Capítulo 1

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Aquí voy como una ardilla dirigiéndome a la boca del depredador y no puedo hacer nada para evitarlo.

Hacían 3 años que mi madre había muerto a causa de cáncer, ya empecé a olvidar como era, cuando mire en su pulpera vi mi reflejo, recordé el de ella, la pulpera tenía su aroma cuando la besaba en la mejilla. Mi madre nunca me enviaría a n internado.

Después de casi de 3hs llegamos al Branksome Hall School. Desde el asiento vi como chicas de distintas edades jugaban, corrían o estaban reunidas charlando, bajé del auto para despedirme de mi padre, solo nos abrazamos en forma de despedida, un abrazo diciendo No me dejes aquí, Te extrañare. Pero pareció que no sintió lo mismo, me soltó y se fue con su insulsa mujer, saludo a una señora a mis espaldas. Yo estaba con un vacío inmenso, tristeza y un conjunto de lágrimas luchando por salir.

La señora Heun- See la cual al parecer se despidió de mi padre se acercó a mi lado.

-Te acostumbraras, ya lo veras. – Lo dijo con un tono apenado, mientras yo seguía con mi mirada baja.

- Estoy bien. – Mentí mientras volvía a bajar la mirada. – De verdad

-Te voy a presentar a una persona fantástica. – Dijo con mucha emoción. – Lalisa! Lalisa! Ven a conocer a Rosie. – Una chica a lo lejos se dio vuelta cubriendo su boca medio atragantada, ya que estaba bebiendo algo y se sobresaltó al ser llamada.

- Voy enseguida. – Entregó el vaso que tenía en su mano a su amiga y compartieron una pequeña risa.

La fantástica y halagada chica venía en camino, pude verla mejor unos centímetros más alta que yo, cabello negro. Cuando llegó al lugar se paró enfrente y se presentó.

- Lalisa Manoban. – Dijo con su mano extendida.

- Roseanne Park. – Dije estrechando su mano.

- Lisa porque no le das un tour a Rosie y le muestras la que será s habitación. – Dijo la señora Heun – See

Me despedí de la señora y seguí a Lisa hacia el Tour.

-La comida es asquerosa peor que la de hospital. – Decía mientras caminábamos por n corredor y pasábamos por una sala de descanso. - La mayoría utiliza su mesada para pedir delivery. – Concluyo y yo una estatuilla llamo mi atención y luego la seguí para comenzar a subir las escaleras.

- Aquí siempre hacemos lo que queremos y cuando digo siempre, es siempre. – Compartimos una risa y seguimos subiendo. – Niña estas en pésima forma. Tendrás que empezar a salir a correr con nosotras o morirás de un paro antes de los 20. – Ante ese comentario paro en una puerta. – Bien aquí están los baños y las duchas. – Seguimos subiendo. – ¿Por cierto, como te llaman? – Pregunto.

- Bueno casi todos me llaman Chipmunk.

- Chipmunk?

- Mi padre me llamaba así.

- Por qué? – Volvió a preguntar y al ver que no dije nada prosiguió. – Mi padre me llamaba Princesa, me daba nauseas. – Dijo asqueada.

- Es mejor que Chipmunk. – Dije en una pequeña risa.

- Charaaam... - Exclamó al abrir una puerta de la cual sería mi nueva habitación. – La mía es la desordenada. – Dijo entrando con una de mis maletas. – Está claro que soy el desorden en persona. – Comento con una sonrisa amarga. – Debe ser porque odio a mi madre o algo así. – Dijo volviendo a reír.

Mientras tanto yo luchaba con mi maleta y la tiré por ahí ni bien pude entrar.

-Bien esta es la de Jennie. – Dijo con una sonrisa boba en su rostro, señalando la cama que daba hacia una ventana. – Esta es la mía. – Señaló la que estaba frente a mí que da justo frente a la puerta. – Y esta será la tuya. – Dijo tirando mis maletas en la cama. Que fuerte, pensé.

Me acerque hacia mi cama, ella dio la vuelta y se acercó hacia el mueble en el que guardaría mi ropa.

-Perdona. – Dijo sacando su prenda del mueble, lanzándola por algún lugar de su cama y sentándose en ella.

Observe a mis alrededores como intentando sentir como en casa, pero no funciona, me siento peor de triste, extrañaba mi propia habitación.

-Ey! Al principio es un poco raro, pero ahora me siento mejor aquí, que en casa. – Dijo muy contenta. – Como "los niños perdidos" de Peter Pan. – Continuo. – Solo que nosotras somos "las niñas perdidas y alocadas". – Comento aun contenta.

La mire incrédula y ella se incomodó.

-Cuando ordenes tus cosas puedes buscarme. ¿Si?

Se marchó y a mí me inundó la soledad, abrí mi maleta, para comenzar arreglar las cosas. Vi el diario de mamá y me recargue en él, termine de arreglar mis cosas y baje.

De bajada pase por la sala de receso y me volvió a llamar la atención aquella estatuilla, era de una mujer arropando un niño en sus brazos. Tome asiento frente aquella estatuilla en uno de los sillones de la sala.

-Quieres fumar?...

Pasión ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora