Capítulo XII: Los Johnson.

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Los días pasaron. El sábado después del trabajo viajé a la ciudad para ayudar a Rebecca con los nuevos productos que se pondrían a la venta pronto en la tienda. Terminé agotada, regresé dos horas más tarde de lo que normalmente era mi hora de salida.

Elliot me visitó en la noche. Así como el día anterior. Está vez llevaba una rosa con él.

Del color de tus labios. Dijo cuando me la entregó.

Era increíble. Hace apenas unas semanas, yo era un cero a la izquierda. Ahora tenía en mi vida a Daniel, Elliot e Isabella. Las cosas mejoraban para mí. Deseé con todas mis fuerzas que así fueran el resto de mis días.

Hace mucho que no me sentía feliz.

No tenía por qué elegir entre Daniel y Elliot. Ambos eran importantes para mí. A ambos los apreciaba de diferente manera. Isabella había usado la palabra novia pero a mí eso no me interesaba. No los veía como "pretendientes", los miraba como mis personas favoritas.

El domingo llegaron los Johnson White. Primos lejanos de mi padre. Mi madre hizo el intento de cocinar comida Italiana, la comida favorita de mi tío Alexander. Pude notar que no fue lo mejor que había probado por qué cuando dio el primer bocado hizo un gesto de disgusto. Contuve una risa.

El tío Alexander era alto, moreno y con el rostro lleno de arrugas. Una voz que parecía rugido. Por eso me sobresaltó cuando habló por vez primera una vez terminada la cena.

-¿Ya has pensado en qué estudiar Isabella?- Le preguntó tomando un poco más de vino.

-Eh, no.- Dijo Bella incómoda.

-Es tú último año, tienes que pensar rápido.- Agregó la tía Lissa. Ella tenía un rostro aburrido, y cabello canoso.

-Lo sé, comenzaré a buscar universidades el próximo mes.- Se limitó a contestar, dio las gracias y empezó a recoger los platos.

-Y tu Hally.-Dijo con voz dura el tío Alexander.- ¿Qué tal llevas el medicamento?- Dijo alzando ambas cejas.

Frunci el ceño. Al mismo tiempo Isabella dejó caer un plato el cuál se hizo añicos. Pude ver como el rostro de papá se puso pálido y los ojos de la tía Lisa se abrían de sorpresa.

-¿De qué medicamento habla?- Pregunté arrugando la nariz como sí algo apestara.

Más de un segundo en silencio.

-Querida, el tío Alexander se ha equivocado. Discúlpale, es la edad.- Dijo colocando su mano sobre la de mi tío.

-Lo siento Hally. Me he confundido de sobrina.- Dijo él aclarando la voz.

Me mordí una mejilla. Sí él se había equivocado ¿Por qué todos habían reaccionado así? El timbre salvó el silencio.

-¡Yo abro!- Gritó Isabella que sin esperar respuesta corrió hasta la sala. Después de unos segundos volvió a hablar- Hally, te buscan.

-Koa.- Saludó Daniel en cuanto salí, aún desorientada por la conversación con los Johnson. Decidí no darle tanta importancia. Daniel estaba aquí. Me sentí mejor.

La semana transcurrió, lenta y silenciosa. No volví a tocar el tema de la cena ni con mis padres ni con Isabella. Regresé al colegio, cumplí con mis proyectos, comencé a subir mis notas.

Mi padre sonreía más al verme, pero podía ver una pizca de tristeza en sus ojos.

Daniel y Elliot estaban de entrada y salida en mi vida. Comencé a conocerlos más, a descubrir partes de ellos y de mi misma. Compartí momentos con Elliot, sonrisas con Daniel. El sentimiento iba creciendo. La confusión se hacía más grande.

Y la cita con Isabella se acercaba.

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