Capítulo XVI: Te pertenece.

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Con una sonrisa tonta caminé hacía la parada del autobús que llevaba al supermercado. Pagué el pasaje y tomé asiento a lado una pareja de novios que parecían devorarse en lugar de besarse.

Los observé por medio minuto antes de parecer una psicopata.

La última vez que besé a alguien era apenas una niña y estoy segura que fue sólo un beso de chocar los labios por un segundo y ya. Ahora me encontraba nerviosa nuevamente, ¿Cuándo volvería a besar a alguien? ¿Volvería a ser Elliot? ¿O sería alguien más? Traté con todas mis fuerzas de no pensar en Daniel como opción pero por más que quise fue inevitable pensarlo.

Suspiré.

Llegué al supermercado e hice las compras que mamá me había ordenado por medio de una nota.

Llevaba la nota en uno de los bolsillos de mi pantalón.

Verduras.
Leche.
Carnes frías.
Huevos.
Queso.
Cereal.

Suspiré frustrada, iba a cargar muchas bolsas está tarde.

Terminé de meter los productos al carrito de compras y me dirigí a las cajas a pagar.

Era una fila algo larga así que busqué con que distraerme. Nada. Saqué el papelito donde mamá había anotado la despensa para checar que no había olvidado nada. El papel estaba hecho bolita así que lo desdoble con cuidado de no romperlo. Al reverso de la nota había algo escrito. Al parecer garabatearon encima de el papel para ocultar lo que estaba debajo.

Entrecerre los ojos para alcanzar a leer que decía.

Pastillas para conciliar el sueño (4)
Sedantes en caso de emergencia (3)
Inyecciones ( 2 c/d )

No lograba identificar sí era parte de una receta o simplemente una lista de medicamentos sin un fin en específico.

Me quedé pensativa mirando el papel.

-Señorita, ¿Pagará el producto?.- Interrumpió la mujer rubia de la caja número 9.

-Claro.-Dije apenas en un murmuro guardando de nuevo el papel en mi bolsillo trasero.

De camino a casa me subí a otro autobús. Este me dejaba una calle más cerca.

Debido a que esa colonia no era muy transitada, el autobús iba casi vacío.

Coloqué las bolsas en dos asientos desocupados a mi lado. Iba a ponerme los audifonos cuando sentí un escalofrio recorrer mi cuerpo. Segundos después vi como Elliot subía al mismo autobús y se sentaba dos filas adelante. Al parecer no me vio.

-Elliot.- Dije tratando de mantener un tono de voz bajo. Un hombre grande se había quedado dormido desde que se sentó en una de las primeras filas. Y una mujer peliroja estaba intentando dormir a su bebé. Así que trate de hacer el menor ruido posible.

Elliot volteó 5 segundos después. Entrecerró los ojos y luego sonrió. Se levantó de su asiento y caminó hacía el mío. Yo le hice espacio a mi lado.

-¿Estás persiguiendome Hally White?- Preguntó Elliot alzando las cejas.

-¡Qué va! Yo no soy quién aparezco de repente en donde tú estás. Así que creo que él me persigue es otro.- Acuse en broma poniéndome sería.

Por un momento el rostro de Elliot se puso tenso, sólo fue una fracción de segundo y luego sonrió.

-Vine a dejar algo.- Dijo mostrando su blanca dentadura- Es un obsequio para ti. Iba camino a tu casa para entregartelo pero no puedo esperar más para dartelo.- Dijo sacando una pequeña caja color verde esmeralda de su bolsillo.

-Elliot.- Comencé pero él me interrumpió.

-Te pertenece desde siempre. Tomalo.- Dijo colocandolo sobre mis piernas.

Lo tomé entré mis manos temblorosas y abrí la caja. Abrí la boca dejando escapar un gemido.

La caja guardaba una hermosa cadena delgada y brillante con un pequeño pero precioso dije en forma de un corazón sin fondo.

-Oh Elliot.-Dije con un hilo de voz.- Es precioso. No debiste. Quiero decir, no lo puedo aceptar.- Dije nerviosa mordiendome el labio.

-No tienes que aceptarlo porque ya te pertenece igual que mi corazón.- Dijo él sacando la cadena de su caja y haciendo a un lado mi cabello para colocarla sobre mi cuello.

-Lo compré para ti desde hace tiempo.- Dijo mientras acomodaba la cadena y volviendo mi cabello a su lugar.

-¿Has pensado en mí al verla?- Dije tocando el dije con mis dedos.

-Siempre.- Contestó. Levanté la vista hacía él y me recibió una mirada algo cercano a la ternura.

-Te besaría en esté instante, pero... Dejaré que él lo haga primero.- Soltó de repente muy tranquilo.

-¿Por qué?- Pregunté casi decepcionada. Me sentí avergonzada al instante.

-No me preocupa. De hecho, yo fui el primero y espero ser el último. Sólo quiero que descubras que lo que realmente sientes por él no es amor.- Dijo seguro de sí mismo.

-Entonces no me besaras.- Balbucee. Realmente quería que lo hiciera. Elliot me gustaba. Lo sabía, estaba segura y el lo sabía también. ¿Por qué hacía esto?

-Intentaré no hacerlo... Por hoy.- Se limitó a decir con una sonrisa en su rostro.

-Bien.- Refunfuñé. Después de todo lo vivido, creo que esté sería el momento perfecto para dar ese paso. Pero no, Elliot dijo no.

-¿Realmente quieres que lo haga primero?- Preguntó mientras comenzaba a inclinar su cabeza hacía mí.

-Sí- Dije de una manera casi inconsiente, acercandome a él también.

Había llegado el momento. Elliot iba a besarme. Elliot volvería a besarme. Pero no fue así. Se separó de mi y dijo:

-Tengo que irme. Seré paciente Hally. Esperaré por ti.- Dijo plantando un frío beso muy cerca de mis labios bajando del autobús varias calles lejos de mi destino.

DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora