Ana NA05

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Tan naturalmente común

Salí, y terminé enamorado en un Café.
Sí, sí, sin miedos, -con dos cojones- como me gusta decir. Terminé enamorado, y con ese lugar siendo inaugurando en mi vida amorosa por primera vez.
Y, por si nunca lo has hecho,  debo hacerte saber que, un Café, es la tixa. Porque, literalmente, te puedes enamorar de lo que sea: de un sexy azucarero, con todo su sabor vicioso; de una servilleta, si eres de las personas que te gustan las cosas organizada; de un cuadro extravagante que no sabes explicar, pero que entiendes todo el mensaje;
en fin, ¡que te puedes enamorar de lo que sea! Literalmente, ¡de lo que sea!
Yo, tan normal, tan naturalmente común, empecé por lo obvio, por la mesera. Cuando la vi, vino a mi mente lo que era aún más obvio -¿De qué  me iba a enamorar? ¿Cómo enamorarse de alguien que le pagan por sonreírte?-
Sé de las historias súper románticas que guardan los burdeles, pero es un Café, aquí no hay sexo que compruebe si se está fingiendo o no, si se está siendo sincero o no, si se está haciendo presente el cariño, o no.
¡¡¡Es un Café!!!
Y yo, aun con mil dudas, terminé enamorado. Y es que ese soy yo, el que ve al amor como un exceso de espejismos en el cuerpo indicado.

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