Desahogo semanal ||Tormenta inexistente||

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Básicamente esto sería una semana "normal" en mi vida, lo se, aburrido, no pedi tu atención o al menos no directamente.

(Lunes)
El tiempo se queja de mi inexistente quehacer diario, no lo culpo, mi vida se basa en ello.
Soy responsable de mi falta de motivación, al fin y al cabo hago lo que quiera, lo cual se vuelve molesto a cierto punto, ¿en serio nadie piensa cuidar de mi?

(Martes)
La furia ya se volvió parte de mi ser, es obvio que ya no me puedo deshacerme de ella, odio a la ira, la odio a pesar de que fue mi amiga por mucho tiempo, a pesar de que con detalle me hiciera cometer errores perfectos, y con todo ello estoy bien, aunque la tormenta de la desesperación me coma por dentro.

(Miércoles)
La vida me odia con descaro, me quita lo poco que tengo y me restriega en la cara lo poco que valgo, de regalo me dice que deje de ser arrogante, ¿a caso lo soy?, espero sea sarcástica .

(Jueves)
Brindaría por los logros pero aquellos son nulos, nulos como mis deseos, los cuales nunca tendrán esperanza de zarpar  por los cielos, me quitan la emoción sin siquiera poder reaccionar ante ella, es de mal gusto.

(Viernes)
Realmente me harté de todo, no pienso seguir luchando por un corazón tal débil como el cristal, o al menos eso es lo quiere escuchar la extraña criatura de dudosa procedencia, a ella también la odio.

Desearía saludar a mi vecina pero tengo algo llamado orgullo e interviene en mis planes, tal vez solo esté loco.

(Sábado)
No me daré por vencido, lo haría pero ya estoy cansado de dormir en inevitables pesadillas, es fastidioso cuando no me dejan dormir, supongo que es motivo para odiar las pesadillas, ¿no?, lentamente la paranoia me domina, por eso la cordura me castiga obligándome a detestarme.

(Domingo)
Odio no reír, pero odio más cuando lo hago,  soy tan extraño, por eso creo que me odio.

La cautela de mi don se vuelve siniestra, mi mente me provoca terror, odiaría cometer un crimen sin razón, pero algo por dentro me rasga y a gritos me pide salir, otro problema más que tratar, odio los problemas.

Después de todo, si que necesito a alguien para hablar, el silencio me hizo analizar que nada va bien en mi cabeza, odio estar loco, pero si no lo estuviese me perdería de la aburrida diversión que padece el mundo, en conclusión, odio todo porque no soy capaz de entender nada.

Un Marginado Peculiar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora