Capítulo VI: Isabella

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Segundos después llegó mi hermana.

-¿Qué haces afuera?-Preguntó mientras pisaba el porche.

-Olvidé las llaves en mi habitación-Musite entre dientes.

Ella rió un poco entre dientes.

-Oye- Se detuvo después de cerrar la puerta, me quedé sorprendida y helada antes de pisar las escaleras para subir a mi habitación, Isabella jamás quería hablar conmigo al menos que fuera para pedirme un favor.

¿Qué sucede? -Pregunté mientras deslizaba mi mano por la barandilla de la escalera.

-Necesito...- Vi cuanto le costaba pronunciar aquellas palabras- Necesito tú ayuda.

¡Vaya! Por primera vez no fue una orden, al menos ahora me está considerando.

-Sí sé que te sorprende, pero ¡rayos! necesito que me hagas un gran favor.- Dijo casi vulnerable.

-Dime- Anime atenta.

-El viernes saldré con un chico...- Se quedó callada un momento y luego suspiro frustrada.- Saldré con Tom, sí lo recuerdas?- Dijo al fin.

-Ja! Como olvidarlo- Dije poniendo los ojos en blanco. Isabella puso mala cara. Entonces acepte.- Anda dime, ¿Qué quieres que haga?- Pregunté.

-Papá y mamá no querrán que yo vuelva a salir con él y en el caso de mentirles tampoco me dejaran salir. Es viernes y tenemos que ir con Angela...

-Sí lo sé- Interrumpí sin mostrarme herida al recordar que yo era la única que no los acompañaba- Pero sigo sin entender.- Agregué.

-Les diré que saldré contigo, que te acompañaré a una fiesta y como tu siempre estás en casa y por lo regular no sales papá no tendrá problema en aceptar y convencer a mamá.- Soltó guiñándome un ojo.

La miré incrédula ¿Bella quería que yo fuera su cómplice? Definitivamente estos eran los días más raros que había vivido.

-Ehm, no lo sé.- Respondí al fin mientras comenzaba a subir las escaleras con lentitud.

-¡Hally!-Gimoteeo- ¡Por favor! Haré lo que quieras, lo prometo.- Suspiró.

Usó la palabra mágica "prometer". El abuelo nos había enseñado a decir la verdad siempre que se usará está palabra, así que sabía que Bella estaba siendo sincera.

-Bien, lo haré.- Refunfuñé involuntariamente.

-¡Gracias!- Exclamó y por un instante creí que iba a correr a abrazarme pero en lugar de eso se detuvo a dar brincos de felicidad.- ¿Y qué quieres qué haga?- Preguntó con cautela.

-No sé me ocurre nada por el momento- Dije mientras me esforzaba en pensar.

-Oh! Entonces queda pendiente.- Dijo Bella guiñándome un ojo.

Fruncí nuevamente el ceño. Isabella estaba realmente emocionada, nunca la había visto tan feliz. Entonces no perdí la oportunidad y aproveché el momento.

-Bella...-Comencé bajando los tres escalones que apenas había subido.

Ella sólo me miro como respuesta.

-¿Puedo preguntarte algo?-

-Seguro- Respondió mientras abría una bolsa de frituras y tomaba asiento en el comedor.

-Conoces a un tan Daniel, es del equipo de soccer.- Dije algo avergonzada.

-¿El capitán?- preguntó sin dejar de comer.

Me encogi de hombros.

-El de los ojos azules.- Agregó ella sin sonar a pregunta.

-Supongo que sí- dije tímidamente.

-Sí, es él. Es el capitán del equipo. No le hablo, pero ¿Qué hay de él? ¿Te gusta?- Entrecerró los ojos lanzandome una sonrisa picara.

-Sólo quería saber sí lo conocías.- Musite entre dientes.

-Oh! Ya entiendo, quieres que ese sea mi favor. Está bien, le diré a alguien que te lo presente.- Sugirió ella sonriendo enormemente.

-¡No!- Exclame.- Ya te dije, sólo quería saber sí lo conocías, el favor queda pendiente.- Ahora fui yo quién le guiño un ojo.

-Ajá!- Me acusó ella aventandome palomitas mientras me alejaba.

-¡Oye!- Reclamé riendo.- Por cierto Bella, ni una palabra de esto por favor, prometelo.-Le pedí antes de retomar mi camino hacia mi habitación.

-Lo prometo tonta- Dijo ella, regalandome una sonrisa sincera, antes de atascarse de palomitas y comenzar a revisar su celular.

Recuerdo cuando Bella y yo nos llevábamos bien. De hecho ella cambio cuando entramos a la preparatoria y comenzó a salir con un chico que no valía ni 1 centavo. A pesar de los cambios, aún nos llevábamos bien, hasta hace algunos años...

El abuelo murió, todos quedamos destrozados por su pérdida, pero a la abuela le afecto demasiado. Ella no salía de su habitación, no hablaba con nadie, no quería ver a nadie, pasaron los meses y se mudó a nuestra casa cuando Bella y yo aún teníamos esa buena relación.

La abuela comenzó a comportarse de una manera extraña. Ya nadie quería estar en la misma habitación que ella, comenzaron a ocuparse en otras cosas y dejaron de preocuparse por ella. Yo seguía visitandola en su habitación. Ella me contaba que aún veía al abuelo, que el abuelo estaba con ella todos los días y que cuando el viento estaba helado el abuelo estaba a punto de llegar.

Parecía una historia de terror, así que todos pensaron que la abuela estaba enloqueciendo. Un día la abuela simplemente nos abandonó y se fue a meter a un asilo, donde actualmente vive. Según por lo que leí ayer en mi diario, yo comencé a comportarme de la misma manera en que la abuela lo hacía. Por esa razón mi madre me trata de esa manera y me consideraban loca cuando les contaba del frío insoportable de mi habitación. Isabella se sintió avergonzada de la abuela y al poco tiempo de mi también. Se alejó de ambas. Hasta el día de hoy sigo pensando en que hay piezas faltantes. No logró entenderlo todo. Hay algo que sucedió en el pasado que yo no recuerdo. Eso es porque todo el mundo me compara con la abuela.

-No logró recordar- Murmuré para mi misma.

Me quedé un rato tumbada en la cama, poco después llegaron a casa mis padres.

DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora