AGNIP

Noel NO47

Fuego a discreción

Acá estamos, practicando el arte de sobrevivir. Acá llegamos hace como cuatro prendas. Acá empezamos y, como siempre, con una excusa muy tonta.
Se decretó fase de alarma. Todas las luces se apagaron buscando refugio, menos una, la bizarra. La que permite vernos con un filtro blanco y negro de distintas tonalidades. La que hace todo más sensual. La valiente que crea sombras para resaltar figuras, movimientos y nuestras figuras en movimiento.

-¡Corre!- me decía en tono bajo, en tono de advertencia.
-¡Haz que pueda!- le decía en tono atrevido, en tono provocante.

Incendiar lo que no está seco es difícil. Incendiar cuando todo está mojado lo es aún más. Pero aquí, en la guerra, no hay nada que el morbo no pueda calentar, no hay nada a lo que las ganas acumuladas no puedan sacarle chispa, no hay nada que un par de silencios no puedan ejecutar.
Así que... sí, hubo fuego; del mejor, del invisible, del que te vive y a veces te hace morir.
Así que... sí, hubo fuego... fuegoooo... fuego a discreción.