Tranquilidad

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El sol lentamente empezaba a alzarse en el horizonte, mientras sus rayos empezaban a bañar lentamente los restos de lo que alguna vez fue una gran ciudad...

Los restos de la gran metrópolis eran iluminados lentamente por el sol, la ciudad estaba en ruinas, algunos edificios se mantenían en pie milagrosamente, mientras que otros solamente cayeron y se volvieron polvo, después de la caída de la Torre el mundo pudo ver un pequeño rayo de esperanza, una nueva oportunidad de volver a ser lo que alguna vez fue, un lugar lleno de vida y paz, el sol naciente en el cielo era prueba de ello. Solamente el tiempo diría si todo volvería a la normalidad o solo sería una falsa ilusión para los pocos sobrevivientes que quedaban con vida en este horrible mundo lleno de pesadillas...

Mientras tanto en lo más lejano de aquella ciudad en un pequeño bosque, los rayos de luz empezaron a penetrar en el tranquilo lugar, la luz del sol empezaba a atravesar las ramas y chocaban contra todos esos árboles, los cuales tomaban un color más lleno de vida, la luz lentamente empezó a darle vida a lo que alguna vez estuvo muerto durante tantos años de oscuridad.
Y en un pequeño claro del bosque el sol choco con una pequeña "casita", ubicada en lo alto de un árbol, poco a poco la luz entraba por la ventana dándole en la cara a una pequeña niña de pelo negro y unos ojos rojos como los de un rubí, lentamente empezó a abrir los ojos, ciertamente molesta por la intromisión del sol en sus sueños. Soltó un largo bostezo mientras se levantaba poco a poco, miraba con detenimiento todo el lugar, solo para verificar que estuviera realmente despierta y no que siguiera soñando, en el pequeño cuarto se encontraba dos camas, una donde ella dormía y la otra totalmente vacía, unos cuantos peluches adornaban su "lado" del cuarto, mientras que del otro lado se encontraban unos cuantos dibujos y libros, se levantó con mucha pereza mientras se dirigía a la puerta. Al abrirla la claridad la cegó por unos momentos hasta que sus ojos se acostumbraron a ella, encontrándose poco a poco con la hermosa imagen del sol bañando el lugar, eso sumado al canto de las aves. Se estiró para finalmente caminar por el pequeño balcón y bajar al suelo, no sin antes tomar su característico impermeable amarillo, observandolo unos segundos, recordando a cierta persona en especial que antaño significó mucho para ella, para luego abrazarlo y ponérselo. Llegó hasta el borde del balcón y arrojó una soga para poder bajar finalmente hasta el suelo, todavía era raro para ella sentir el suave pasto en sus pies, estaba acostumbrada a caminar por lugares fríos, húmedos y con objetos que la hacían lastimarse seguido, no le molestaba esa sensación en sus pequeños pies, solamente se sentía extraña al sentir una sensación tan agradable.

Camino hasta el centro del campamento, donde se hallaba una pequeña fogata, algunas brasas quedaban de la noche anterior, de la nada un sonido la hizo volver en si, parecía el rugido de una bestia, se puso alerta, esperando todo posible peligro, pero se golpeó la cara al darse cuenta que era su estómago.

- Maldición tengo hambre... Tendré que salir en busca de comida...- lentamente camino hacia la base del árbol, dónde se encontraba una honda colgada, estaba armada asi sin más, atada varias veces y la madera estaba astillada, no era lo más bello a la vista pero cumplía con su propósito, tenía todo listo para salir de caza, pero antes de irse marco con un pequeño cuchillo una línea en el árbol.

- Ahhhh... Ya llevas tres días fuera...Cuando volverás tonto...- dijo algo triste, aunque era algo común para ella estar sola, debía admitir que extrañaba la compañía de su amigable compañero Mono...

Así es, la dura y fría Six admitía que extrañaba a su compañero Mono, a pesar de ser algo molesto y pesado, según ella, su compañía le resultaba muy reconfortante y agradable. El muy tonto la hacía reír y siempre estaba al pendiente de ella, viendo que no le faltará nada o si necesitara ayuda. Aunque muchas veces no necesitará de su ayuda el simple hecho de que el le ofreciera su mano para lo que sea la hacia sentir bien.
Antes de marcharse de su campamento, Mono le dijo a Six que el regresaría en unos cinco días, pero ella estaba impaciente, quería que volviera de una vez, se sentía muy sola y aburrida en el campamento. Dejo de pensar en ello y se dirigió a buscar su alimento, no tardó mucho, mato a dos pájaros con la honda, eran un poco más grande que ella así que tendría comida por un buen rato, dejo su comida a un lado y volvía prender la fogata.

Never AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora