Capítulo 5

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Quería gritarle a HakYeon que no hiciera aquella tontería, que no se entregara así de fácil, aunque fuera que me diera algo de tiempo para pensar en alguna manera de salir todos bien parados de aquello; pero no me dio oportunidad de hacerlo

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Quería gritarle a HakYeon que no hiciera aquella tontería, que no se entregara así de fácil, aunque fuera que me diera algo de tiempo para pensar en alguna manera de salir todos bien parados de aquello; pero no me dio oportunidad de hacerlo.

HakYeon caminó apresuradamente hasta los soldados, para cuando pude reaccionar corrí hacia él con la intención de detenerlo, de protegerlo, pero antes de poder llegar un fuerte golpe en la boca del estómago me derribó, otro de los soldados había quedado junto a mí y me golpeó con la culata de su rifle.

Perdí todo el aire que tenía y terminé cayendo de rodillas al suelo, momentos después tanto Ken como Hongbin fueron arrojados a mi lado por otros soldados, al parecer en el mismo estado lamentable que yo. Hice un último intento por levantarme, pero una dura patada me tumbó de regreso hasta los otros, Hongbin se apresuró a sujetarme mientras veíamos como HakYeon era subido con un fuerte empellón a una enorme camioneta negra.

Mi esperanza brilló de nuevo al escuchar la voz de Leo, pero otra vez era una canción diferente, una canción más bien agresiva. Una parte casi inconsciente de mi cerebro lo imaginó rapeando en lugar de su papel como vocal, tendría que proponerlo alguna vez.

Leo apareció por un lado, haciendo un arco con la mano que arrojó varias burbujas de agua verdosa opaca a los tres soldados que se habían quedado junto a nosotros. Estos apenas habían levantado sus armas cuando aquella humedad se movió hasta sus caras. Asustados intentaron quitársela pero esta se movió hasta cubrir su nariz y su boca, con lo que comenzaron a asfixiarse.

Leo caminaba hacia ellos, con la mirada más fría y furibunda que le había visto jamás. Los soldados cayeron al piso, podía escuchar cómo se estaban asfixiando y aunque sus manos intentaban quitar la mezcla viscosa no tenían el menor éxito. No fue hasta que los tres terminaron sin sentido que la canción se detuvo y el slime extraño se derritió de sus rostros.

Pero para ese momento la camioneta negra ya había arrancado.

—¡Se ha ido, se lo han llevado! ¡Leo corre, va en esa camioneta! —grité de nuevo intentando pararme, pero Hongbin me detuvo.

—Tranquilo Ravi, estás herido, 

—¿Qué? —No comprendí lo que me decía.

Señaló entonces mi brazo derecho, que para ese momento estaba lleno de sangre a causa de la larga herida que me había ocasionado el segundo disparo del sujeto.

—¿Esto? No es nada, hyung no sabemos lo que podrían hacerle a HakYeon, tenemos que apresurarnos a ir por él, —intenté decir, desesperado.

Leo llegó por fin hasta nosotros y se arrodilló a mi lado, poniendo una mano conciliadora en mi hombro.

—Tranquilo Wonsikkie, sé dónde está, iré por él antes de que lo dañen. Pero primero debo curarlos y ponerlos a salvo.

Yo aún estaba temblando y con la respiración bastante agitada, todo el cúmulo de emociones evitaba que la adrenalina me abandonara. Estaba a punto de rebatir que no había tiempo para eso, que debía ir por HakYeon de inmediato, cuando Ken se abrazó a mí con bastante fuerza.

Shangri-la (VIXX)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora