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Las sillas estaba en orden, el escenario limpio, y el pergamino abierto. Ahí es cuando Sonia declaró: «Desde ahora, sus equipos deben ser de a tres personas o más.» seguido de «Uno de los nuestros ha fallecido en la frontera en su hora de vigilancia.»...
Después de un largo discurso sobre cómo cuidarse, el comedor fue habilitado, y ahí fue cuando Aiki se reencontró con Koichi, quien sorpresivamente se encontraba bien, y su envenenamiento había desaparecido. Ese día Sonia quiso que haya una banda de Jazz tocando en el escenario improvisado que hizo en la posada, que a su vez no permitía que Aiki y Koichi se oyeran bien.
—¡Veo que estás mejor! —elevó la voz Aiki.
—¡Yo sí, gracias por preguntar! —respondió Koichi con leves gritos.
En ese momento, una muchacha de peinado castaño y pequeña se les acercó. Su largo y encrespado cabello se había posado sobre la mesa, cosa que alertó a ambos.
— Yo me sentaré aquí por ordenes de Sonia. —dijo la muchacha.
Koichi quedó petrificado, y Aiki la miró con la sensación de ser invadidos.
—¿Quién eres? —preguntó Aiki.
—Yo soy Hayley Stewart.
Aiki miró a la chica algo confundido; su nombre y apellido era en un inglés antiguo perfecto. Por alguna razón no había mezcla con otros idiomas como se acostumbraba en los nuevos idiomas de la época.
—Ehmm, hola. —dijeron ambos al unísono.
En ese momento pasó Sonia, quien observó a Hayley con mucho desdén.
Koichi vuelve su cabeza hacia Aiki, parecía haberse iluminado por dentro.
—Aiki, ¿No deberías preguntar sobre el asesinato?
Aiki estaba indeciso de hablarle a Sonia, pero al final tomó valor. Él caminó hacia Sonia, y se posó a su lado.
—Oye, Sonia.
—¿Qué es lo que quieres? —contestó sin siquiera voltear a verlo.
—¿Quién fue quien murió?
Sonia se quedó en silencio un rato, pero por fin habló.
—Fue un miembro de la guardia de la frontera, pero eso no te incumbe. —contestó—, ahora ve a hacer lo tuyo y deja de molestar.
Aiki regresó a avisarle a Koichi, quien se mostró pensante. Hayley les miraba desde atrás.
—Bien, tendremos que hacer algo, antes que nos maten. —dijo Koichi.
Aiki miró la puerta de la posada, y luego miró a Koichi.
—Mejor salgamos, juntos nadie nos atrapará.
Estando ya fuera, Koichi cerró la puerta de la posada, mientras Hayley refunfuñaba. Aiki caminó junto a su grupo, intentando no alejarse tanto de este, mientras resonaba sus pisadas contra el húmedo césped. El cielo se encontraba celeste, no había nubes, y eso les reconfortaba. Era de desear que la calma permanezca durante todo el día, cuando escucharon a alguien caminar por detrás.
—¿A dónde van? —preguntó Sonia, quién estaba de brazos cruzados.
—Eeeh... —emitió Aiki.
—A caminar —interrumpió Koichi.
Sonia liberó sus brazos y señaló al grupo.
—Está bien, pero no vengan a traer problemas después. —dijo.
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Génesis: la espada maestra © ✔️
FantasyDos protagonistas, dos historias, tiempos diferentes, un mismo destino; evitar el apocalipsis. En el futuro, el ser humano debe enfrentarse al apocalipsis, y para ello recrearan el universo en el que viven y así intervenir en el tiempo. En el pasado...