Los dioses tienen a sus descendientes, aquellos que deben seguir su legado en la tierra para que todo se mantenga en equilibrio.
Un ejemplo de ello es Leo, quien como hijo de Ao Guang (Rey dragón del mar del este) ha sido entrenado desde niño para u...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pasaron solo 5 min antes de que los cinco nos reuniéramos de nuevo justo afuera de los dormitorios, preparados para salir.
—Muy bien, estén atentos a sus teléfonos y no hagan nada peligroso. No se separen y avísenme si lo encuentran para poder hablar con él juntos, y no hablen con nadie más.
—De acuerdo Appa, —lo molestó Hongbin.
Y se fueron en uno de los coches de la compañía, era lo mejor pues tenía los vidrios tintados pero no era demasiado llamativo, así que podrían moverse en él sin llamar la atención.
—¿Tienes alguna idea de a dónde ir? —le pregunté una vez que estuvimos solos.
—Creo que puedo buscar alguna alteración en las corrientes del día, el poder de BaiHu es bastante llamativo así que no será tan difícil encontrarlo. Solo debo subir a alguna zona con la suficiente altura.
—Quizá no sea tan necesario, dijiste que el tigre ese controlaba la electricidad ¿no?
Por algunos momentos Leo me miró con una ceja levantada, quizá por haber llamado con esa simplicidad a un dios, pero era uno que había lastimado a mi amigo así que no podía respetarlo mucho.
—Sí, lo es. Con el control del aire y la electricidad, es el que evita que las tormentas se vuelvan un desastre natural.
—Era lo que me imaginaba, entonces, ¿no crees que eso tenga algo que ver?
Señalé hacia el cielo, donde una enorme nube negra se recortaba y crecía contra el horizonte.
Leo suspiró con fuerza al verlo, se notaba bastante preocupado.
—Sí, es muy probable, vamos.
Nos apresuramos hasta mi motoneta, eso nos permitiría llegar más rápido. En efecto nos podíamos mover con facilidad entre el incesante tráfico de Seoul. Una vez que llegamos a las inmediaciones del río Han nos acercamos bastante a la tormenta, de ahí solo tuvimos que seguir la misma ruta del río hasta casi llegar al puente de YeongDong.
Las nubes de tormenta eran algo extensas sobre el área verde que servía a los transeúntes para ver el río, entre los árboles y los arbustos no podíamos ver a N a la primera. En cuanto estacionamos la moto en la zona indicada Leo se bajó, podía notarlo bastante ansioso y miraba a todos lados.
—Hay que separarnos, así lo encontraremos más rápido, —dije, a lo que Leo me miró con el ceño fruncido.
—No, no me agrada la idea de separarme de ti así, podría ser peligroso.
—Debemos darnos prisa en encontrarlo y así será mejor. No te preocupes, te avisaré si es que lo encuentro primero.
No parecía muy convencido, a pesar de lo cual asintió. Por eso me giré y eché a correr antes de que cambiara de parecer.
No era una zona tan extensa, no tuve que correr demasiado antes de que escuchara un ligero ruido que me guio. Me acerqué con cautela hasta la parte en la que alguien lloraba, antes de llegar le mandé mi ubicación a Leo para que llegara con nosotros.