CAPÍTULO 21: UN FUTURO INCIERTO

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CAPÍTULO 21: UN FUTURO INCIERTO

Sam y Cooper estaban preparados para huir cuando alguien llamó a la puerta de la habitación. Kurt rápidamente abrazó al menor y Vicky se puso frente a ellos porque eran lo que tenían que proteger, aunque fuera por el bien de las gemelas y del niño. El rubio cogió la lámpara que estaba sobre una de las mesillas al lado de la cama con la intención de golpear a quien fuera que estuviera al otro lado de la puerta. Sin embargo, cuando la abrió dejó salir un suspiro antes de agarrar a la persona y abrazarla con fuerza. Los otros tres también se relajaron al ver que era Blaine y que parecía que estaba bien. Cuando el moreno se liberó de los brazos de su amigo abrazó a su pequeño hermano para después abrazar y besar a Hummel con pasión. El beso sabía a despedida, algo que asustó al castaño. Después abrazó a la joven y se colocó frente a todos.

– Cooper y yo nos vamos de Lima. Mi padre me ha amenazado. O le entrego a Cooper o le dice a la policía donde estamos y me detienen y Cooper vuelve con él. No voy a aceptar ninguna de las opciones por lo que nos vamos a ir. No voy a dejar que nada de eso pase. – El ojimiel anunció.

– Voy a extrañarte mucho, hermano. – El ojiverde volvió a abrazar a su amigo y luego al niño.

– Gracias por cuidar de Coop, sé que has estado a punto de dejar a Vicky por protegerlo. – El mayor de los Anderson agradeció.

– Cualquier cosa por vosotros. – Evans se abrazó por última vez a su mejor amigo.

Después Blaine se volvió hacia su novio. Kurt tardó segundos en darse cuenta que el moreno tenía la intención de despedirse de él.

– Nunca te voy a decir adiós. Voy a ir con Cooper y contigo. Formaremos una familia los cinco donde sea. – El castaño se acercó y lo besó dulcemente.

– Kurt... Si vienes conmigo no podrás volver a ver a tus padres, a Finn... No puedo hacerte eso. – El ojimiel susurró.

– Blaine... Si me quedo no podrás conocer a tus hijas... No puedo hacerte eso. – El más alto comentó. El más bajo sujetó la cintura de su pareja y lo besó con dulzura.

– Lo perderás todo, tendrás que empezar de cero. – Aclaró Anderson.

– No me importa. Mientras esté a tu lado, todo irá bien.

Blaine conducía su coche, Kurt iba en el asiento del copiloto y Cooper en el trasero. Sam y Vicky habían podido recoger algunas cosas para ellos, no muchas pero sí las más necesarias. Los tres estaban saliendo de la ciudad de Lima con la intención de no volver jamás. Ni siquiera le habían dicho a Evans a donde se dirigían, aunque el moreno lo tenía muy claro. Con dieciséis años era un chiquillo que no sabía como cuidar de un niño. Sin embargo, en ese momento sabía donde debían ir, conocía lugares donde no tendría que preocuparse nunca más de su padre. El problema era llegar allí.

Estaban llegando casi al límite de la ciudad cuando un coche de la policía les pidió que pararan. El ojimiel decidió obedecer para no levantar sospechas. Si sólo era un control rutinario no tendría motivo para asustarse. Un agente se acercó y miró a los tres pasajeros.

– Buenas tardes. – El policía saludó.

– Buenas tardes, agente. ¿Hay algún problema? – Blaine aparentó tranquilidad.

– ¿Me permite su documentación? – El moreno le entregó todo y esperó nervioso a que le dejara seguir. A pesar de todo, aparentó normalidad. – ¿Podría salir del coche?

Ese fue el momento en el que el ojimiel sabía que todo estaba perdido. Sabía lo que iba a pasar y se dio cuenta de que su padre jamás tuvo la intención de dejarlo ir. Supo que sólo quería verlo sufrir y que había jugado con él como siempre.

El agente sacó las esposas y comenzó a leerle sus derechos. Kurt se bajó del coche y lo rodeó para llegar al lado del policía.

– Agente, ¿qué ocurre? – El castaño quiso saber pero el policía agarró su brazo y comenzó a ponerle las esposas.

– Usted también está detenido, señor. Ambos están reteniendo a un menor que está desaparecido desde hace cinco años.

Blaine y Kurt estaban en los calabozos de la comisaría de Lima. Estaban esperando a que el juez decretara su ingreso en prisión o su puesta en libertad. Sabían que las cosas estaban complicadas, pero iban a superarlo, juntos. Sabían que la condena por secuestro era dura y que el moreno tenía muy difícil librarse. Un policía se acercó a la celda y los miró con desagrado.

– Hummel, puedes salir. – El hombre abrió la celda. El castaño se volvió y besó a su novio una última vez antes de salir.

– Te sacaremos de aquí, estoy seguro. – El ojiazul susurró.

– Cuida de Cooper, por favor. – El más bajo suplicó y su novio le acarició la cara para que estuviera tranquilo. No sabía como lo haría pero lo conseguiría. El menor estaría protegido, no volvería a ver a su padre y su novio saldría de la cárcel lo más pronto posible. Anderson acarició el redondeado vientre de su amado antes de que éste saliera de la celda.

Cuando Kurt salió, vio a Sebastian esperándolo. El ojiazul se sorprendió porque no había avisado a su amigo para que estuviera allí. El más alto lo abrazó con cariño durante mucho rato. Después se dirigieron a la casa de Smythe, donde estaban Burt, Carole, Finn, Sam y Vicky. Todos lo abrazaron con cariño, intentaban darle ánimo y se mostraban optimistas con la situación. Hummel se puso a llorar porque no podía ocultar su preocupación. No podía soportar la idea de Blaine en la cárcel, sufriendo y sin poder estar con las personas que lo amaban.

Todos acabaron sentados en los sillones del enorme salón de la mansión Smythe, el embarazado estaba entre sus padres. Ese lugar tenía muchos recuerdos para el dueño de la boutique. Allí había visto por primera vez al hombre de su vida, a la persona que había conquistado su corazón.

Sebastian comenzó a hablar de las posibilidades que tenían. Todo parecía indicar que Kurt se libraría de los cargos, a parte de que Sam y Vicky quedaban fuera de cualquier sospecha. Por otro lado, Anderson sería más difícil de librar.

– ¿Y Cooper? – El embarazado preguntó.

– He conseguido que le hagan un análisis psicológico. El niño contará lo que hacía su padre por lo que su custodia será entregada al estado hasta que se resuelva todo. De todos modos, he hablado con Rose Puckerman. No tiene relación directa con Blaine y ha pedido acoger a Cooper hasta que el juez decida su destino. Espero que eso ayude a que el señor Brown no pueda estar ni un segundo a solas con él. – Smythe anunció.

– ¿El señor Brown? – Hummel estaba confundido.

– Es el padre de Blaine Brown, más conocido entre los presentes como Blaine Anderson. – Sebastian aclaró.

– Tú lo llamaste Anderson. – El embarazado señaló a Sam.

– Tampoco sabía su apellido. – El rubio explicó.

Kurt se apoyó en su padre, que lo abrazó con fuerza. Las niñas notaban su estado de ánimo y se movían constantemente, haciendo que el castaño se sintiera incómodo. Finn estaba en silencio, entendía lo que estaba pasando y temía por Blaine y Cooper, eran buenos y no entendía que tuvieran que sufrir de esa manera. Vicky consolaba a su novio, que estaba nervioso y no podía parar de moverse.

Después de dos horas allí, el timbre sonó. Sebastian fue a abrir y se quedó totalmente sorprendido cuando vio a la persona que estaba al otro lado de la puerta.

– ¿Qué haces aquí? – La voz de Smythe era muy baja mientras sus manos temblaban. Todos se sorprendieron ante esa reacción aunque ninguno pudo ver quién era el que estaba al otro lado de la puerta...

Amor o Pasión (Glee Fanfic boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora