11. Caput undecim

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Michelle.

Llego a casa con Mary tomándome de la mano, tomo el pomo de la puerta para abrirla y cuando llego espero conseguirme a mamá esperándonos ahí, a Arlet seguramente en su habitación durmiendo o aun intentando conseguir trabajo, conseguir dinero para largarnos de aquí lo más pronto posible. Pero, cuando llego me decepciono al encontrar la sala totalmente vacía, fría y oscura, ninguna luz de la casa está encendida, Mary me suelta de la mano y camina hasta el sofá, se quita la mochila de los hombros y la coloca encima, luego corre escaleras arriba.

―¡Mamá! ―escucho como la llama mientras sube a la segunda planta viendo cómo se mueve su largo cabello rubio mientras sus pisadas retumban en el silencio, seguramente se dirige hasta su habitación pero sé que lo más probable es que este vacía. Mary siempre corre hasta su habitación esperando verla ahí pero casi nunca esta, pero es tan terca que dice que mamá siempre la esperara. Yo me adentro en la casa y quito mi mochila de los hombros cansada, pareciera que no hubiera nadie aquí. Voy a la pared de mi lado izquierdo y enciendo el interruptor.

Estuve 4 horas esperando que Arlet apareciera a por nosotras en la entrada del colegio pero nunca apareció, así que tuve que armarme de valor y venir a casa sola junto con mi hermana tomada de la mano, observando el atardecer y viendo como cada vez se hacía más y más de noche en el pueblo principal Sword. Casi es la hora de cenar así que subo a la habitación de Arlet con prisa para llevarme la sorpresa de que no está ahí. Solo veo la cuna y a Matteo dentro de ella durmiendo tranquilamente. Me acerco hasta él lo tomo entre mis brazos intentando despertarlo, creo que ha dormido suficiente, es hora de que coma algo. Cuando salgo del pasillo logro ver a Mary saliendo de la habitación principal llorando. Baja las escaleras y yo la sigo detrás.

―Bien Mary ¿que quieres comer? ¿Qué te apetece? ― Trato de animarla un poco mientras veo a Matteo abriendo los ojos ―¿no quieres que te haga puré de papa? Es tu favorito.

Ella me ignora mientras camina cabizbaja y se sienta en el sofá moviendo sus pequeños pies.

―¿Por qué mamá nunca está en casa? ―pregunta entre curiosa y triste haciendo que la mire con cierto desconcierto, ella nunca había preguntado por la ausencia de mama en ocasiones, y de pronto siento que entiendo un poco más a Arlet, la ausencia de mama hizo que Arlet se alejara de ella. Mary mira su regazo mientras juega con sus manos sobre sus muslos.

―Mary ―la llamo y ella levanta su mirada, haciendo contacto con los míos, lo único en lo que nos parecemos, veo un azul precioso, mientras ella tiene unos ojos color azules con algo de verde los míos son completamente azul cielo ― mamá te ama, te ama mucho ―afirmo creando un nudo en mi garganta, tal vez eso no sea del todo cierto, nunca no los ha dicho, nunca no los ha demostrado ―pero ―hago una pausa y me acerco a ella― hay cosas que no podemos entender, cosas que se escapan de nuestras manos y está bien, hay que dejarlo ir. Mamá nos ama muchísimo, pero hay cosas que no podemos entender aún.

―Mich ―hace una pausa y mira hacia la cocina ―el puré de papa tardara mucho? Tengo hambre―ante lo que dijo me rio un poco por que quiso evadir el tema de un momento a otro asi que dejo a Matteo quien está completamente despierto en el sofá junto con ella. La tomo de los hombros y le doy un beso en la cien.

―Te quiero muchísimo ¿sabías?

―Lo sé.

―Mich ―llama animada. ―Arlet es nuestra hermana mayor pero, ¿le puedo decir mamá? ― Abre su bolso sacando las cosas que contiene y vuelve dirigir su mirada hacia mí. ―¿crees que se enfadara si le digo así?

Sonrió de lo tierna que se vio diciendo eso, daría la vida por esa niña.

―Claro, ¿Por qué no le preguntas cuando llegue?

Palacio de sangre © [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora