio del que se debió

—Disculpa Ezra—Respondió

—¿Te gusta el pescado?—Le preguntó intentando romper el hielo

—Honestamente no—Responde sincera—Pero tengo tanta hambre que me lo comería hasta si me lo diese vivo

El comentario de Ilaria provoca una carcajada en Ezra quien la mira divertido

—¿Y Alice?—Le pregunta la chica

—Quiso salir a ver a Patrick—Contesta 

—¿Y su novia?—Vuelve a preguntar Ilaria intentando sacarle información

Ezra vuelve a girarse para darle la espalda a Ilaria

—La mujer que vieron aquí no era mi novia, solo es una muy buena amiga—Explica un poco nervioso

Ilaria escuchó incrédula la información, pero en el fondo se alegró de saberlo

—Perdone la intromisión—Se disculpó

Ezra le sonrió lo que en ella provocó una gran sonrisa

—¿Quieres pedir una hamburguesa?—Le propone a la chica sin quitarle los ojos de encima

—¿Y el pescado?—Cuestiona confundida

—Se lo guardamos a Alice, es su favorito—Contesta

Ilaria hace el pedido y se sientan juntos en el balcón como en su primera noche en la ciudad, ya había pasado al menos una semana desde que había llegado y cada vez se sentía más cómoda en esa casa

—He notado que no te gusta salir mucho—Le dice Ezra después de un momento de silencio

—Usted tampoco sale mucho, casi todo el tiempo somos usted y yo—Le responde sonriendo

—Si, a Alice le encanta salir todo el tiempo—Le dice—Su amistad es rara, las dos son completamente diferentes y hacen que la otra haga cosas que no le gustan, por ejemplo Alice se queda contigo viendo una película en vez de ir a verla al cine que es algo que le gusta mientras que tú terminaste en Cancún y  con un tatuaje—Bromea

Ilaria ríe fuertemente ante ese comentario, ella ya conocía las diferencias entre su amiga y ella, sin embargo nunca fue un problema, porque creía que a pesar de salir de su zona de confort siempre se divertía con Alice

—Nos gusta hacernos compañía, aunque no sea en nuestros términos—Le explica

—Me alegro de que sean amigas

—A mí también me alegra ser amiga de Alice, es una gran persona

Ilaria sin darse cuenta posó su cabeza sobre el hombro de Ezra y sintió de inmediato como su cuerpo se tensaba alertándola de la situación

—Disculpe

—Deja de pedir disculpas por todo—Le dice sonriendo—Y puedes hacer eso cuando quieras

El padre de mi mejor amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora